Día 10 - Gen 2:4-15

4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Génesis 2:4-15


El capítulo 1 hizo una descripción rápida de como a lo largo de esos días Dios creó todas las cosas que existen. A partir del capítulo 2 y versículo 4 se hace una ampliación de cómo Dios lo creó.

He leído muchas teorías y críticas a éste pasaje donde se lo ubica como una segunda creación. Hay quienes mantienen que Dios crea un segundo “ser humano”, pero ésa teoría, al igual de la segunda creación, está totalmente fuera de contexto con todo el resto de la Palabra de Dios. Debemos entender que esas teorías, por lo general, vienen de fuentes que intentan encontrar errores en el texto bíblico y negar que la Biblia es la Palabra de Dios.

Si leemos cuidadosamente y además con la guía del Espíritu de Dios, podemos ver con claridad que es lo que hace el texto bíblico: ampliar algunos conceptos sobre la creación redactada en el capítulo 1.

Primero amplía el concepto sobre cómo Dios preparó el clima de todo el planeta. Menciona que no llovía. (De hecho la primera lluvia iba a ser el diluvio del capítulo 7) Toda la tierra era regada por un rocío que era provocado por el efecto invernadero positivo que ya hemos visto con anterioridad, como resultado del un vapor que subía de ella misma. Eso, agregado a la temperatura estable, hacía que todo el año las plantas nacieran, se reprodujeran y crecieran a tamaños gigantes.

En segundo lugar habla sobre la creación de ser humano. A lo escrito en el primer capítulo agrega como fue ésa creación. Tomó del polvo de la tierra, lo formó y sopló en su nariz aliento de vida. La voz de Dios había creado todo lo que existe. Ahora de esa misma boca salía vida. Un ser inerte formado de tierra se volvía un “ser viviente”. Éste “ser viviente” no era igual que los otros creados. Los anteriores fueron creados por la voz de Dios. Éste “ser viviente” fue moldeado por Dios y recibió el soplo de Dios en forma directa e individualmente.

Luego cuenta que Dios plantó el huerto y puso al ser humano allí. Y le dio un trabajo útil. Éste no sería un simple componente del ecosistema sino, como vimos también anteriormente, y vuelve a remarcar al final de éste pasaje,  el ser humano iba a ser el responsable de labrar y cuidar ese lugar.

También menciona la existencia de dos árboles “especiales” en medio de todos los demás. El texto menciona a ambos llamándolos “El árbol de la vida” y “El árbol de la ciencia del bien y del mal”. Luego volveremos sobre éstos árboles.

Pero también menciona su ubicación geográfica en cierta manera. Menciona que en medio del huerto había un río y de él salían cuatro brazos.

Por un lado nos puede orientar sobre dónde estaba ubicado el huerto de Edén, ya que menciona el nombre de esos brazos: Havila, (dónde hay oro, y oro bueno; bedelio y ónice) Gihón (que rodea la tierra de Cus) Hidekel (Que va al oriente de Asiria) y Eufrates. Si bien el diluvio ha cambiado el mapa original de la tierra, quien escribe éste texto, Moises, habla en presente, y podemos entender que así estaba en su tiempo, unos 1000 años después del diluvio. (También vale aclarar que él diluvio hizo desaparecer del mapa al Huerto de Edén.)

Por otro lado tiene algunas similitudes al relato de apocalipsis 22. Allí menciona que en la Nueva Jerusalén, en medio de la ciudad había una calle y un río y a sus costados “El árbol de la vida”. El huerto del Edén fue algo así como el reflejo de lo que será para todos los que creen en Jesús como su Salvador personal, el estar en la presencia de Dios para siempre en el mismo cielo.

  • ¿Cómo cree que es ese fruto, el del árbol de la vida?

Más allá de como será ese fruto no pierda el sentido principal… ¿Quién es el creador de ese árbol? El mismo Dios que ES ¡VIDA!

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque tu eres vida y la has querido compartir conmigo. Yo no estuve en el huerto del Edén pero gracias porque gracias a la obra del Señor Jesús podré gustar de los frutos del árbol de la vida cuando esté en el cielo contigo. ¡Cuánto deseo ese momento! No por el árbol, sino por verte a ti, cara a cara, y al Señor Jesús. En el nombre de él, el Señor Jesús, Amén.