Día 16 (42) - Gn 17:16-27

16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. 17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? 18 Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. 19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. 21 Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. 22 Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham. 23 Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27 Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él. Génesis 17:16-27

Ayer vimos como Dios cambió el nombre de Abram y Saraí por Abraham y Sara. Ambos nombres nuevos tenían que ver con la promesa que Dios les había entregado 24 años antes, la de un hijo de ambos. 

El pasaje bíblico de hoy comienza hablando de Sara, la princesa, la hija del rey, que iba a recibir, por boca del mismo Dios, la “bendición” y Dios le dice a Abram que también te daré de ella un hijo. Es importante el término "también" usado por Dios. Podemos nuevamente repasar el principio divino de la vida. Nadie en toda la historia de la humanidad ha nacido por casualidad o por “accidente”. Repito: “Nadie”. Eso significa que todos, absolutamente todos, los que hemos nacido ha sido por permiso de Dios. Muchísimas veces Dios no ha estado de acuerdo en las formas o la vivencia en que se desencadenó el embarazo que ha dado a luz a millones de personas, pero Él igualmente ha permitido y dado una nueva vida, en el mismo momento de la fecundación o concepción. Dios le deja en claro que había permitido el nacimiento de Ismael, por eso de “también”, aunque no había estado de acuerdo con la forma en que había sido concebido, pues Él no está de acuerdo en esas formas de relaciones sexuales. 

Pero ahora, la voz de Dios se concentra en Sara. Le dice a Abram que ella será madre no de una nación, sino de naciones y que reyes de pueblos vendrán a ella. Sara no sería una persona más en una larga lista, sino que se constituye en la cabeza de la misma, en la madre de esa lista de la cual muchas naciones surgirían. 

Abraham al escuchar las palabras de Dios se postra otra vez sobre su rostro, pero sucede algo en ese momento que la Escritura no esconde: se rió; y agrega que dijo en su corazón: ¿A un hombre de 100 años nacerá un hijo? Y ¿Una mujer de 90 años ha de concebir? Cuando juntamos las dos cosas, se rió y dijo en su corazón, surge la duda sobre que pasó por la mente de Abraham. Una posibilidad es que no creía que eso pueda pasar, incredulidad, cosa que muchos comentaristas opinan. Y la otra posibilidad es que en medio de la imposibilidad de que naturalmente eso suceda y que no era fácil entenderlo Dios podía hacer semejante cosa. Creo que cuando la Palabra de Dios dice que lo dijo en su corazón, se refiere a que lo pensó pero no lo dijo con su boca. 

Luego Abraham pidió por Ismael, entendiendo que él no era el hijo que Dios mandaría para cumplir Su promesa. 

Dios se dispuso a contestar ambos planteos, porque Dios sabía lo que había en el corazón de Abraham, aunque lo haya dicho en su corazón Dios lo escucha. En primer lugar Dios habló de Isaac. Le dijo que Isaac era el hijo que tendría de Sara y en él se confirmaría el pacto para Abraham, Isaac y todos sus descendientes.

Luego le dice Dios a Abraham que ha escuchado su ruego por Ismael. Le dice también que bendeciría a Ismael y que saldrían de él 12 príncipes y sería una gran nación. En otro momento veremos sobre el número 12 y como se confirmó en el tiempo la promesa de Dios sobre Ismael.

Pero, siguió Dios hablando, mi pacto es con Isaac, el que Sara te dará dentro de un año. Qué bueno es conocer los propósitos de Dios. Seguramente muchas veces quisiéramos saber con tanta exactitud lo que va a suceder. 24 años había esperado y recién ahora tiene la información de cuando se va a concretar la promesa de Dios. ¡Qué bueno es esperar en Dios, para no cometer errores tan feos como los que ellos tuvieron con Agar.!

El versículo 22 es bastante particular, pues dice que Dios subió después de hablar con Abraham. No hay muchas veces en la Biblia que diga eso. Muchas veces Dios habla con las personas pero luego no leemos estás palabras. Ésto nos muestra que Dios no se quedó a controlar en persona que se cumpla su voluntad. Dejó solo a Abraham para que él mismo tome la decisión de cumplir con su parte del pacto. ¿Se acuerda que tenía que hacer? Lo hemos visto ayer. Tenía que circuncidarse. Y así lo hizo. No solo cumplió con su parte, sino que hizo que Ismael, todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados por dinero se circunciden. Todos ese mismo día. No era una tarea fácil ni simple, era bastante doloroso de hecho, y más en ese momento y con las herramientas de ese entonces.

Abraham mostró que no solo él deseaba hacer las cosas a la forma de Dios, sino que quería que toda su familia y su casa también dediquen su vida a seguir a Dios y todos ser partícipes de las bendiciones que Dios quería derramar sobre ellos.

El texto bíblico hace hincapié sobre la edad de Abraham y de Ismael: 99 y 13 años respectivamente. La edad de Ismael es muy importante dentro del pueblo judío hasta el día de hoy.

  • ¿Qué cosas tendrías que cortar de tu vida para que Dios pueda liberar su lluvia  de bendiciones sobre ti y tu familia?

Oración:

Querido Padre Dios, gracias porque tienes una lluvia de bendiciones reservada para mi vida. Ayúdame a entender que debo cortar de mi vida aquellas cosas que frenan esas bendiciones para mi y para mi familia, y hazme ver cuáles son. En el nombre del Señor Jesús, Amén.