Día 19 (133) - Gn 41:43-45

43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: !!Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. 44 Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. 45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.  Génesis 41: 43 - 45

Ayer vimos las tres cosas que distinguieron a José de mano del mismísimo Faraón. Dios estaba haciendo reconocer lo que José era y el lugar que Dios mismo ocupaba en la vida de José. Ese muchacho de solo 30 años ya ocupaba con sus distintivos el segundo lugar de autoridad de todo Egipto.

El Faraón luego lo subió en el segundo carro y pregonaban delante de él: ¡Doblen sus rodillas! Durante 13 años José se inclinaba ante todos los que lo rodeaban, en su condición de esclavo, pero no hay que olvidar que en el corazón y mente de José estaba la persona de Dios, por eso cada vez que se arrodillaba ante alguien, lo estaba haciendo ante Dios, pues él no podía elegir ante quien inclinarse. Pero otra vez se ve como se confirma la Palabra de Dios antes de ser escrita. Eso demuestra que el Espíritu Santo de Dios que inspiró a los 40 escritores, aproximadamente, que pasaron a letras la Palabra de Dios, era el mismo que inspiraba el comportamiento de José. En Santiago 4:10 podemos leer: “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” Moisés unos 4 siglos más adelante escribiría en Deuteronomio 28:1 “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Y puede seguir leyendo el capítulo y es asombroso que todo eso que Dios le promete a su pueblo, José lo está disfrutando 400 años antes de ser escrito. 

Luego mostró el porque había puesto ese anillo en su mano. Le dijo que ninguno haría cosa alguna sin la orden de José. Que confianza tenía Faraón en las palabras, actitudes, aptitudes y decisiones de José. Y luego procedió a poner un nombre egipcio, ya que no se podía utilizar en el rango tan importante que ocupaba un nombre hebreo. Le puso Zafnat-Panea. Significa algo así como “el viviente (persona humana) que ha sido de provisión.” (Pensaban que eso lo hacían los dioses, pero en esta oportunidad fue un humano). Otros opinan que significa “ el que revela los secretos”. (Ambas se pueden aplicar igualmente).

José ya no era esclavo, todo lo contrario, era el señor de todo Egipto, después de faraón. ¿Ya lo tenía todo? En realidad no. Era una persona libre, pero la tarea que desempeñaba no le permitía poder dejarla ni un día, pues en los siete años que venían, cada día era valioso. Eso le impedía poder ir a su casa a ver a su familia. Lo que realmente le faltaba era una familia. Y Dios pronto le permitió poder tenerla. Dice que Faraón le dio una esposa. Algunos historiadores comentan que no estaba permitido a un hombre soltero estar en esos altos cargos. La Biblia dice que le dio a Asenat por esposa. Y leímos que era hija de Potifera, sacerdote de On.  (On era la ciudad donde se hacían las celebraciones al dios sol, que luego se conoció como Heliópolis)

Es increíble poder meditar sobre ésta parte de la historia. ¿Quién era Potifera? Potifar es el diminutivo de Potifera. Sí, Potifera era Potifar. Potifera significa “aquel que Ra ha dado” o “consagrado a Ra”. Ra era el dios sol. Ellos pensaban que el Faraón era la encarnación del dios sol. Pero ahora José se había casado con la hija del hombre que había servido tan fielmente durante muchos años. Potifar fue el primero en Egipto en darse cuenta que Jehová estaba con José. Pero José también se había casado con la hija de esa mujer que lo había acusado injustamente. Siempre me pregunto: ¿Qué habrá pensado Potifar en ese momento?  ¿Qué habrá pasado por su mente en cuanto a lo dicho por su esposa? En su momento he planteado que  Potifar tendría que haber matado a José por el delito en que se lo acusaba, encima era su propia esposa la denunciante. Creo que ahora se estaba disipando alguna pequeña duda que podría haber quedado en su mente de aquel terrible día, varios años atrás. Además, aquella joven , habría visto tantas veces a ese esclavo tan aplicado hacer las tareas de la casa con tanto ánimo. Pero ella también pudo haber sido parte de la familia que su propia madre llamó para hacer la actuación estelar de representar la mentira de lo que ese joven hebreo en realidad no había hecho. Por eso también nos podemos preguntar ¿Qué pasó por la mente de Asenat? ¿Habría confiado en la palabra de su madre o reconoció que aquel joven no era capaz de lo que había sido acusado? Todas estas preguntas no tienen respuestas para nosotros, pero si sabemos, que sobre toda pregunta imaginable que nos puede surgir al ver ésta historia, se destaca sobre todo, el ejemplo incorruptible de una vida guiada por el verdadero Dios de los cielos, lo cual nadie podía negar.

Dios nos muestra, a través de la vida de José, lo importante que es el testimonio. Podrá ser combatido con mentiras, pero Dios mismo se encargará de que las cosas salgan a la luz, y el testimonio de un hijo de Dios fiel, siempre se mantendrá en alto.  Aunque sea atacado por las redes sociales o cualquier otra forma moderna de valoración, siguen vigentes las últimas palabras del Señor Jesús antes de ascender a los cielos, que registra Lucas al escribir el libro de los Hechos en el capítulo 1:8  “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.  Si, el poder del Espíritu Santo, que mora en nuestro interior desde que aceptamos al Señor Jesús como Salvador, nos da el poder para poder ser verdaderos testigos de Jesús, dando testimonio de la obra que Él puede hacer en cada persona que confía en Él.

  • ¿Qué ven en ti las personas que te rodean?

Oración:

Querido Padre Dios, gracias porque cuando acepté al Señor Jesús como salvador personal, tu Espíritu Santo entró en mi vida. Te pido que por medio de él me ayudes a dar testimonio de ti con integridad de corazón y mente. En el nombre del Señor Jesús, Amén.