1 Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos:
¿Por qué os estáis mirando? 2 Y dijo: He aquí, yo he oído
que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para
nosotros, para que podamos vivir, y no muramos. 3 Y descendieron
los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto. 4 Mas
Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos;
porque dijo: No sea que le acontezca algún desastre. 5 Vinieron
los hijos de Israel a comprar entre los que venían; porque había
hambre en la tierra de Canaán. Génesis 42:1-5
Ayer vimos el comienzo de los 7 años de hambre. Vimos que el hambre
se extendió en toda la tierra. También de como el Faraón envió a
los egipcios a ir a José y hacer lo que él les mande, para que en
cada hogar no falte el alimento. El capítulo 41 termina diciendo que
de toda la tierra venían a Egipto a comprar a José, porque en toda
la tierra había hambre.
El comienzo del capítulo 42 nos lleva a Canaán, a la casa de la familia de José. Allí también había llegado el hambre. Podemos saber que ya eran unos 66 que vivían en aquellas tierras e integraban la familia. Dice que Jacob se había enterado que había alimentos en Egipto y les dice a sus hijos: ¿Por qué se están mirando? Esa pregunta nos da varias ideas. La primera es que aquellos hombres, maduros, ante la imposibilidad de no trabajar en el campo, pues no había ni siembra ni cosecha, se quedaron mirándose unos a otros sin hacer nada. Sin buscar la forma de como conseguir el alimento para su familia, como si iría a llover la comida del cielo. Otra es que esperaban que su padre diga algo, que dé alguna idea de lo que se podía hacer en medio de un momento tan complicado. Pero lo que claramente muestra era que no había reacción de parte de ellos.
Fue entonces en que les
dijo a sus hijos que había oído que hay comida en Egipto, y les
mandó que vayan allá y compren para que no mueran de hambre. Y
entonces se fueron los 10 hermanos mayores de José a comprar comida
a Egipto. Por supuesto que no quiso que vaya Benjamín, el menor y
hermano de José.
Es muy sorprendente la actitud de los hijos mayores de Jacob. Todos ellos eran de andar por ahí haciendo verdaderos desastres. Tenían muy mala fama en toda la región y hasta Jacob había empezado a tener miedo que los pueblos de alrededor se unieran contra ellos por las cosas que sus hijos hacían. Pero ahora, ante un problema muy grande, no sabían que hacer, ni reaccionaban, sino que se quedaron mirando uno al otro como diciendo, no tengo ni idea que hacer o si no hacés algo vos, yo no voy a hacer nada. Y tuvo que ser el padre el que llame su atención y tome decisiones urgentes antes de que muriesen de hambre.
Recuerdo que en el año 2020 con la pandemia de COVID19, tuvimos una situación similar a los de la familia de Jacob. Estábamos pasando una situación complicada, como ellos. Por un lado sabemos que tenemos que obedecer las indicaciones de las autoridades, pues eso es lo que nos manda la Palabra de Dios. Si no obedecíamos y nos enfermábamos y contagiábamos a otros podría ser un mal testimonio, el cual no queremos dar. Pero por el otro lado éso trajo muchos problemas. Algunos económicos, pues no se podía desarrollar actividades laborales y sin ellas no hay ingresos. Otros, que posiblemente no pasaron por esa circunstancia, sufrieron un encierro que desanima y mucho, por tantos y tantos días sin poder salir, sin poder estar con personas diferentes a las que convivimos. Ni les digo los que vivían solos o de dos personas.
Son presiones que, o
nos motiva a quedarnos mirando el techo y no tener ganas de nada,
como los hermanos de José o a intentar romper las reglas y abrir
paso por nosotros mismos, sin saber si estamos obrando bien pues
estamos violando las normas expuestas. La Biblia nos dice que debemos
obedecer las leyes humanas siempre y cuando no estén en contra de
las leyes de Dios, pues éstas están en primer lugar en nuestra
vida.
¿Y entonces? ¿Qué
hacemos? En el pasaje de hoy vuelve algo que critiqué mucho en la
vida de Jacob: primero actuaba y luego buscaba a Dios. De hecho en
ningún momento buscó el consejo de Dios. A veces creemos que no hace
falta “molestar” a Dios por cosas que yo puedo decidir con
facilidad. “No tenemos comida” - “En Egipto hay comida” - “
Vamos a Egipto” Listo…. Fácil….
NO. No lo es. Era un largo camino. Había muchos peligros. Hacía falta la guía y ayuda de Dios. Recuerdo que esos días de pandemia hablaba con un hermano que tiene su congregación en un barrio bastante carenciado, y me contaba que muchos hermanos de su congregación habían cambiado de rubro de trabajo y les iba bien, al menos no estaban pasando por necesidad, y entre ellos ayudaban a los que pasaban necesidad. La clave no está en quedarnos mirando el techo, ni tampoco en violar las leyes, sino en buscar la guía de Dios, cada día, pasar tiempo con él, y que él ilumine nuestra mente y corazón. Pues en esa pandemia no sufrió solo nuestro cuerpo, sino también nuestra mente. Pero cuidado, busquemos a Dios también por nuestra salud espiritual. Salomón, inspirado por Dios, escribió en Proverbios 3:
“7
No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo,Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.”
Los hermanos de José
iban camino a una serie de problemas, como cosecha de sus malas
acciones, por vidas guiadas por sus propias opiniones. Temamos a Dios
y podremos recibir todos los bienes que Él mismo promete en Su
Palabra.
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Haz una lista de
actividades y actitudes que debes tener para con Dios, para con los
que te rodean y para los que te necesitan.
Oración:
Querido Padre Dios,
gracias por los momentos de prueba que nos toca vivir. Entiendo que
para muchos es un tiempo de mal, pero para tus hijos es un tiempo de
prueba. Ayúdame a no quedarme de brazos cruzados ni a transgredir las
normas expuestas por las autoridades, sino ayúdame a aprovechar éste
tiempo a planificar mi vida para servirte mejor a Ti, a mi familia y
a las personas que me necesiten. En el nombre del Señor Jesús, Amén.