Día 14 (128) - Gn 40:9-23
9 Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí, 10 y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas. 11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón. 12 Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. 13 Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero. 14 Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. 15 Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel. 16 Viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza. 17 En el canastillo más alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza. 18 Entonces respondió José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son. 19 Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti. 20 Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores. 21 E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón. 22 Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José. 23 Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó. Génesis 40:9-23
Ayer quedamos en el momento en que José observó que los jefes que habían sido apresados, estaban con el semblante decaído y decidió preguntarles. Ellos le dijeron que habían tenido un sueño cada uno. José entonces les dijo que de Dios son las interpretaciones, por lo tanto les solicitó que compartan con él sus sueños.
Los dos soñaron con cosas que tenían que ver con la actividad que desarrollaban. Ya hemos dicho anteriormente, que Dios, en esos momentos, usaba los sueños para comunicar mensajes importantes, y justamente usó lo que cada uno ejercía para hablarles de algo importante. El jefe de los coperos fue el primero en contar. El habló de una vid. La vid, justamente, era la proveedora de la materia prima para su trabajo. Su sueño arranca exactamente desde la raíz de su tarea. Dice que la vid salen tres sarmientos. Luego comienza a brotar, vienen las flores y luego los racimos de uvas. Un proceso que lleva un tiempo se dio en una misma noche en la mente del especialista en vides y vinos. Pero siguió explicando que en su sueño, él tomaba las uvas, las exprimía y daba la copa en mano del Faraón. Otra vez un proceso que lleva su tiempo, pasó por la mente de él en unos instantes. Cualquiera de nosotros le diríamos que es sueño es por sus deseos de volver a su lugar de privilegio que tenía en la cercanía con el Faraón. Pero esa no fue la respuesta de José. Él le dijo que en tres días, por los tres sarmientos, iba a volver a su lugar de servicio delante del Faraón. La cosa no era un deseo, sino una realidad que en tres días iba a suceder.
José por primera vez en el relato de Génesis, habla de sí mismo. Estaba tan seguro de que en tres días iba a volver el copero al Faraón, que le dijo que cuando esté frente a él, le comente que el sueño se lo interpretó un hombre que fue arrancado de su familia y fue encarcelado sin hacer nada malo.
El jefe de los panaderos estaba escuchando, y como vio que todo era para bien se animó a contar su sueño. También yo soñé. En el sueño tenía tres canastos sobre mi cabeza. Los mejores manjares de pastelería estaban en el canasto de más arriba, y las aves se comían las cosas que estaban en ese canasto sobre mi cabeza. En el caso de éste sueño no se plantea ni de la raíz de la tarea, ni de la materia prima, sino del producto terminado. Algo había pasado en el “producto terminado” del jefe de los panaderos que lo había puesto en ese lugar. José empieza a describir el significado. Los tres canastillos son también tres días. Pero el resultado es otro. En tres días Faraón sacará tu cabeza y las aves comerán de tu carne. Fueron palabras muy duras, pero José no podía mentir ni disfrazar lo que iba a suceder.
La Pregunta es: ¿Para qué Dios les dio éste sueño? Siempre los motivos son múltiples. Dios tiene propósitos que se van articulando entre todos. ¿Qué quiero decir? Que esos sueños no eran solamente para ellos, sino para José también y para los que los rodeaban en la cárcel. El primer motivo general era demostrar como Dios está sobre todas las cosas. Para el panadero era la última oportunidad que tenía de 72 horas para arreglar su eternidad con quién estaba revelando su devenir. Para el copero era la oportunidad de entender que el regreso a su lugar era expresado por un Dios que era superior a todos esos que formaban parte de sus creencias. Para José era el poder acercarse a éstos hombres para hablarles sobre el Dios que todo lo sabe y da oportunidades a las personas que no siempre ellas aprovechan. Era esencial para ambos jefes que la cosa pasaba por creer y confiar en la palabra de Dios expresada por medio de José. Para los de la cárcel era seguir corroborando de que José era una persona guiada por un Dios diferente y superior a todos los que ellos conocían.
A los tres días se concretó todo como José dijo. ¿Te imaginás lo que habrá sido ese día la cárcel? Nos sabemos si muchas personas se enteraron, pero los dos jefes habían consultado a otros y nadie le había podido interpretar los sueños. Posiblemente esas personas se enteraron de lo dicho por José y cómo se cumplió. Justamente ese día era el cumpleaños del Faraón, y en medio de la fiesta, el jefe de los coperos volvió a dar su servicio y fue muerto el panadero.
EL pasaje de hoy termina diciendo que el copero, una vez que estuvo en su lugar al lado del Faraón, no se acordó de José. Por eso el que comenzó como esclavo, luego pasó a ser el esclavo preso y ahora era el esclavo, preso y olvidado. Pero Dios seguía haciendo su obra en la vida de José. Ya habían pasado 11 años desde que fue vendido por sus hermanos. ¡Pero Dios seguía entrenando a José para algo realmente grande!
-
¿Qué pasa por tu mente en ésos días donde todo parece tan difícil de afrontar y seguir? ¿Crees que es un entrenamiento de Dios o una pérdida de tiempo y de días de vida? Todo depende de vos. Todo depende del lugar que le das a Dios en éstos días. José podía soportar todo lo que le iba pasando porque entendía que Dios lo estaba preparando para algo superior.