Día 9 (78) - Gn 27:21-24

21 E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no. 22 Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. 23 Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo. 24 Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. Génesis 27:21-24 

  Ayer quedamos con Jacob frente a Isaac. Jacob se presentó vestido de Esaú, con cuero de cordero en su cuello y manos, y llevando el guiso preparado por Rebeca. Primero le mintió al decir que era Esaú y luego al decir que Dios lo había ayudado a encontrar rápidamente al animal para la comida. Los chicos usan una frase para decir que alguien no es lo que parece: “es un careta”. La Biblia dice que Satanás es padre de mentira, desde el principio se “disfrazó” de serpiente. Cuando una persona debe acudir a un disfraz, y no me refiero en un cumpleaños, es porque tiene algo que esconder, y si lo tiene que esconder es porque no es bueno. ¿Qué hubiese sucedido si Jacob ese día iba a su padre y le contaba todo lo que había pasado con Esaú el día del guiso de lentejas? Lamentablemente para nosotros es solo especular, pues eso no pasó, pero seguro de que hubiese ahorrado una cantidad enorme de problemas.

Isaac entonces le pidió que se acercara para poder tocarle la piel. (No olvides que Isaac no podía ver) Le tocó las manos y dijo: La voz es de Jacob pero las manos son de Esaú. (pues tenía el cuero del cordero). Y luego Isaac volvió a hablar y le preguntó: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.

Isaac estaba dudando. Pero nunca pensó que su hijo podía llevar una mentira hasta las últimas consecuencias. Le estaba dando una oportunidad de recapacitar si su hijo le estaba mintiendo, pero  a Jacob no le importó y siguió adelante con su plan.  Dios ha puesto en el ser humano algo que se llama conciencia. En Romanos 13:5 el apóstol Pablo escribe:  Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.”  Está señalando que no solo hay que parar en el semáforo en rojo por si me ponen una multa la cual es muy costosa, sino porque así lo debo hacer respetando la ley de tránsito y escuchando a la conciencia natural del ser humano puesta por Dios en nosotros para saber naturalmente como actuar. Lamentablemente el ser humano hoy lucha contra sí mismo, como lo hizo Jacob. Muchos piensan que luchan contra el mundo o un sistema, pero en realidad cuando se actúa “inconscientemente” se actúa contra su propia naturaleza. (vale aclarar que el término “inconscientemente” hace alusión aquí a contra la conciencia y no a inocencia) 

Muchas veces nos pasa lo mismo que le pasó a Jacob. Mentimos y de alguna forma Dios nos da la oportunidad de arrepentirnos. ¿Te acordás de Adán y Eva? Después que pecaron tomando del árbol prohibido Dios se les presentó y les dijo: Adán, ¿Dónde estás?. Dios sabía dónde Adán se había escondido. Le estaba dando la posibilidad de arrepentirse y ser perdonado. Pero lamentablemente no fue así, no se arrepintieron. Todos sabemos que sucedió después.

También nos puede pasar con nuestros padres, profesores, maestros, f amilia, etc . Muchas veces nos dan la oportunidad de reconocer muestro error y así poder arreglar las cosas. Pero elegimos seguir con nuestra mentira por vergüenza, orgullo o vayas a saber porqué. 

Tenés que saber que cuando nos mantenemos en la mentira, nos vamos endureciendo más y más, y las personas que nos rodean nos importan cada vez menos; las cosas también nos importan cada vez menos; y sin darnos cuenta dejamos d e disfrutar las cosas lindas que Dios nos ha puesto en nuestra vida. Así pasó con Jacob. No se daba cuenta que con su forma de conducirse se dirigía a un gran problema y una gran perdida para su vida. ¡Aprovechemos siempre las oportunidades para reconocer nuestros errores y pedir perdón!. Primero a Dios y después a quien corresponda.

  • ¿Hay alguna cosa que hoy tendrías que reconocer que estuviste mal o mentiste? Hoy es la oportunidad de arreglarlo con la verdad.

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque sé que siempre me das oportunidades para reconocer mis errores y pecados. Ayúdame a aprovecharlas siempre. Gracias porque siempre estás dispuesto a perdonar cuando voy a ti con arrepentimiento genuino. En el nombre del Señor Jesús, Amén.