Día 4 (15) - Gn 4:1-5
1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Génesis 4:1-5.
El huerto del Edén había quedado atrás. Adán y Eva empezaban a experimentar lo que era estar lejos de Dios. Ya no iban a poder disfrutar de Su presencia y sus paseos, como cada tarde hacían. El lugar más hermoso que ha existido sobre esta tierra ahora estaba custodiado por querubines y una espada encendida que se revolvía por todos lados. (Cómo dice el último versículo del capítulo 3) Ya no tendrían más acceso al árbol de la vida. Eso significa que algún día sus vidas físicas iban a terminar. Ahora se presentaba el desafío de labrar y sembrar para poder comer. Muchas veces he visto en las películas que presentan un lugar árido fuera de Edén. No hay nada que afirme eso ya que antes del diluvio toda la tierra tenía un mismo clima y las zonas más áridas son posteriores al mismo. Pero más allá de eso, no estaba todo tan a mano como en el Edén.
El capítulo 4 empieza por el nacimiento de Caín, la primera persona nacida en el mundo. El texto bíblico es muy cuidadoso en su relato al expresar que “conoció” Adán a Eva. Esta frase se utiliza varias veces en la Biblia para expresar que ha habido una relación sexual genital. Eso no significa, como he leído en algún libro, que antes no la hayan tenido, sino que antes no había dado como resultado un embarazo. La relación sexual genital no surgió con el pecado, sino que ha estado dentro del perfecto diseño divino del ser humano.
Luego Eva vuelve a quedar embarazada y nace Abel. Éste era pastor de ovejas y Caín era labrador. Un día Caín trae una ofrenda a Dios tomada del fruto de la tierra. Abel también trajo una, pero de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. En primer lugar encontramos que Dios no pidió la ofrenda, al menos no lo dice la Biblia en este pasaje. De algún lugar habrán sacado la idea, aunque no tenemos ese dato. Caín aparece primero ofrendando y luego Abel. Pero el texto bíblico invierte el orden al indicar que Dios miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no a Caín ni su ofrenda.
Muchas veces, los seres humanos, hacemos cosas fuera del orden de Dios, pero Él, de alguna manera, vuelve a ponerlas en su lugar. Mucho se ha hablado de las ofrendas de ambos. Pero Dios, antes que las ofrendas, miró a las personas. (Vuelva a leer los versículos 4 y 5, y observe como los menciona primero y luego su ofrenda) Por supuesto que la ofrenda es importante, y aún mucho más por lo que representaba la de Abel, pero no tanto como las personas.
¿Qué diferenciaba a uno del otro? ¿Ambas intensiones no fueron valiosas? En el pasaje de Génesis no tenemos mucho material para responder estas preguntas, pero la Palabra de Dios nos lleva a entender la verdadera diferencia entre ambos. En 1° Juan 3 podemos leer: “ 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 11 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. 12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.”
Había una gran diferencia entre ambos. Sus obras eran diferentes, pues sus corazones eran diferentes. ¿Qué llevó a Caín a obrar mal? ¿Por qué el corazón de Caín estaba tan contaminado? De seguro no fue la televisión, ni la música, ni los amigos, ni internet, etc. porque ninguna de esas cosas existían aún. Pero la Biblia es clara al mencionar que sí existía el maligno. Y Caín pertenecía a él. No sabemos como fue el proceso, pero ése día quedaron expuestos ambos ante la respuesta de Dios. El hecho de llevar algo a Dios no habla de un buen corazón. El Señor Jesús se encargó de mostrar a sus discípulos como algunos ofrendaban mucho dinero en el templo, pero sus corazones estaban apartados de él, pues solo lo hacían para hacerse ver, además de dar de lo que les sobraba. Salvo aquella anciana que solo puso unas monedas, pero era todo lo que tenía y puso en ellas su corazón, y esa ofrenda verdaderamente agradó al Señor, sin importar el valor monetario. Caín estaba lejos de Dios, por eso desconocía que le agradaba al Señor. En cambio Abel, mostró con su ofrenda el conocer a Dios, y entregó con un corazón grato, dando de lo mejor que tenía.
La Biblia habla muchas veces que a Dios no podemos agradar por nuestros esfuerzos simplemente. Hebreos 11:6 dice: “ Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Y el versículo 4 dice: “ Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.” Sin lugar a duda, la fe marca la diferencia. Pero no la fe en cualquier cosa, sino en Dios. Por eso Abel agradó a Dios, y por eso la ofrenda entregada de corazón, acorde al corazón de Dios, fue de Su agrado. Abel habrá sentido la satisfacción en su alma de la aprobación divina, pero “ se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.” Ambos fueron con una intención diferente, ambos salieron muy diferentes. Uno con el alma saciada, otro enojado y decaído. Es importante destacar que la Biblia dice que todos nosotros nacemos con pecado. Que somos propensos a hacer de continuo el mal. Pero Dios ya, desde el tiempo de Abel, nos ha dejado un mensaje especial: Abel entregó la mejor oveja, uno de los primogénitos y lo sacrificó, derramando su sangre en ofrenda. Eso era lo que Dios iba a hacer por cada uno de nosotros. Iba a mandar a Su Hijo, Su Unigénito, a morir por nosotros y derramar su sangre para limpiarnos de nuestros pecados. Caín no quiso escuchar el corazón de Dios. Abel si lo hizo y su alma tuvo paz.
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¿Cómo esta su corazón ahora? ¿A quién oye?