Día 6 (23) - Gn 7:17 - 8:13
17 Y
fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron,
y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18 Y
subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y
flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. 19 Y las aguas
subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había
debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos
más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los
montes. 21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así
de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra
sobre la tierra, y todo hombre. 22 Todo lo que tenía aliento de
espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra,
murió. 23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz
de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las
aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente
Noé, y los que con él estaban en el arca. 24 Y prevalecieron
las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días. Génesis 7:17-24
Y se acordó Dios de Noé,
y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él
en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y
disminuyeron las aguas. 2 Y se cerraron las fuentes del abismo y
las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida.
3 Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se
retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días. 4 Y
reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes,
sobre los montes de Ararat. 5 Y las aguas fueron decreciendo
hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se
descubrieron las cimas de los montes. 6 Sucedió que al cabo de
cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, 7 y
envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta
que las aguas se secaron sobre la tierra. 8 Envió también de
sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la
faz de la tierra. 9 Y no halló la paloma donde sentar la planta
de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún
sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y
tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. 10 Esperó aún
otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. 11 Y
la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía
una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se
habían retirado de sobre la tierra. 12 Y esperó aún otros
siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
13 Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes
primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la
tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que
la faz de la tierra estaba seca. Génesis 8:1-13
Vimos ayer que con Dios caminó Noé. También podemos decir con Dios navegó Noé. Durante 40 días llovió sin parar. Toda la tierra se inundó completamente. Génesis 7:20 dice que sobrepasó por más de seis metros el agua por encima de la montaña más alta.
Una pregunta que muchos se hacen es: ¿De dónde salió esa cantidad tan enorme de agua? Los científicos dicen que es imposible que las nubes puedan contener tanta cantidad para cubrir toda la tierra, o llover 40 días sin parar un segundo. Lo primero que debemos saber es que antes del diluvio no estaban las grandes cadenas montañosas que hoy conocemos. Ellas se formaron justamente en el diluvio, o en los primeros 100 años posteriores a éste. Lo segundo tiene que ver con la misma agua. Si vamos al principio de la Biblia, como ya vimos al comenzar este estudio, todo nuestro planeta estaba cubierto de agua. Luego, en el día dos de la creación, Dios tomó gran parte de esa agua y la puso rodeando la atmósfera. Esa capa de agua fue la que se vino sobre la tierra. Es otra cosa que nos muestra el poder de Dios. Toda esa agua tardó 40 días completos, sin parar, en terminar de caer. Pero Dios la había puesto ahí arriba en solo parte de un día. Y además.... ¿qué es más fácil? ¿Qué el agua suba o baje?. El poder de Dios va mucho más allá de lo que podamos entender.
Estuvieron dentro del arca casi un año completo sin saber que sucedía afuera. En primer lugar lo único que se podría apreciar afuera del arca era agua y muerte. Si bien había vida en los seres acuáticos, fuera de ellos solo había vida dentro del arca. Luego de los primeros 150 días las aguas empezaron a descender. El arca entonces se posó sobre los montes de Ararat. (Está al este de la actual Turquía cerca del límite con Armenia).
Entonces Noé abrió la ventana y mandó a volar a un cuervo. Salía y entraba, salía y entraba, y así continuamente. Descansaba un rato y nuevamente. Entonces mandó un paloma y pronto volvió cansada, con eso entendió Noé que no había encontrado donde posarse. Siete días después la volvió a mandar y volvió a la tarde con una hoja de olivo en el pico y entendió Noé que el agua se estaba retirando. Al mandarla siete días después la paloma no volvió más al arca.
Continuamente se va marcando el paso del tiempo usando la edad de Noé. Justo el día en que Noé cumplía 601 años se subió al techo y quitó una parte de la cubierta, y después de más de un año desde que había entrado en ella, miró hacia fuera… y vio que las aguas ya no estaban y la tierra era como recién hecha, nuevita, nuevita. ¡Qué hermoso regalo de cumpleaños!
101 años antes había comenzado el desafío. Dios le había encargado un trabajo increíble, que parecía imposible. Pero, como ya vimos, con fe en Dios y voluntad de hacer, ¡se había logrado! Noé podía mirar a su esposa, a sus hijos y a sus nueras con la satisfacción de haber sido la herramienta para salvarlos obedeciendo a Dios, ya que Él siempre tiene la salida a nuestros problemas, por más difíciles que parezcan.
Tal vez nosotros no tengamos el problema de un diluvio. Tal vez no tengamos que construir un arca, pero de seguro que Dios tiene un plan maravilloso para cada una de nuestras vidas.
Lo primero que Él quiere para nosotros es salvarnos. Ya sabemos que la única forma de llegar a Dios es por medio de Jesús, por eso Jesús es el arca de salvación.
Lo segundo que Dios quiere para nosotros es que podamos ser de bendición para otros, como Noé fue para su familia.
Para lo primero hay que creer en Jesús y recibirlo como nuestro Salvador personal. Para lo segundo, Dios tiene que ir formándonos. Eso lleva tiempo y trabajo. No te olvides que a Noé le llevó ¡101 años!. Pero es maravillosa la satisfacción de poder terminar disfrutando la bendición magnifica que Dios tiene preparada para cada uno de nosotros.
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¿Cuáles son las dos cosas que Dios quiere para nosotros?