Día 31 (100) - Gn 32:1-10

Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2 Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim. 3 Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom. 4 Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; 5 y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos. 6 Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él. 7 Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos. 8 Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará. 9 Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; 10 menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Génesis 32:1-10

Ayer vimos sobre el pacto de Labán y Jacob. Jacob aceptó el pacto. Eso significa que dejaría que Dios juzgue como iba a tratar a sus esposas y a sus hijos. Por eso la historia continúa y cuenta que cuando siguieron por el camino rumbo a Canaán, se les apareció unos ángeles. ¡Huau! ¡Dios sí cumple sus promesas! Los ángeles son mandados por Dios y solo él permite que los podamos ver. Los manda generalmente para decirnos algo (ángel significa mensajero) o para cuidarnos, cómo dice en el Salmo 34:7: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.”

Jacob entendió que ahora estaba en un ¡campamento de Dios! Entonces pensó en que era hora de ver que estaba pasando con Esaú. ¿Te acordás de Esaú? Si, el hermano de Jacob, a quién le había sacado la primogenitura y la bendición, y quién había jurado que lo iba a matar. Mandó entonces a unos mensajeros a decirle a Esaú que él estaba volviendo junto con sus riquezas, y que deseaba que pueda hallar gracia ante los ojos de Esaú. ¿Qué quiso decir con hallar gracia? En pocas palabras que Esaú lo pueda perdonar y recibir sin ningún problema.

Cuando los mensajeros volvieron le dijeron a Jacob: ¡el viene a recibirte con 400 hombres! ¿Qué pensarías vos en el lugar de Jacob? ¿Te reirías de felicidad porque te viene a recibir? O ¿Te llenarías de temor porque viene con 400 “amiguitos”? Ésto último es lo que le pasó a Jacob. Conociendo a Esaú, lo que él hacía, y como él era, Jacob se imaginó que así serian esos 400. Entonces, en su miedo, dividió todo lo que tenía en dos grupos diciendo, si ataca a un grupo, el otro escapará. Otra vez Jacob actuando en modo Jacob: primero actúo y después…

Si, después oró. Le dijo a Dios que recordase lo que le había prometido y que lo cuide, en especial a las madres con sus hijos. ¡Cuanto todavía tenia que aprender! ¡Jacob! ¡Dios cumplió cada parte de sus promesas y vos seguís actuando primero y orando después! Te hubieses ahorrado todo ese temor si confiabas en Dios con todo tu corazón. El año va avanzando rápidamente. Dios ha hecho muchísimas cosas por nosotros… ¿Estamos actuando en modo Jacob? ¿Estamos planificando nuestras cosas para lo que queda a nuestra manera? Hoy dale gracias a Dios porque está a tu lado y poné en sus manos confiadamente éste período y lo que vendrá después de éste. 

Sin lugar a duda Jacob seguía llevando fuera del orden de Dios. Cuando primero hacemos nuestros planes, vamos a llegar a un punto en que no sabemos como seguir y el miedo nos invadirá, y allí, nuestro temor, nos llevará a buscar a Dios, pero no como un Padre, sino como un solucionador de problemas por nuestras malas decisiones. Pero si buscamos a Dios en primer lugar como el consejo amoroso de un Padre, entonces podremos ser guiados antes de decidir, y lograremos actuar correctamente y entonces no pasaremos el temor sino disfrutaremos de ver que los consejos y planes de nuestro Dios son maravillosos. 

  • ¿Qué cosa te quita la tranquilidad hoy? Ponela en las manos de Dios antes de actuar.

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque siempre cumples con tus promesas. Ayúdame a buscar tu voluntad todos los días y poner mi vida y la de mi hogar en tus manos. En el nombre del Señor Jesús, Amén.