Día 15 (129) - Gn 41:1-14

Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; 2 y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. 3 Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; 4 y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. 5 Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña, 6 y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano; 7 y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño. 8 Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón. 9 Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas. 10 Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos. 11 Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado. 12 Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño. 13 Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado. 14 Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. Génesis 41:1-14

El capítulo 40 está separado por dos años con el capítulo 41. Los sueños del copero y del panadero habían quedado atrás. Ya José era un hombre con 30 años de edad. Si, habían pasado 13 años de aquel momento en que sus hermanos lo habían vendido como esclavo, y ahora era el muchacho de 30 años esclavo, preso y olvidado, pero no de Dios.

Ahora el que tiene un sueño es el Faraón. Creo que no hace falta recordar que Dios usaba muchas veces los sueños para comunicar algo importante a las personas. De hecho aun faltaban unos pocos más que 400 años para se comenzara a escribir la Biblia, la Palabra de Dios, por eso era un método muy usado. Dios ponía en la mente de la persona, y ésta veía recreado en su sueño lo que Él quería comunicar. Había pasado cuando José tenía 17 años y tuvo esos dos sueños. También había pasado con el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos. Ahora le llegaba el turno a Faraón, y como me gusta decir, el hombre más poderoso del mundo en ese momento. Siempre Dios se comunicaba usando elementos que eran importantes para la persona que soñaba. El hecho de que Faraón estaba junto al río en su sueño, no era una casualidad. El mismo Faraón era considerado la encarnación de un dios, el dios sol, “Ra”. El rio Nilo, que bañaba la tierra de Egipto y se extendía a lo largo de él, era una pieza fundamental, el que daba vida a esas tierras, por eso también se lo consideraba una deidad. Era comprensible en su sueño que del río salieran 7 vacas gordas, pues el río daba la vitalidad que se necesitaba para la vida. Pero que problema era poder entender que de ese mismo río salían 7 vacas totalmente enjutas de carne, es decir que su piel estaba pegada a los huesos, con un aspecto aterrador. En ese momento la mente del soñador habrá empezado a experimentar la confusión que fue en aumento al ver que esas 7 vacas esqueléticas se comían a las gordas y seguían tan delgadas como antes. Por eso se despertó. Muchas imágenes se habían mezclado en su mente, pero podría haber sido por la dura tarea que le toca todos los días a una persona tan importante como él. Entonces se volvió a dormir.

Ahí Dios utilizó el otro recurso fundamental para Egipto. En el primer sueño había sido el rio sagrado y la ganadería. Ahora sería la agricultura. Sueña con una caña y que de ella salen 7 espigas llenas y hermosas. Es interesante como Dios lo lleva a considerar y contar el número de espigas, dando en el sueño datos muy exactos y seguros. Y después, en la misma caña, salen otras 7 espigas pero menudas, abatidas y marchitas. Éstas últimas devoran a las primeras. Y ahí se volvió a despertar pues ya su mente no podía pensar en una simple pesadilla. Posiblemente haya pensado en que sus dioses le estaban intentando decir algo, no lo sabemos, pero su espíritu estaba agitado, por eso hizo llamar a los magos de Egipto y a todos los sabios para que le dijesen que significaban los sueños, pero ninguno pudo darle una respuesta.

Entró en la escena el jefe de los coperos y reconoció su error durante dos años. Le hizo referencia sobre lo que había pasado en la cárcel unos 730 días antes. Le habló sobre un joven hebreo, siervo del jefe de la guardia que les había interpretado el sueño a ambos y las cosas habían pasado exactamente como dijo. Rápidamente Faraón mandó a traerlo a su presencia.

Había pasado dos años. No sabemos si José seguía pensando en el copero y rogando a Dios que le haga acordar de lo que había pasado en la cárcel, pero aquí podemos apreciar una enseñanza maravillosa. ¡Qué importante es sembrar continuamente! ¿Alguna vez sembraste una semilla? En la escuela primaria se suele hacer un germinador. Desde el momento en que se ponen las semillas en el frasco todos los días se mira para ver que pasa y ¡parece tardar tanto! Hay semillas que tardan años en dar fruto. Existen plantas que tardan décadas en dar su flor. La naturaleza, creación de Dios, nos da el ejemplo de la importancia de siempre sembrar. José sembró con el ejemplo en aquella cárcel y, como vimos anteriormente, mostrando su interés por el prójimo como Cristo nos enseñó. Ese acto de aquella mañana en una celda escondida en una cárcel de un rincón de Egipto iba a abrir las puertas hacia el poder oír la voz de Dios que salvaría la vida a millones de personas que podrían morir de hambre.

Cómo hijos de Dios debemos aprovechar para poder sembrar de Dios en todo momento. No perder el tiempo en vanas discusiones políticas, religiosas, (no me refiero a enseñanzas bíblicas, esas son espirituales, no religiosas) etc. sino que mientras podemos tener una conexión de socialización con otras personas, aprovechar ese momento para hacer como hemos visto: interesarnos de verdad en el otro, primero oír, y mientras oímos buscar la guía de Dios, para que él ilumine nuestras mentes, para que salgan de nuestro corazón guiado por Dios el consejo que abra las puertas del socorro divino al alma necesita de Él. En aquella celda habían dos hombres acusados de delincuencia, necesitados por saber la verdad, y José fue el instrumento de Dios dispuesto y comunicar a cada uno de ellos. Uno de esos ahora estaba, dos años después, diciendo que José podría ser la persona indicada. Dios nos da un tiempo hermoso para sembrar.

  • Ora al Señor y pídele que ponga en tu corazón quién de tus contactos necesita de Él ahora mismo. Luego haz como José hizo en aquella celda.

Oración:

Querido Padre Dios, gracias por el ejemplo de José. Ayúdame a poder cada día sembrar. Tú has puesto en mis manos tantas semillas y yo muchas veces me las guardo para mí. Deseo que tú me utilices como lo hiciste con José para tu gloria. En el nombre del Señor Jesús, Amén.