5 Y
soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron
a aborrecerle más todavía. 6 Y
él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 7 He aquí
que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se
levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor
y se inclinaban al mío. 8 Le respondieron sus hermanos:
¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le
aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras. 9 Soñó
aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que
he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once
estrellas se inclinaban a mí. 10 Y lo contó a su padre y a sus
hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este
que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a
postrarnos en tierra ante ti? 11 Y sus hermanos le tenían
envidia, mas su padre meditaba en esto. Génesis 37:5-11
Ayer empezamos con la historia
de José. Vimos un poco el cuadro familiar complejo en dónde se crió
y pasó los primeros 17 años de vida. Muchos de ellos en Harán, en
el largo camino hasta Canaán, la pérdida de su madre, y el rechazo
tan marcado y violento de sus hermanos.
Lo primero que remarcó éste
capítulo es cómo informaba a su padre. Es notable como aquellos que
tienen la tarea de informar, muchas veces lo hacen condicionado por
su forma de pensar o la línea editorial del medio en que trabajan.
Pero José sabía que debía informar a su padre lo que en realidad
sucedía, pues se trataba de sus hermanos.
Ésta historia nos muestra que
cuando un hijo de Dios actúa y habla con la verdad, puede escuchar
con mayor claridad lo que Dios dice. Eso lo podemos ver en el pasaje
de hoy dónde Dios en dos oportunidades iba a dar un mensaje claro,
no solo a José, sino a todo su grupo familiar.
El primer sueño es referido a
lo que sostenía la economía y la vida de las personas en ese
momento, la agricultura. Cuenta José que en su sueño el manojo que
él ata se pone parado y el de sus hermanos se inclinan hacia el de
él. En el segundo sueño el sol, la luna y 11 estrellas se inclinan
ante él.
Es notable como los diferentes
oyentes interpretan los sueños de dos lados diferentes.
Por un lado los hermanos, cuando
escuchan los sueños, por el odio y envidia que tenían, no pudieron
interpretar en realidad la voz de Dios. Para los que no creen o sus
conductas están lejos de Dios, las palabras de Dios los lleva a
enojarse y usarlos como excusa para desatar su enojo o su “libertad
de expresión”. Ellos interpretaron que José los instaba a la
violencia, que él los provocaba y aprovechaba la preferencia de su
padre sobre él.
Por el otro lado estaba Jacob.
Aparentemente el primer sueño se lo contó solo a sus hermanos, pero
el segundo también a su padre. Cuando Jacob escuchó el segundo
sueño reprendió a José diciendo si pensaba que su padre, madre y
hermanos iban a estar inclinados delante de él. Es importante
destacar que Jacob interpreta el sueño. Nunca José había
mencionado a persona alguna, sin embargo Jacob habla de él mismo, de
Raquel y sus otros 11 hijos. El pasaje bíblico deja en claro que
aunque lo reprendió, se quedó meditando sobre el sueño. Hace no
mucho tiempo había visto cara a cara a Dios Hijo, y por eso estaba
preparado para poder interpretar la voz de Dios. El hecho de quedarse
meditando sobre el sueño, muestra que no se quedó con la idea de
que fue solo la mente de José, sino que había sido Dios quién
había puesto ese sueño en la mente de José. Jacob tenía
experiencia de eso.
Por
último, esos sueños, podían representar para José un consuelo.
Dios le estaba diciendo, de alguna manera, que debía seguir actuando
según los principios de Dios y él lo iba a poner en lo más alto.
Nosotros hoy tenemos ventajas sobre José. Tenemos la Palabra de Dios
completa. En
Santiago 4:10 podemos leer: “Humillaos
delante del Señor, y él os exaltará.” Puede
usar muchas herramientas Dios para que podamos comprobar si somos
humildes y limpios de corazón, hasta nuestros propios seres
queridos. Pero nunca debemos olvidar las palabras del Señor Jesús
en Mateo 5:8, “Bienaventurados los de limpio corazón,
porque ellos verán a Dios.” En
el cielo veremos a Dios, pero también tenemos anticipos cada vez que
Dios nos habla y nos muestra su voluntad.
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¿Cómo está tu corazón delante
de Dios? ¿Está la verdad en él?
Oración:
Querido
Dios Padre, gracias porque tu quieres poner mi vida en lo alto. Te
pido que me ayudes a tener un corazón humilde y limpio,
y
siempre actuar y hablar con la verdad y de la Verdad. En el nombre
del Señor Jesús, Amén.