Día 7 (121) - Gn 38:11-23

11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: —Permanece viuda en casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Sela. (Esto dijo pues pensaba: «No sea que muera él también, como sus hermanos.») Tamar se fue y se quedó en casa de su padre. 12 Pasaron muchos días y murió la hija de Súa, la mujer de Judá. Cuando Judá se consoló, subió a Timnat (donde estaban los trasquiladores de sus ovejas) junto a su amigo Hira, el adulamita. 13 Y avisaron a Tamar, diciéndole: «Tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.» 14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, se cubrió con un velo para no ser reconocida y se puso a la entrada de Enaim, junto al camino de Timnat, pues veía que Sela había crecido y que ella no le era dada por mujer. 15 Cuando Judá la vio, la tuvo por una ramera, pues ella había cubierto su rostro. 16 Entonces se apartó del camino para acercarse a ella y, sin saber que era su nuera, le dijo: —Déjame ahora llegarme a ti. —¿Qué me darás por llegarte a mí? —dijo ella. 17 —Te enviaré un cabrito de mi rebaño —respondió él. —Dame una prenda, hasta que lo envíes —dijo ella. 18 —¿Qué prenda te daré? —preguntó Judá. Ella respondió: —Tu sello, tu cordón y el bastón que tienes en tu mano. Judá se los dio, se llegó a ella y ella concibió de él. 19 Luego se levantó y se fue; se quitó el velo que la cubría y se vistió las ropas de su viudez. 20 Judá envió el cabrito del rebaño por medio de su amigo, el adulamita, para que éste rescatara la prenda de la mujer; pero no la halló. 21 Entonces preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: —¿Dónde está la ramera que había en Enaim, junto al camino? —No ha estado aquí ramera alguna —dijeron ellos. 22 Entonces él se volvió a Judá y le dijo: —No la he hallado. Además, los hombres del lugar me dijeron: “Aquí no ha estado ninguna ramera.” 23 Judá respondió: —Pues que se quede con todo, para que no seamos objetos de burla. Yo le he enviado este cabrito, pero tú no la hallaste. 24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: —Tamar, tu nuera, ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Entonces dijo Judá: —¡Sacadla y quemadla! 25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: «Del dueño de estas cosas estoy encinta.» También dijo: «Mira ahora de quién son estas cosas: el sello, el cordón y el bastón.» 26 Cuando Judá los reconoció, dijo: «Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a mi hijo Sela.» Y nunca más la conoció. 27 Aconteció que, al tiempo de dar a luz, había gemelos en su seno. 28 Y sucedió durante el parto que uno de ellos sacó la mano, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: «Éste salió primero.» 29 Pero volviendo él a meter la mano, salió su hermano; y ella dijo: «¡Cómo te has abierto paso!» Por eso lo llamó Fares. 30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y lo llamó Zara. Génesis 38:11-30

Ayer comenzamos con éste capítulo de génesis donde Judá es el protagonista principal. Enumeramos los errores que cometió, diferenciándose enormemente de José. Primero se alejó de su familia, fue a buscar un lugar de descanso fuera de Dios, luego tomó una mujer del lugar que se le había indicado que no debería ser y no supo guiar a sus hijos. El pasaje de hoy comienza luego de la muerte del segundo hijo de Judá. Ambas muertes fueron el castigo directo de Dios, por primera vez en el relato bíblico. Solo quedaba Sela. Es importante, creo, volver a marcar que por Judá pasaría la linea genealógica hasta Jesús, pero también una parte importante de su pueblo, y Dios estaba mostrando que el pecado de su pueblo lo separaría de él, muerte es separación, y no podría disfrutar de las bendiciones y promesas reservadas para su pueblo. 

Volviendo a la historia, Judá le dijo a Tamar que vaya a la casa de sus padres hasta que Sela creciera. Por esa palabra suponemos que era todavía pequeño en edad, pero cuando agrega: no quiero que muera como sus hermanos, nos está dejando una puerta abierta a debe crecer en formación moral diferente a los hermanos. Muchos días después (se puede tomar como que habían pasado varios meses o años) murió la mujer de Judá. Luego de que Judá se consoló de la muerte de su esposa Juda fue con su amigo Hira a ver a los que trasquilaban las ovejas. Alguién le avisó a Tamar, entonces ella se sacó la ropa de viuda y se vistió con su velo y se puso en la entrada de la ciudad, ya que veía que Sela ya había crecido y no se le daba como esposo.

