21 E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no. 22 Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. 23 Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo. 24 Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. Génesis 27:21-24
Ayer quedamos con Jacob frente a Isaac. Jacob se presentó vestido de Esaú, con cuero de cordero en su cuello y manos, y llevando el guiso preparado por Rebeca. Primero le mintió al decir que era Esaú y luego al decir que Dios lo había ayudado a encontrar rápidamente al animal para la comida.
Los chicos usan una frase para decir que alguien no es lo que parece: “es un careta”. La Biblia dice que Satanás es padre de mentira, desde el principio se “disfrazó” de serpiente. Cuando una persona debe acudir a un disfraz, y no me refiero en un cumpleaños, es porque tiene algo que esconder, y si lo tiene que esconder es porque no es bueno. ¿Qué hubiese sucedido si Jacob ese día iba a su padre y le contaba todo lo que había pasado con Esaú el día del guiso de lentejas? Lamentablemente para nosotros es solo especular, pues eso no pasó, pero seguro de que hubiese ahorrado una cantidad enorme de problemas.
Isaac
entonces le pidió que se acercara para poder tocarle la piel. (No
olvides que Isaac no podía ver) Le tocó las manos y dijo: La voz es
de Jacob pero las manos son de Esaú. (pues tenía el cuero del
cordero).
Y
luego Isaac volvió a hablar y le preguntó: ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Y Jacob respondió: Yo soy.
Isaac
estaba dudando. Pero nunca pensó que su hijo podía llevar una
mentira hasta las últimas consecuencias. Le estaba dando una
oportunidad de recapacitar si su hijo le estaba mintiendo, pero
a
Jacob
no le importó y siguió adelante con su plan.
Dios
ha puesto en el ser humano algo que se llama conciencia. En Romanos
13:5 el apóstol Pablo escribe:
“
Por
lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del
castigo, sino también por causa de la conciencia.”
Está
señalando que no solo hay que parar en el semáforo en rojo por si
me ponen una multa la cual es muy costosa, sino porque así lo debo
hacer respetando la ley de tránsito y escuchando a la conciencia
natural del ser humano puesta por Dios en nosotros para saber
naturalmente como actuar. Lamentablemente el ser humano hoy lucha
contra sí mismo, como lo hizo Jacob. Muchos piensan que luchan
contra el mundo o un sistema, pero en realidad cuando se actúa
“inconscientemente” se actúa contra su propia naturaleza. (vale
aclarar que el término “inconscientemente” hace alusión aquí a
contra la conciencia y no a inocencia)
Muchas
veces nos pasa lo mismo que le pasó a Jacob. Mentimos y de alguna
forma Dios nos da la oportunidad de arrepentirnos.
¿Te
acordás de Adán y Eva? Después que pecaron tomando del árbol
prohibido Dios se les presentó y les dijo: Adán, ¿Dónde estás?.
Dios sabía dónde Adán se había escondido. Le estaba dando la
posibilidad de arrepentirse y ser perdonado. Pero lamentablemente no
fue así, no se arrepintieron.
Todos
sabemos que sucedió después.
También
nos puede pasar con nuestros padres, profesores, maestros, f
amilia,
etc
.
Muchas veces nos dan la oportunidad de reconocer muestro error y así
poder arreglar las cosas. Pero elegimos seguir con nuestra mentira
por vergüenza, orgullo o vayas a saber porqué.
Tenés
que saber que cuando nos mantenemos en la mentira, nos vamos
endureciendo más y más, y las personas que nos rodean nos importan
cada vez menos; las cosas
también
nos
importan cada vez menos; y sin darnos cuenta dejamos
d
e
disfrutar las cosas lindas que Dios nos ha puesto en nuestra vida.
Así pasó con Jacob.
No
se daba cuenta que con su forma de conducirse se dirigía a un gran
problema y una gran perdida para su vida. ¡Aprovechemos siempre las
oportunidades para
reconocer
nuestros errores y pedir perdón!.
Primero
a Dios y después a quien corresponda.
-
¿Hay
alguna cosa que hoy tendrías que reconocer que estuviste mal o
mentiste? Hoy es la oportunidad de arreglarlo con la verdad.
Oración:
Querido
Dios Padre, gracias porque sé que siempre me das oportunidades para
reconocer mis errores y pecados. Ayúdame a aprovecharlas siempre.
Gracias porque siempre estás dispuesto a perdonar cuando voy a ti
con arrepentimiento genuino. En el nombre del Señor Jesús, Amén.