Día 5 (74) - Gn 26:17-25
17 E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí. 18 Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. 19 Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas, 20 los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él. 21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna. 22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra. 23 Y de allí subió a Beerseba. 24 Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo. 25 Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo. Génesis 26:17-25
Ayer quedamos en el momento en que Isaac había prosperado tanto que hasta el mismo rey de los filisteos, Abimelec, se sentía con menos poder que él; y por eso le pidió que se aleje un poco de su pueblo.
Entonces Isaac desplazó todas sus cosas hasta el valle de Gerar y habitó allí. Y empezó a hacer nuevamente los pozos de agua que había hecho Abraham pero que los filisteos habían tapado. Cuando hicieron el primer pozo y encontraron agua, los pastores que estaban en esa región se pelearon con los siervos de Isaac por el agua de allí. Entonces fueron y cavaron un segundo pozo y al llegar a donde estaba el agua, los pastores de la región hicieron nuevamente lo mismo. Se alejaron un poco más y cavaron un tercer pozo… y ¿sabes que pasó? No pasó nada. No vinieron los pastores a quejarse.
Isaac entendió que ese era el sitio dónde debía estar. Dijo: Dios ahora nos ha prosperado y fructificaremos la tierra, es decir, iban a transformar ese lugar con un poquito de vegetación y árido en un lugar de siembra y cosecha. Y también edificó un altar para adorar a Dios. Y puso, además, allí su tienda donde vivía.
¡Qué ejemplo nos da Isaac y sus siervos! Dos veces hicieron los pozos para sacar agua y las dos veces vinieron pastores del lugar a pelear. Ellos, en vez de ponerse a discutir y pelear, se apartaron y comenzaron nuevamente en otro lugar. Nosotros, tal vez, nos hubiésemos agarrado a trompadas defendiendo lo que creíamos que era nuestro. No es la forma en que Dios desea que obremos. Isaac, entonces, nos da el ejemplo no solo de que no se debe pelear, sino que tenemos que esperar en Dios, pues el nos ha prometido estar con nosotros siempre. En 1ª Pedro 2 dice: “21...porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;” ¡Cuanto debemos aprender como Jesús a poner todo en las manos de Dios!
Aquellos problemas que surgieron por los pozos de agua se podrían tomar de dos maneras. Una era pensar que como yo los hice son míos y los defiendo como sea. La otra manera era pensar.. ¿Será una señal de Dios de que esa no debe ser mi tierra? ¿Cuántas veces queremos algo, pues pensamos que lo merecemos o es lo mejor para nosotros y luego trae grandes problemas? Podríamos volver atrás y repasar la historia de Lot como evidencia de eso. ¡Qué importante es buscar siempre la guía de Dios y esperar en su confirmación! Pero mientras tanto, mientras esperamos su respuesta, nuestra vida debe conducirse según nos enseña Dios, sin peleas, recordando las palabras de Romanos 12: 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Esa misma noche se le apareció Dios y le dijo que era el Dios de su padre Abraham, y que por amor a él bendeciría a Isaac en todo. Que hermosas son las vidas que son dedicadas a Dios; aunque ya no estén más siguen siendo canal de bendición y Dios sigue obrando como ellos habían pedido.
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¿Cómo reaccionas tú cuando alguien te viene a provocar?