Día 10 (36) - Gn 15:8-21

8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9 Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10 Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. 11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12 Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. 13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. 17 Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. Génesis 15:8-21


Ayer vimos que Dios le dijo a Abram que Él era su escudo y galardonador, y además renovó su promesa sobre su descendencia, a pesar de la edad avanzada de ambos. El pasaje nos mostró que Abram creyó a Dios. Aún así al comenzar el pasaje de hoy Abram pide una señal. Muchas veces se discute si está bien o no pedir una señal a Dios. Algunos piensan que está mal pues no podemos, nosotros personas pecadoras, exigirle algo a Dios. Otros piensan que si. El hecho es que cuando Abram pide una señal no veo que a Dios le disguste o ponga en tela de juicio la fe de Abram. Es más, se dispone inmediatamente a responder el pedido. Creo que acá tenemos un hermoso ejemplo. El problema no es si se pide o no una señal, el tema pasa por lo que rodea ese pedido. Primero, la Palabra de Dios, dice que Abram creyó a Dios y en base a ésa fe, el solicita una señal de parte de Dios. Es muy diferente a cuando por desconfianza o falta de fe podemos pedir una señal al Señor. Como el pedido de Abram fue luego de que él creyera a Dios, Dios concedió de inmediato ese pedido.

Pero que bueno es ver que primero Abram tenía que acatar las indicaciones de Dios para poder tener de Él esa señal pedida. Le indica que traiga tres animales de tres años y dos aves. Los animales tenían que ser una becerra, una cabra y un carnero. Es bueno destacar que los animales tenían que ser de tres años pues a esa edad se los consideraba adultos. Es decir de gran utilidad. Además el primero era una becerra y no un becerro. La becerra de tres años podía procrear y dar leche. Esto nos muestra en primer lugar que Dios está pidiendo una entrega especial y completa. También es importante que en la Palabra de Dios el número tres es el número de la persona de Dios. (Padre, Hijo y Espíritu Santo) Cuando el hijo de Dios entrega en forma especial y completa su vida a Dios, Él puede obrar con libertad y claridad sobre la persona, y ella podrá descubrir con libertad y claridad cuál es la voluntad de Dios para su vida.

Dice que Abram tomó los tres animales y los partió a la mitad y puso una mitad enfrente de la otra. En Jeremías 18 podemos leer lo siguiente: “ 8 Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; 19 a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, 20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.” Podemos ver con claridad que el hecho de partirlos en dos tenía que ver con un pacto. Un pacto es un acuerdo entre dos partes. Cualquiera de las dos partes que no lo cumpla el pacto estaría roto. En el pasaje de Jeremías vemos que la ruptura del pacto lleva a la derrota  y muerte (Separación) El pasaje de hoy también dice que tomó las dos aves pedidas pero no las partió. Posiblemente eran pequeñas para hacerlo, pero probablemente las haya puesto una enfrente de la otra. 

Una vez que ya había entregado los cinco animales, (El cinco en la Biblia da la idea de ventana, es decir, muestra lo que hay dentro de la casa, o también se usa como figura de “testimonio”) se quedó esperando qué haría Dios. Empezaron a descender aves de rapiña y Abram estaba continuamente ahuyentándolas. No se cuanto tiempo pasó, pero ayer veíamos que Dios lo llevó afuera a ver las estrellas pues era de noche. No veo que haya interrupción en el diálogo,  por eso esa noche Abram no había dormido. Es allí dónde el cansancio se apodera de él y por eso se llena de temor ya que el sueño se estaba apoderando de él y las aves de rapiña continuaban acosando a los animales muertos. No sabemos cuantas horas pasaron pero dice que ya era la caída del sol cuando Abram parecía derrotado por el sueño y ahí, en el momento de mayor necesidad de Abram, Dios habló. Le dijo que su descendencia iba a vivir en tierra ajena, que será esclava y oprimida por 400 años. Pero que después saldrán y volverán a ésta tierra en su cuarta generación. Pero tú llegaras a buena vejez. Dios está declarando lo que va a suceder, no está declarando un juicio sobre su descendencia, sino que dice que por su desobediencia sufrirán esclavitud, por eso las aves de rapiña no dejaban de dar vueltas por los animales muertos.

Pero fue allí, cuando era de noche, que pudo Abram levantar su cabeza y ver en en medio de los animales muertos había como un horno humeando y una antorcha de fuego que pasaba entre los animales divididos. Dos figuras hermosas hay en el relato. La primera tiene que ver con el contraste entre la oscuridad y la luz. La oscuridad de la noche hizo visible el horno y la antorcha. Dios le estaba diciendo que aunque su descendencia iba a estar en oscuridad, Dios no se iba a olvidar de ellos, y cuanto más densa sea la oscuridad, más se podrá notar la existencia de la luz de Dios. En segundo lugar la antorcha encendida se encargaba de ahuyentar a las aves de rapiña. No era Abram el que tenía que estar incansablemente corriendo a esas aves, sino que Dios se encargaría de todo. Además el fuego es símbolo del juicio de Dios.

Dios hizo ante los animales divididos un pacto con Abram diciendo que daría ésta tierra, desde Egipto hasta el río Eufrates a su descendencia. 

Dios hoy nos recuerda que aunque en el mundo de hoy hay gran maldad y hay muchas aves de rapiña queriendo devorar la entrega del pacto, el nuevo pacto es en Jesús, no en animales, es decir, no es por nuestro esfuerzo, sino en la fe en el Hijo de Dios.  El nuevo pacto o nuevo testamento nos muestra al Señor Jesucristo siendo el cordero de Dios que ha sido entregado en un nuevo pacto por todos nosotros. Con una concordancia busque la palabra pacto en el nuevo testamento, en especial en el libro de Hebreos, y vea la riqueza del nuevo pacto en Cristo Jesús.

  • ¿Qué siente al ver el pacto que ha hecho Dios con usted?

  • ¿Ha cumplido  usted la parte que le corresponde del mismo?

Oración:

Querido Padre Dios, gracias porque tu eres un Dios de pactos. Gracias porque tú siempre cumples con tu parte. Ayúdame a que cada día pueda cumplir la mía y descansar en tus promesas. En el nombre de Jesús, Amén.