Día 1 (12) - Gn 3:1-7

1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Génesis 3:1-8

E ntramos en un capítulo que marcaría a la humanidad de ahí en adelante. Dios ya había advertido sobre ésto, pues Él todo lo sabe con anterioridad. Son muchos los que dicen: ¿Por qué lo permitió? Si el todo lo puede, ¿No pudo intervenir para que no sucediera?. Dios ha creado al ser humano con la autoridad de decidir. No lo creó y lo largó solo en el mundo, sino que la Biblia dice que hablaba y paseaba todas las tardes con Adán y Eva. En la Biblia tenemos registrado lo que Dios le dijo a Adán antes de crear a Eva, como ya vimos anteriormente. Las palabras de Dios fueron muy claras y directas: si comes de ése árbol morirás.

Hemos visto que tenía a mano el árbol de la vida y por ahí cerca el árbol de la ciencia del bien y del mal. Satanás ya había sido expulsado del cielo por su orgullo y rebeldía contra Dios, y estaba empeñado por hacer caer al ser humano, la mayor creación de Dios. El hecho es que hubo un diálogo entre Eva y una serpiente. Surgen u n par de preguntas ante este diálogo.

1 - ¿Cuánto tiempo pasó desde que fueron creados hasta ese momento?. No tenemos ningún dato directo que nos indique en que tiempo sucedió. El único indicio es que los hijos, según el relato bíblico nacieron fuera del huerto de Edén. Y solo se menciona una edad al nacimiento de Set, el que fue el tercer hijo varón mencionado por nombre en la Biblia: 130 años tenía Adán en ese momento. No tenemos ningún otro indicio. Quiere decir que desde que fueron creados hasta el capítulo tres pasaros como máximo unos 110 o 115 años, (Imaginando que Caín al nacer Set tendría unos 15 o 20 años de edad) pero podría haber sido mucho tiempo antes. Creo que realmente no es importante.

2 - ¿Quién era esa serpiente? Lo primero que es bueno aclarar es que en los primeros capítulos de génesis el término serpiente no se refiere directamente a lo que conocemos como una víbora. Ese t érmino puede ser interpretado como reptil. Si bien siempre hemos visto imágenes como una víbora agarrada al árbol de la ciencia del bien y del mal, ese animal podría haber sido cualquier reptil. En Apocalipsis 12:9 dice: “ Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” ( aquí hace mención a cuando fue echado del cielo Satanás) Y en Apocalipsis 20:2 dice: “ Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;” ( Aquí en alusión a cuando Satanás será encerrado en el reinado milenial de Cristo) En ambas oportunidades  se habla de Satanás, el dragón, la serpiente antigua.  No hay duda que fue Satanás quien dialogó con Eva.

Comienza el diálogo entre ambos. Satanás empieza preguntando:  ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? A lo cual Eva trata de aclarar que pueden comer de los árboles excepto del que se encuentra en el centro del huerto. Curiosamente dice que no puede comer y ni siquiera tocarlo. No sabemos si lo dijo por su propia cuenta o fue Adán que le dijo de esa manera, pues Dios había dicho que no lo coma, no había dicho nada de tocarlo. (Me hace acordar cuando a nuestros hijos le prohibimos algo y le decimos: quiero que ni te acerques) Pero tenía en claro que comer de ese árbol era la muerte.

Satanás se dio cuenta que Eva sabía bien que hacer, por eso comienza el plan de tentación. Una tentación es tratar de sembrar dudas sobre lo que se cree o entendió. Si el tentador logra poner en duda lo que mantiene el tentado, tiene casi lista su victoria. Comienza con una mentira. “No moriréis”, (la muerte sería primero espiritual y con los años física) luego con una “verdad disfrazada”: seréis como Dios. De hecho ya eran como Dios, en lo que un ser humano se asemeja a Dios (como ya vimos en un devocional pasado) Pero Satanás lo llevó a poder conocer el bien y el mal. Dios conoce el bien y el mal porque Él todo lo sabe, pero no conoce el mal en cuanto al hacerlo y sufrir sus consecuencias, pues el es Santo, Santo, Santo. Jesucristo iba a tener que soportar las consecuencias del pecado cuando iba a morir por nosotros en la cruz. No experimentó el pecado como práctica, pero sí su consecuencia cargando la que nos correspondía.

La duda ya había prendido (como una semilla cuando empieza a dar brote) en la mente de Eva. Eso motivó que fijara sus ojos en el árbol. (Cosa que posiblemente nunca había hecho) Dice que vio que era bueno para comer, que era agradable a los ojos y codiciable para alcanzar la sabiduría. Siempre Satanás ofrece cosas que son atractivas al ser humano, pero, como dice Salomón, su fin es de perdición y muerte. (A un ratón no se lo atrae a la trampa con algo desagradable, sino con lo que más le atraiga).

El mismo Satanás intentó esto con el Señor Jesucristo. Lo primero que le dijo es que convierta las piedras en pan (Jesús venia de 40 días de ayuno) (Eva vio que era bueno para comer) Luego que se arroje del pináculo del templo para que los ángeles lo sostengan. (Hacía 30 años que no los veía, desde que había descendido del cielo, que agradable a los sería volver a verlos) (Eva vio que era agradable a los ojos) Y en tercer lugar le mostró todos los reinos de la tierra y que se lo daría si lo adorase. (todo lo que el ser humano pueda codiciar) (Eva codició)

En el caso de Jesús rechazó las tres veces usando la Palabra de Dios. Eva no supo mantener la Palabra que Dios le había dicho a Adán. Entonces tomó del fruto y comió. No sabemos como fue que le llevó a Adán y éste comió, pero lo cierto es que ambos comieron y perdieron su inocencia. El final del capítulo dos, remarca que ambos estaban desnudos y no se avergonzaban. Pero ahora les dio vergüenza. ¿De qué? ¿De quienes? Ellos dos estaban solos rodeados de solamente animales. Nunca había habido una preocupación. Nunca habían sentido vergüenza. Nunca habían sentido culpa. Pero ahora toman hojas de higuera y se hicieron delantales. La frase que menciona la Biblia es que fueron abiertos sus ojos. ¿Qué significa eso? ¿Antes eran ignorantes? Eso significa que si bien antes sabían qué era algo malo, pues Dios les había advertido lo malo que sería comer del árbol prohibido, ahora lo sabían por experiencia. Ahora estaban experimentando la consecuencia de hacer lo malo. Ahora sabían como se siente el hacer lo malo, el hacer lo contrario a lo que Dios había mandado. Es importante destacar, por último por hoy, que Dios aún no había vuelto a visitarlos. Es decir, no se sintieron mal porque Dios los reprendió, sino que fue automático el hecho de sentir vergüenza, perder la inocencia y el temor al desobedecer a lo que Dios había dicho y advertido.

  • ¿Cómo respetamos lo que Dios manda?

Satanás logró arruinar la hermosa creación de Dios en el ser humano. Satanás sigue usando la misma estrategia aun hoy día y le sigue funcionando. Jesús ha demostrado que se puede salir vencedor al rechazar la tentación. Como Mateo 4:11 dice:  El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”.

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque en tu palabra siempre me adviertes para mi bien, para que no caiga en el mal. Reconozco que muchas veces no te obedecí y por eso pequé contra ti. Gracias porque siempre estás dispuesto a perdonarme si de corazón acudo a ti. Ayúdame a rechazar toda tentación del enemigo de mi alma. En el nombre del Señor Jesús, Amén.