Día 18 (87) - Gn 29:21-26
21 Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella. 22 Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete. 23 Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella. 24 Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada. 25 Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado? 26 Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor. Génesis 29:21-26
Ayer quedamos en que Jacob empezó a trabajar por Raquel durante… ¡7 años! ¿Cómo le pareció todo ese tiempo? ¿Por qué? Si, dice que le pareció como pocos días porque la amaba. Qué importante es poder amar lo que hacemos. Puede pasar que a veces no nos gusta lo que tenemos que hacer, pero si entendemos que es lo que necesitamos hacer por nuestro bien, entonces podremos hasta llegar a amar lo que antes rechazábamos. Muchas veces deseamos quedarnos en nuestra casa y no podemos, pues tenemos que cumplir con nuestras obligaciones. Pero, por el contrario, recuerdo cuando en el 2020 debíamos quedarnos en casa. Después de varios días se buscaba la forma de salir, aun violando las disposiciones de ese entonces. (por supuesto no estoy hablando de los que desempeñaban actividades esenciales) Posiblemente ya no queríamos quedarnos en nuestra casa tanto tiempo, queríamos poder salir. Pero cuando nos dábamos cuenta que quedarnos en nuestra casa sin salir era lo mejor que podíamos hacer por nuestra familia, las cosas cambiaban. Que bueno es saber que haciendo las cosas bien, aunque no nos guste del todo, estábamos haciendo lo correcto, no porque nos obligaban, sino porque amamos a nuestra familia y queremos lo mejor para ellos. ¡Cuanto más si es lo que Dios nos manda en su Palabra, la Biblia!
Seguimos con la historia y encontramos a Jacob contando cada día de los siete años para el momento dónde se podría casar con su amada Raquel. ¡Y al fin llegó e se día! Ya había pasado todo ese tiempo. Jacob había servido a Labán con muchas ganas, pues estaba enfocado en el porqué lo hacía: su amada Raquel. El día del casamiento Labán llamó a todos los varones de aquel lugar. Se los llamaba para que sean testigos del casamiento. En ese momento no existía el registro civil ni jueces que certificaran el casamiento como sí hay hoy. Entonces esa noche Labán dio a Jacob a Lea y no a Raquel. No sabemos como Jacob no se dio cuenta. No sabemos si ambas hermanas eran tan parecidas que no las pudo distinguir en la oscuridad de su tienda. No sabemos si Jacob había festejado mucho en el banquete que dio Labán y no estaba totalmente consiente de lo que hacía. Pero el hecho es que a la mañana se dio cuenta que había pasado esa noche con Lea y no con Raquel.
Jacob entonces fue a su suegro y le dijo: ¿Por qué me has hecho ésto? Y usa el término "engañado". Yo te he servido por Raquel y no por Lea. Pero Labán le respondió: acá no hacemos las cosas así. Lea es la mayor y se debe casar primero. Allí estaban todos los testigos y no se podía cambiar nada.
Muchas veces hemos escuchado la frase: lo que se siembra se… cosecha. Lo dice Gálatas 6:7. Jacob había llegado a Harán habiendo engañado a su hermano y padre. Ahora empezaba a cosechar lo que había sembrado: él ahora era el engañado. Todos los testigos estaban de acuerdo con Labán pues todos tenían las mismas costumbres. Labán había hecho con Jacob lo mismo que Jacob había hecho con Esaú. O podríamos decir: Jacob cosechó de Labán lo mismo que sembró con Esaú. Dice luego en Gálatas 6:9: “ No nos cansemos de hacer bien: porque a su tiempo segaremos, (cosecharemos) si no desmayamos. (si no aflojamos) Trata siempre de hacer el bien a todos los que te rodean, pues Dios mismo te garantiza que cuando sea el tiempo ideal, él se va a encargar de que coseches también el bien.
-
Piensa en tres cosas que hoy podrías hacer bien para otros. Trata de hacerlas ahora o lo más pronto posible.