Día 26 (140) - Gn 42:14-20

14 Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías. 15 En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí. 16 Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías. 17 Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días. 18 Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios. 19 Si sois hombres honrados, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos, y vosotros id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa. 20 Pero traeréis a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.

 

Ayer hemos visto como José trataba de no perder el foco. Nadie puede dudar que en su pasado estaba toda una carga que constantemente podía provocar que la perdiera el rumbo propuesto, pero se nota en el relato del trabajo que trata de hacer para no caer en el “desenfoque”. Nunca debemos olvidar, que si José lo logró, nosotros también podemos hacerlo, pues Dios es el mismo.

En el pasaje bíblico de hoy encontramos otro diálogo de José con sus hermanos. No olvidemos que José lo hacía utilizando un traductor, pero que ellos no solo recibían del traductor las palabras, sino que podían observar los gestos en el rostro del señor de Egipto (José). Qué importante son los gestos que acompañen nuestras palabras. La mayoría de las veces los gestos hablan más que las palabras, y por eso me imagino que no habrá sido fácil para José poder realizar los gestos sin caer en el engaño.

En ese diálogo reafirma lo dicho anteriormente: la acusación de que eran espías. No quisiera dejar pasar el hecho de que los hermanos de José no pensaron en ningún momento de que aquello era una actuación de parte del señor de Egipto. Y creo que la razón por lo que eso sucedió era por sus conciencias manchadas por todos sus actos, hasta delictivos. La Biblia nos muestra reiteradamente que el pecado esclaviza, y aunque alguien puede hacer alarde de sus iniquidades, su corazón y consciencia golpean desde adentro con dolor y falta de paz.

Lo que expone José es que no iban a salir de Egipto hasta que no viniese su hermano menor. Ese hermano menor era todo lo que le había quedado a José de su madre. Posiblemente hasta sus facciones le podrían hacer recordarla. Es notable también que no estaría en su mente, su hermano, como el causante de la pérdida de su madre, como muchas personas piensan cuando les acontece algo parecido a lo de ellos; sino que daba a entender que las cosas habían sucedido bajo la voluntad de Dios, y que aunque no lo podamos entender, debemos aceptarlo. Y Benjamín no era el culpable, sino el regalo que ella había dejado.

Lo que dijo primero fue que uno de ellos se iría a casa llevando un poco de alimento y los otros 9 quedarían presos en Egipto hasta que ese hermano volviese con Benjamín. Ahí surge la pregunta: ¿Por qué pensó así? ¿Qué lo motivó? ¿por qué 9 se quedan y 1 se va? Al revisar nuevamente la historia podríamos pensar que eso tiene relación con el momento en que lo vendieron. Recordemos que nueve quisieron matarlo y luego venderlo, y que solo uno había pensado en sacarlo del pozo y mandarlo de regreso a su casa. Pero como eso no lo dice la Biblia, solo queda en el terreno de la especulación.

Pero si tenemos el dato de que los dejó tres días presos antes de mandar a alguno a su casa y dejar al resto en la cárcel. ¿qué paso en esos tres días? ¿se tomó ese tiempo para pensar como debía obrar? ¿O… buscar la guía de Dios? No se podía esperar mucho tiempo. En Canaán estaba su familia esperando muy necesitada el alimento de Egipto. Las 56 personas que habían quedado estaban al límite de la inanición. El camino de Egipto a Canaán no era sencillo. Había que cubrir un distancia de muchos días de camino, el peligro era inminente a cada rato y además teniendo en cuenta que toda la tierra estaba pasando por hambre, el cargamento de esa persona era oro en alimento. Además… si lograba llegar a Canaán… ¿cuánto podía llevar una persona? ¿Para cuantos días podría alcanzar? A simple viste no pareció ser una buena idea.

Pero en el relato bíblico aparece una frase maravillosa que nos muestra el porqué de esos tres días y de la decisión que tomó al pasar ese tiempo: “Yo temo a Dios”. ¡Maravilloso! Pero… ¿Qué es temer a Dios? ¿Es pensar que si me equivoco él me va a castigar duramente? No, no es eso lo que expresó José y se encuentra muchas veces en la Biblia. Lo que quiso decir es que buscó la guía de Dios y respetar y hacer lo que Él diga. Es muy difícil que alguien con autoridad cambie sus órdenes. Ellos piensan que cambiar la orden es símbolo de debilidad. (Lo vemos muy a menudo en diferentes tipos de autoridades actualmente) Pero José no pensó así, sino que sin dudar la cambió: Uno iba a quedar preso y 9 irían a casa. Ellos iban a poder protegerse y ayudarse durante el largo viaje y podrían llevar comida para un buen tiempo.

José también les dijo otra cosa importante: “Si sois hombres honrados”. Podemos ver el corazón de José en todas esas palabras: primero temía a Dios y por eso en segundo lugar le estaba dando la oportunidad a sus hermanos de ser honrados. Toda la vida los había rodeado la deshonra por sus actos. José, el que había sido odiado, maltratado y hasta planeado matar, le estaba dando una oportunidad a los que habían hecho todo eso sobre su vida. Ahora estaba en manos de esos 9 hombres malos el querer aprovechar esa oportunidad o no. El camino a recorrer no iba a ser el único problema a enfrentar, otras cuestiones se presentarían, pero eso lo veremos mañana, si Dios quiere.

Hoy nos quedamos con la reacción nuevamente de José. Tomar decisiones importantes pero no apresurarse. Tomar tiempo de consultar a Dios y que él le muestre que era lo mejor. Tratar con firmeza pero no con violencia a los que habían sido tan violentos con él. Tratar de hacer el bien a cada uno obrando de la mejor manera. ¡Cuántas cosas se pueden hacer cuando buscamos la voluntad de Dios! Ah, y no lo olvidemos… dar la oportunidad de que otros puedan buscar a Dios y cambiar sus vidas, aunque esas personas pueden presentarse como nuestros enemigos.

  • Ante una decisión como la de José: ¿Cómo harías para decidir? ¿Qué cosas deberías cambiar ? ¿Cuál piensas que será el resultado?

Oración:

Querido Padre Dios: gracias porque nuevamente me muestras que a cada instante puedo contar contigo. Ayúdame a no olvidarlo y buscar tu consejo en cada decisión a tomar, antes de actuar. Ayúdame a ver a mis enemigos como José los miró, que es la mirada de Jesús. En el nombre del Señor Jesús, Amén.