Día 1 (70) - Gn: 25:24-26
Entramos en la parte 5 de Génesis. Abraham ya quedó atrás en la historia, e Isaac va cediendo su lugar de preponderancia en la historia bíblica, pues uno de esos niños mencionados ayer va a ocupar ese lugar. De esta manera entramos en la parte 6 del libro de Génesis.
24 Cuando
se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su
vientre. 25 Y salió el primero rubio, y era todo velludo como
una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 26 Después salió su
hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su
nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los
dio a luz. Génesis 25:24-26
Ayer vimos cómo resolvió Rebeca su problema: buscó la ayuda de Dios. Y Dios le respondió con claridad y prontamente. El embarazo de Rebeca siguió y llegó el día en que los hermanitos tenían que nacer.
Primero nació Esaú. La Biblia dice que era rubio y tenía mucho pelo, era bien velludo. Nos cuenta que su piel era como una pelliza. ¿Sabes qué es una pelliza? Es un abrigo al cual se pone cuero de animal por fuera, queda todo lleno de pelos a la vista. Así era Esaú desde que nació. De hecho Esaú significa “velloso”.
Después nació Jacob. Se nos cuenta que su mano estaba trabada en el calcañar de Esaú. ¿Saben qué es el calcañar? Es la parte posterior de la planta del pie. Aparentemente la mano de Jacob estaba agarrada como una pinza al talón de Esaú. Pareciera como que Jacob le dijera: “No te vas sin mí” o “Yo voy con vos, sino ¿con quién me voy a pelear?. Tal vez sería: “¡no quiero que nazcas primero! Es por eso que se llamó Jacob, ya que Jacob significa: “el que toma por el calcañar”; aunque también se puede traducir como: “el que suplanta”. A lo largo de la historia entenderemos mejor este segundo significado.
Los dos hermanos habían nacido. De ambos surgirían dos grandes pueblos, aunque en uno de ellos se cumpliría la promesa de una descendencia que llevaría al Salvador del mundo. Pero mientras tanto había un problema: ¡los dos se peleaban desde antes de nacer!
Debemos entender que de nada nos sirve pelear. Algunos piensan que pelear nos hace más fuertes, o mayores. En éste verano, que está por terminar en unos pocos días, hemos visto un gran número de noticias sobre la violencia. Hemos sido conmovidos, veranos atrás, con el asesinato de un joven a golpes por un grupo de también jóvenes en la costa atlántica de Buenos Aires. También sendos videos de golpizas y peleas entre bandas. Además de luchas sangrientas en las tribunas de estadios de futbol, protagonizadas por facciones que quieren mandar sobre otras, o están enemistadas entre ellas. O también podemos observar la violencia que hay en las calles con conductores que reaccionan de manera terrible ante cualquier problema que surge, aunque sea pequeño.
Jesús enseño que el mayor en el reino de los cielos es el que es humilde como un niño. La grandeza se demuestra en el amor y no en la pelea. También debemos aprender que las peleas solo traen problemas a nuestra vida y solo habrá tristezas. Jacob y Esaú no habían aprendido aún la lección y por eso se dirigían a muchos problemas y grandes tristezas.
¿Cómo te comportas tú? ¿Eres de las personas que se pelean por cualquier cosa, o los que tratan de llevarse bien con todos?
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¿Cuáles son las dos cosas que debemos entender que traen las peleas?