Día 10 (79) - Gn 27:25-33
25 Dijo también: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. 26 Y le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío. 27 Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; 28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto. 29 Sírvante pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren. 30 Y aconteció, luego que Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar. 31 E hizo él también guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga. 32 Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33 Y se estremeció Isaac grandemente,... Génesis 27:25-33
Luego de todas las oportunidades que Isaac le había dado a su hijo para ver si estaba diciendo la verdad o no, Jacob se mantuvo en engañar a su padre. Después Isaac le pidió que le alcance la comida y comió.
Cuando
terminó de comer le pidió Isaac a Jacob que se acerque y le de un
beso. Jacob se acercó y le besó. En ese momento Isaac olió el olor
de la ropa que era de Esaú, y entonces empezó a darle la bendición.
Isaac
había usado primero el oído. Escuchó la voz y le pareció que era
de Jacob, pero esa voz le dijo que era Esaú. Luego usó el tacto, y
palmó detrás de la cabeza y en las manos, y le pareció que era la
piel de Esaú, pero en realidad era de un cordero.
Luego
usó el gusto para que al comer el guiso pudiese comprobar si era el
que Esaú hacía, pero aunque no lo era no pudo darse cuenta.
Y
por último usó el olfato, y la ropa de Esaú exhaló el aroma de su
dueño, pero no era él el que la llevaba.
Dios nos ha dado los
sentidos. Los sentidos nos ayudan a poder relacionarnos con lo que va
pasando a nuestro alrededor. Esta parte de la vida de Isaac nos
muestra que tenemos que tener cuidado con ellos pues muchas veces nos
puede llevar a equivocarnos. Isaac tenía un impedimento: no podía
ver. Muchas veces podemos tener problemas espirituales que hacen que
no podamos ver con claridad lo que sucede en nuestras vidas y cometer
errores que nos perjudiquen a nosotros mismos y a los que nos rodean.
En 1 Pedro 5:8 dice: “
S
ed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;”
Está
buscando personas que estén vulnerables espiritualmente, así como
actuó Jacob y se aprovechó para sacar su propia ganancia. ¡Qué
importante es poder estar siempre cerca de nuestro Dios, y poder
estar amparado por Él!
En la bendición Isaac le pidió a Dios que prospere en todo a su hijo, que la tierra le de mucho fruto y que sea señor de pueblos y que aún su hermano sea su sirviente. Cuando terminó de entregar la bendición Jacob salió de la presencia de Isaac.
Muy pronto llegó Esaú. Preparó la comida que le pidió Isaac y fue a llevársela. Entró rápidamente y le dijo a su padre: padre, levántate, come de lo que te he preparado para que puedas bendecirme. Isaac, sorprendido, preguntó: ¿Quién eres tú? Esaú respondió: soy yo, tu hijo, tu primogénito, Esaú.
¿Te imaginás como se sintió Isaac? ¿Cómo te hubieses sentido tú? La Biblia cuenta que Isaac se entristeció grandemente. ¡Había sido engañado! Isaac no dudó del que ahora estaba hablando con él, no dudó de que había sido engañado.
La familia estaba totalmente destruida. El hijo menor junto con su madre habían engañado al padre y ahora el hermano mayor se encuentra con que su hermano le había arrebatado la bendición.
Muchos
malos actos se habían sumado. No olvidemos que anteriormente Jacob
se había aprovechado de la necesidad de Esaú para comprarle la
primogenitura. Y Esaú la había despreciado cambiándola por un
plato de comida.
Isaac se había equivocado en inclinar su preferencia hacia Esaú y Rebeca se había equivocado por lo mismo con Jacob. Dios iba a cumplir su voluntad de hacer una nación grande descendiente de Abraham e Isaac, pero Isaac, Rebeca, Esaú y Jacob no lo iban a disfrutar.
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¿Cómo está hoy la relación con tu familia?
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¿Estás colaborando para que la bendición de Dios llegue a ella o estás haciendo como la familia de Jacob?