Día 6 (75) - Gn 26:26-35   

26 Y Abimelec vino a él desde Gerar, y Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército. 27 Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis aborrecido, y me echasteis de entre vosotros? 28 Y ellos respondieron: Hemos visto que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto contigo, 29 que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz; tú eres ahora bendito de Jehová. 30 Entonces él les hizo banquete, y comieron y bebieron. 31 Y se levantaron de madrugada, y juraron el uno al otro; e Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz. 32 En aquel día sucedió que vinieron los criados de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que habían abierto, y le dijeron: Hemos hallado agua. 33 Y lo llamó Seba; por esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día. 34 Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; 35 y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca. Génesis 26:26-35

Ayer pudimos ver como Isaac entendió que Dios puede obrar aún cuando las cosas parezcan negativas, aún cuando los demás estén en contra nuestro porque creemos en Dios y en lo que dice su Palabra. Y también por lo que hizo al descubrir que ese era el sitio donde debía quedarse: construyó un altar. Al igual que el siervo de Abraham, lo primero que hizo fue adorar a Dios y agradecerle por estar siempre a su lado y guiarlo hacia lo mejor para él y su familia. ¿Te tomas tú también el tiempo para agradecer a Dios por todo lo que te da día a día?

Al poco tiempo vino a su tienda donde vivía el rey Abimelec, sí, el rey de los filisteos. Se hizo acompañar por un amigo y por el capitán de su ejército. Isaac estaba un tanto sorprendido por esa visita y al verlos llegar se acercó y les preguntó: ¿por qué vienen a mí después de que me han echado de entre ustedes? Y ellos le contestaron: “Hemos visto que Jehová está contigo. Y entonces nos dijimos: haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto contigo. No nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado y que solo te hemos hecho el bien y tú eres ahora bendito de Jehová.”

Muchas veces encontramos en la Biblia, como hemos visto algunas veces en otros estudios, que los hombres poderosos se daban cuenta que había un Dios verdadero y que usaba a hombres benditos por Él. Abimelec había venido con cierto temor de que Isaac se hubiese ofendido por haberle pedido que se vaya y que él quisiera vengarse y aprovechara a ese Dios que tenía para hacerlo. El Señor nos dice en Romanos 12:19: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque él dice: Mía es la venganza, yo pagaré". Nunca nosotros debemos vengarnos, debemos dejarlo en manos de Dios. Él obrará a su tiempo.

Abimelec, rey de los filisteos, vino a hacer juramento con Isaac. Ese juramento consistía en que ellos no le iban a hacer ningún daño a Isaac e Isaac no le haría daño a los filisteos. Ese mismo pacto lo había hecho con Abraham varios años atrás y ahora se renovaba con su hijo, Isaac. Con el tiempo, muchos años después, los filisteos romperían ese pacto y comenzarían a pelear contra el pueblo e Israel. Casi unos 1000 años después un filisteo, de lo más famoso y más grande, desafiaría a luchar a todo Israel. ¿Te acordás cómo se llamaba? Era bien, bien grande. Goliat, a quién David derrotaría. Pero para eso falta mucha historia.

Volviendo al momento de Isaac y Abimelec, ese día hicieron o renovaron el pacto que ya estaba hecho con Abraham e hicieron una fiesta para celebrarlo. Luego cada uno se fue a su casa en paz. Ese mismo día los siervos de Isaac habían hecho otro pozo de agua en ese lugar y encontraron agua y entonces Isaac le volvió a poner el nombre de Beerseba a ese sitio, que significa “pozo del pacto”.

Pero el pasaje de hoy termina de una manera triste para Isaac y Rebeca. Nos cuenta que Esaú, en un acto de rebeldía, toma para sí mujer del pueblo en que sus padres no querían, no por discriminación o xenofobia, sino porque estaba en contra del plan de Dios. Esaú no quiso hacer pacto.

En la historia mundial encontramos que los seres humanos han hecho muchos pactos. Algunos han durado muy poco tiempo. Otros unos cuantos años más. Pero siempre alguna de las dos partes o ambas, en algún momento, deciden romperlo, porque el otro no cumplió o ya no le conviene. Pero contrariamente a los seres humanos, Dios, nos dice así en su Palabra, ha hecho con los seres humanos un pacto eterno, que no tiene fin. Dice Isaías 55:3: “Inclinad vuestro oído y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno…” Para hacer un pacto debe haber dos partes dispuestas a hacerlo. El Señor Jesús está esperando para hacer un pacto eterno con cada uno de nosotros. Es un pacto para siempre, pues se compromete a cumplirlo por toda la eternidad y tiene el poder y el amor para llevarlo a cabo.

  • ¿Ya hiciste un pacto con el Señor Jesús? El te está esperando.

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque tu eres un Dios de pactos. Te pido por aquellos que me rodean y no hay hecho ese pacto eterno contigo aún. En el nombre del Señor Jesús, Amén.