Día 20 (89) - Gn 29:31-34
31 Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. 32 Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido. 33 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón. 34 Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví. Genesis 29:31-34
Hoy tenemos el comienzo de un largo pasaje con muchos nombres y actos complicados. Es muy posible que lo tengamos que leer dos o tres veces para poder ir armando todo el cuadro de como fueron naciendo los 12 primeros hijos de Jacob. Generalmente hablamos de sus 12 hijos, pero en realidad tuvo 13. Doce varones y una mujer. En éstos versículos podemos ver el nombre de esos 12 hijos y porque se llamaron así. Todo tuvo que ver con el momento y circunstancia en que nacieron.
Usted puede intensificar el estudio con un diccionario bíblico e investigar sobre los nombres, pues no es la idea de éstos.
Lo que sí se puede observar el problema de las dos hermanas, esposas del mismo hombre, que además era el primo de ambas. Realmente no es fácil comprender lo que podía pasar por la mente y corazón de cada uno y poder considerar, además, de lo lejano del modelo que Dios había puesto desde el principio.
La que primero aparece es Lea, la mayor. Se deja ver claramente en el pasaje que estaba casada por una cuestión cultural pero no por amor, al menos de parte de él. El pasaje comienza diciendo que Dios vio que era rechazada. Eso que estaba pasando en su interior, que quedaba dentro de cuatro paredes y que parecía que nadie notaba y que podía hacer elevar su nivel de dolor, tristeza y baja autoestima, estaba siendo observado desde lo alto. Que bueno es saber que cuando pensamos que nadie nos tiene en cuenta, hay alguien siempre que observa aun nuestro corazón, necesitado de afecto, comprensión y valoración.
No sabemos si Lea estuvo de acuerdo cuando se casó con Jacob. No sabemos como se llevaban entre hermanas. No sabemos si esto se convirtió durante los primeros 7 años en una competencia entre ellas. No sabemos si ésto había representado para Lea un triunfo en primer lugar, pero ¿Cómo se habrá sentido cuando su flamante esposo pedía que se pudiera casar con su hermana? Ésta no es una historia alegre. Una vez una alumna me preguntó: Profe, pero ¿por qué la Biblia cuenta una historia tan fea? La respuesta no fue fácil, y más teniendo a un grupo de adolescentes enfrente. Mirá – comencé a tratar de explicar – Dios no oculta los errores y pecados de los hombres, aun de aquellos que el usa para cumplir sus planes. Es más, él cuenta cosas tan feas como éstas para que nos demos cuenta de muchas cosas. Una de ellas es el problema del ser humano que obra sin importarle lo que dice Dios, y solo descubre que se va hundiendo. Pero hay otra cosa interesante, al menos para mí. Acá había una joven, Lea. ¿Quién se fijó en su necesidad? No sabemos si alguien pidió su opinión al momento de concretar el casamiento, pero lo que si sabemos que su vida cambió desde un primer momento y nadie la socorrió. Muy posiblemente como muchas mujeres hoy están viviendo. Hacemos campañas contra la violencia de género, y está bien, porque Dios está en contra de la violencia, y mucho más, como leemos en la Biblia, de la violencia cobarde machista. Pero ¿Buscamos a Dios? ¿Tratamos de vivir como Dios aconseja? Dios desde hace muchos años le está diciendo a los seres humanos, y en esto a los varones, que estamos haciendo las cosas muy mal. Pero seguimos empecinados en hacer las cosas a nuestro antojo.
Aun así, el amor de Dios supera toda barrera. Y Lea, que estaba en esa condición tenía una persona que observaba: Dios, y no solo observaba sino que estaba dispuesto a ayudarla, pues si hay alguien sufriendo, Dios también sufre, y como hemos visto en Génesis 6 le duele en su corazón.
Hay muchas canciones que me gustan oír y llenan mi corazón, pero dentro de las que más me desafían es una que dice: “A través de tus ojos, Señor quiero ver este mundo pecador. Un mundo que te despreció así, por el cual tú llegaste a morir” “Si el mundo puedo ver como tú lo ves, en servirte sería más fiel”.
Qué podamos ver a los demás como los ve Dios. Acuérdate que nadie veía a Lea, pero si Dios. Qué éstos días nos sirvan para observar a los demás, en directo o por los medios tecnológicos, y verlos cómo Dios los ve.
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¿Cómo crees que Dios está mirando al mundo de hoy?
Oración:
Querido Dios Padre, gracias porque siempre estás mirando mi vida y mi corazón. Gracias porque sabes cuales son mis necesidades. Ayúdame a ver a los demás como tú los ves. En el nombre del Señor Jesús, Amén.