Cuando Judá pasó por allí no la reconoció, y creyó que era una prostituta. El se acercó a ella y le pidió tener relaciones sexuales. Ella le dijo que cual sería el pago por eso. El le dijo que le mandaría un cabrito, pero ella le pidió una prenda en garantía hasta que llegue el cabrito. Le pidió el sello, el cordón el báculo. El se las dio. De la relación Tamar quedó embarazada. Luego ella se volvió a cambiar de ropa de viudez y volvió a la casa de sus padres.

La historia cuenta que cuando llegó el cabrito ella ya no estaba, y nadie la había visto como ramera. Tres meses después le llega la noticia a Judá que Tamar estaba embarazada a causa de sus fornicaciones. Judá pide que se la saque y sea quemada. ¡Qué terrible forma de obrar! El machismo reinante en ese momento, aunque ahora también existe, llevaba a este tipo de acciones. La mujer que llevaba otra vida en su interior iba a ser asesinada. No vemos que la haya llamado para ver que había sucedido. ¡Qué diferente a la reacción que Jesús tuvo cuando le llevaron a esa mujer sorprendida en el acto de adulterio!

Pero ella saca unos objetos y dice que son de la persona de la cual estaba embarazada: el sello, el cordón y el báculo. El pecado siempre pide algo a cambio. En primer lugar era el sello. En el sello estaba la imagen de su dueño. Era no solo su imagen sino que era su identidad y firma. El pecado había salido a la luz comprometiendo toda su imagen e identidad, aunque el pecado ya lo hace desde antes de salir a luz. Al momento de pecar eso es instantáneo, y las personas piensas que no pasa nada. Su imagen era la de un hombre pecador. El cordón era el segundo elemento. Éste se usaba para ajustar la túnica de tal manera que tuviere libertad al caminar. El pecado quita la libertad. Bien dijo el Señor Jesús que el que hace pecado, esclavo es del pecado. Muchos piensas que pueden pecar porque es parte de su libertad, sin darse cuenta que cada vez son más esclavos. El tercer elemento era el báculo. Los pastores de ovejas usaban un palo que de un lado era una vara, y ella servía para encaminar y disciplinar a una oveja que se descarriaba. Del otro lado tenía una curvatura para poder sujetar al animal si estaba en peligro de caer o si escava corriendo de él. A esa parte se la llama cayado. Al palo que tiene la vara de un lado y el cayado del otro se lo llama báculo. El báculo era de apoyo para la persona mayor o cansada de caminar. Era también un símbolo de autoridad, por eso muchas personas que ocupan un lugar importante de autoridad en algunas religiones lo usan como distintivo. Judá también había perdido su apoyo y fuerza, había perdido autoridad, no solo social, sino sobre si mismo, se había quedado sin la protección de la vara y quedaba expuesto a los depredadores. Todo eso es lo que hace el pecado. Por eso, aún dentro del acto que imponía la pena de muerte que había sobre la mujer que adulteraba,  dice de Tamar: Más justa es ella que yo.

Llegó el tiempo de dar a luz y nacieron gemelos. Fue un parto muy curioso, pues dice que uno de los dos sacó una mano afuera, entonces la partera le ató un hilo rojo, pues había salido primero y luego metió la mano nuevamente para adentro. Y salió primero el otro y fue llamado Fares y en segundo lugar el que tenia el hilo de grana, Zara.

Es importante resaltar que Tamar va a ser la primera mujer mencionada en una línea genealógica. En Mateo 1:3 podemos leer: “Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.” Ya aparecen en el tercer versículo del nuevo testamento. Y tiene la particularidad de que no solo Tamar es la primera mujer mencionada de cinco en la lista, (el cinco es el número del testimonio en la Biblia) sino que se menciona al hermano de quién sigue la genealogía, cosa que no se vuelve a repetir. ¿Por qué se lo pone a Zara en la genealogía? La historia de Judá muestra la bajeza del ser humano no solo alejado de Dios, sino enfrentado a Dios. Zara, que significa “brillo” o “radiante” muestra la “radiante esperanza” que había sobre la humanidad perdida. Zara fue el que llevó el cordón rojo. El cordón que comenzó a teñirse en el huerto del Edén con el pecado de Adán y Eva y llegó hasta la misma cruz donde Jesús termino ese teñido con su sangre. (La grana es justamente un hilo teñido de rojo intenso) 

  • ¿Qué piensas cuando puedes ver en la Biblia que Dios hizo una línea perfecta para llegar a Jesús, de personas pecadoras para manifestar su amor por ti? Eso nos tendría que motivar a sentir repugnancia por el pecado.

    O ración:

    Querido Dios Padre, gracias porque has hecho una línea de tiempo desde Adán a Jesús. Pero también has hecho una desde Jesús hasta mi vida. ¡Gracias por tanto amor por mi! En el nombre del Señor Jesús, Amén.