Día 14 (83) - Gn 28:10-22
10 Salió,
pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.
11 Y
llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había
puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera,
y se acostó en aquel lugar. 12 Y soñó: y he aquí una
escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el
cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por
ella. 13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual
dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de
Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu
descendencia. 14 Será tu descendencia como el polvo de la
tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur;
y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu
simiente. 15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por
dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no
te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 16 Y
despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en
este lugar, y yo no lo sabía. 17 Y tuvo miedo, y dijo: !!Cuán
terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta
del cielo. 18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra
que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó
aceite encima de ella. 19 Y llamó el nombre de aquel lugar
Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. 20 E hizo
Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este
viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,
21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi
Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de
Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.
Génesis 28:10-22
Ayer vimos sobre la familia de Isaac y como se perdieron de disfrutar de las promesas de Dios. Terminamos en que Jacob, con unos 70 años de edad, tuvo que salir de su casa. Él, que estaba siempre en su casa, ahora estaba caminando por el campo y el desierto camino a Harán, el lugar de donde había salido su abuelo Abraham.
Cuando llegó la primera noche en el camino, muy cansado, hizo una cama, usando una piedra de almohada y se acostó a dormir. Soñó que había una escalera que estaba apoyada en el suelo y llegaba hasta el cielo. Por esa escalera subían y bajaban ángeles. Y en la parte de más arriba estaba Dios y le habló diciendo: Yo soy el Dios de tu abuelo Abraham y tu padre Isaac. Yo te daré todas estás tierras en dónde estás a ti y a tus descendientes que serán como el polvo de la tierra. Yo te guardaré.
Jacob había hecho todo mal, pero Dios estaba allí, acercándose y tratando de darle una nueva oportunidad. ¡Qué asombroso es el amor de Dios!, que a pesar de que nosotros somos pecadores el nos sigue amando. Claro que debemos recordar que Dios nos ama a nosotros pero no a nuestros pecados. Por eso constantemente está acercándose a nosotros dándonos la posibilidad de acercarnos a él por medio del perdón de nuestros pecados.
Ahora mismo lo está haciendo, esperando un corazón que escuche y esté dispuesto a hacer su voluntad. Dios había dado promesas a Abraham y a Isaac y ahora las renueva a Jacob. En la Biblia encontramos muchísimas promesas entregadas a los escritores de la Palabra de Dios, pero ahora se renuevan para cada uno de nosotros. Otra vez Jesús nos da la oportunidad de reconocer que él es Dios y quiere estar de nuestro lado, o, que quiere que estemos de su lado, y no del lado del mal.
Cuando Jacob despertó dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar y yo no lo sabía. Jacob sabía que había hecho todo mal. Que ahora estaba huyendo de su casa como resultado de sus malos actos. Tal vez pensó que iba solo por el desierto y que nadie estaba con él y nadie sabía exactamente por donde estaba. Pero Dios le mostró que estaba equivocado. Dios no estaba de acuerdo con todo lo que Jacob había hecho. Recordá que la Biblia dice que Dios se agrada en la obediencia y no en el pecado. Pero aún así se acercó a decirle: “Yo estoy a tu lado”.
Siempre recuerda esto: cuando te sientas solo, cuando pienses que no hay nadie a tu lado, es porque vos estás lejos de Dios, pero Dios siempre está a tu lado. Siempre está esperando que lo puedas recordar y ores y te acerques a él. Dios le dijo: Yo soy el Dios de tu padre y tu abuelo; pero quería ser también el Dios de Jacob; pero era Jacob el que tenía que elegir.
Continuamente Dios te habla, te dice que Él es el Dios creador de los cielos y la tierra, que es el Dios de tus pastores, te dice que el Dios de tus maestros de la Biblia; pero también quiere ser tu Dios. El puso esa decisión en tus manos, vos sos el que decidís. Jacob tenía que decidir, pero lo hizo en parte. ¿Sabés lo que dijo? Dijo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y ropa para vestir, y si volviese en paz a mi casa, entonces Jehová será mi Dios. ¡Que triste su planteo! En vez de decir Jehová es mi Dios y pedir su ayuda, le dijo a Dios que cumpla esas cosas y después el iba a creer. Muchas personas hoy piensan así. No tienen el orden como el siervo de Abraham. Muchos problemas lo esperaban porque decidió seguir haciendo la suya en vez de poner su vida en las manos de Dios.
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¿Qué lugar ocupa Dios en tu vida? ¿el de Dios o el de pedido ya?