Día 11 (125) - Gn 39:13-20

13 Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, 14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; 15 y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. 16 Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa. 17 Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. 18 Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. 19 Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. 20 Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Génesis 39:13-20

Ayer estuvimos viendo como, lamentablemente, muchas veces las personas desean manipular a los demás. Primero les dan ordenes para que hagan cosas que no deben. Si eso no resulta ponen en marcha la seducción y si tampoco resulta usan la violencia. Eso es lo que José tuvo que soportar. Esas personas, cuando están por ser descubiertas, empiezan a poner en su mente la forma de quedar ellos como los perjudicados y hacen grandes simulaciones para que nadie los culpe. Por eso la mujer de Potifar empezó a simular de la mejor manera posible. Primero llamó a los de la casa. Fíjate de la manera que empieza a hablar. Dice: “Miren nos ha traído un hebreo para que nos hiciese burla.” ¿De quien habla? De su esposo. ¿Quién podría enojarse por lo que intentó hacer? ¿En quién confiaría Potifar si hubiesen testimonios cruzados? Ella se tenía que asegurar en primer lugar que el esposo quedara en un lugar de desventaja, como si no la hubiese guardado como corresponde. En Segundo lugar necesitaba testigos. Si venía el esposo y le preguntaba que había hecho, ella iba a poder decir empecé a gritar y los demás dirían que fue así porque ella se los había contado de esa manera. No sabemos cuantos vivian en esa casa, pero sabemos que al menos tenían una hija. (Después volveremos sobre ese punto)

Luego llegó el momento en que entró a la casa Potifar. El lugar de Jefe de la guardia del Faraón debía ser de un hombre con carácter, un tanto rudo y muy determinante en sus decisiones. Ella le habló de forma similar. Lo primero que le dice es: el siervo hebreo que me trajiste. Es decir, lo culpa por lo vivido. (Me hace acordar, otra vez, las palabras de Adán a Dios, ¿Te acordás? “ La mujer que tu me diste”. La misma forma de excusarse) Luego continuó diciendo que ella empezó a gritar y entonces el salió corriendo. (Cuando en realidad los gritos habrán sido posteriores para llamar a los demás de la casa)

Me quiero poner un instante en el lugar de Potifar. La Biblia solo dice que tomó a José y lo puso en la cárcel. Aparentemente la frase está diciendo que él personalmente hizo eso. Si el escrito diría que mandó a poner en la cárcel, querría decir que mandó a hacerlo pero no lo hizo personalmente. Lo que sí dice también es que Potifar se enojó cuando la mujer le dijo: “Así me ha tratado tu siervo”. Su esposa le estaba diciendo que él tenía a el esclavo en un lugar demasiado alto. Qué él la había dejado expuesta (al igual que a su hija) y que la culpa, en pocas palabras, la tenía él por confiar tanto en ese muchacho “hebreo” (Lo pongo entre comillas para resaltar la forma despectiva en que usaba el término, pues lo reitera varias veces) Pero… ¿ese enojo era por José?

Aquel hombre que estaba acostumbrado a desafíos difíciles a lo largo de su vida, se veía en medio de una decisión pronta y difícil. El delito por el que se acusaba a José era digno de muerte, pues era contra la mujer del segundo hombre en autoridad de todo Egipto.

Muchas veces digo que me hubiese gustado estar en tal o cual historia de la Biblia para mirar los gestos de las personas. En este caso me hubiese gustado estar para ver la cara de Potifar al ver la cara de José. Creo que él mismo quiso ir a ver esa cara. El mismo quiso comprobar lo que decía su mujer. ¿Qué habrá visto? ¿Qué pensó al ver a ese muchacho al cual tuvo en alta estima? ¿Qué podía pensar de aquel que nunca le había dado un motivo para desconfiar? ¿Qué podría hacer con el que él mismo había comprobado que Dios estaba con él? ¡Que decisión! Pero Dios sigue obrando. A la mujer le falló la presión sobre José y creo que también le falló sobre Potifar. No sé que vio Potifar en la cara de José, pero creo que siguió viendo al joven hebreo que daba confianza. ¿Por que pienso eso? Porque José había sido acusado de intentar abusar de su propia esposa. Había salido desnudo delante de todos los que cruzó camino a su lugar de vivienda, y muchos testigos habían sido convencidos por ella del hecho en que se lo acusaba. Además era un delito de muerte. Y aún así, enojado, Potifar lo lleva a la cárcel.

Me llena de paz, nuevamente el poder saber que Jesús pudo decir 1700 años después en Mateo 5 : “ 11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.”  Muchas veces tratamos de explicar que es ser bienaventurados. Usamos muchas palabras. Pero José pudo comprobar en carne propia que ser bienaventurados es el poder comprobar que el poder de Dios está sobre todo poder humano, sobre toda peste y sobre todo virus. (como pasó en el 2020) Y si nos alcanzan, es porque Dios lo permitió para hacer algo en nosotros. 

  • ¿Qué ve la gente cuando ve nuestro rostro?
    ¿hay algo que pueda alguien hacerte si Dios no lo permite?

Oración:

Querido Padre Dios, gracias porque sé que tú estás sobre todas las cosas. Gracias porque puedo poner mi corazón confiadamente en tus manos. Ayúdame a nunca perder de vista eso, y mucho más en ésos días que se presentan difíciles en mi vida. En el nombre del Señor Jesús, Amén.