Día 17 (43) - Gn 18:1-15
1 Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, 3 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. 4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, 5 y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. 6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7 Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. 8 Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. 9 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10 Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13 Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15 Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. Génesis 18:1-15
A los tres meses aproximadamente estaba Abraham sentado a la puerta de su tienda (recuerden que en ese tiempo se vivían en tiendas que eran como carpas) y vio que venían caminando tres hombres y enseguida salió corriendo hacia ellos. ¿Por qué salió corriendo? ¿Qué vio en ellos? La Biblia no destaca nada importante en ellos pero aún así Abraham se dio cuenta que no eran personas comunes y corrientes sino enviados de Dios. Muchas veces en la Biblia, y a muchas personas en ella, sucedió que pudieron ver ciertos rasgos especiales en personas que tenían similitud de humanos pero que eran enviados de Dios desde el cielo. En Hebreos 13:2 podemos leer: “ No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” Éste versículo deja ver claramente que esos enviados de Dios tienen una apariencia muy similar a las humanas, aunque también sabemos que Dios puede mandar a seres humanos ante nuestra necesidad, los cuales también son ángeles, pues “ángeles” significa mensajeros. El hecho es que no pasaron desapercibidos para Abraham. Al verlos, con sus 99 años, salió corriendo a recibirlos y al llegar lo primero que hizo fue postrarse a tierra. Nuevamente vemos a Abraham mostrando adoración ante Dios.
Luego les pidió que se quedaran y los invitó a lavar sus pies, a sentarse debajo de un árbol y él les traería comida. Ellos aceptaron la invitación de Abraham. Pero… ¿Quiénes eran ellos? Dos eran ángeles. ¿Y la tercer a persona? ¿Quién era la tercera persona? La tercera persona era el mismo Dios Hijo, las segunda persona de la trinidad. Muchos pasajes bíblicos hablan del Dios trino: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, de hecho ya se hablan de los tres en Génesis 1 . ¡El mismísimo Dios Hijo estaba en su casa! La Biblia nos cuenta que la ocupación de Dios Hijo siempre ha sido la de comunicar al ser humano la voluntad y los planes de Dios. Unos 2000 años más tarde, el mismo Dios Hijo iba a nacer en Belén para ser un bebé, luego un niño, un adolescente y un hombre que entregaría su vida por cada uno de nosotros. ¡Qué maravilloso habrá sido para Abraham poder recibir al que 55 generaciones más tarde iba a nacer en Belén! Claro que Abraham no tenía ese dato, nosotros lo sabemos gracias a Lucas. (Puede ver la línea genealógica en Lucas 3:23-38, que comienza en Jesús y recorre las 75 generaciones hasta llegar a Adán y luego al mismo Dios. Es decir, Jesús es el principio y el fin, mirando la línea en forma ascendente o descendente, o como lo presenta Juan en Apocalipsis 1: El Alfa y la Omega, la primera y última letra del alfabeto griego)
Seguramente nunca imaginó que él mismo Señor, Dios Hijo, que estaba frente a él, que comió de la comida que Sara y él prepararon, y que él mismo atendió debajo de aquel árbol, sería 2000 años más tarde el Salvador del mundo, el que iba a cargar los pecados de toda la humanidad en una cruz, que iba a sufrir sobre su cuerpo cada uno de nuestros pecados. Tenía frente a él al que consumaría la promesa de que en Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra, pues el Salvador del mundo no sería solo para el pueblo de Israel, sino por toda la humanidad ¡Que grande es el amor de Dios! ¡Qué perfecto es su plan!
Entonces, después de comer le preguntó sobre dónde estaba Sara. Y Abraham le dijo que estaba en la tienda. Otra vez Dios hace preguntas, que él sabe la respuesta, para dar participación a quien debe comunicar algo importante. Y Sara estaba en la tienda escuchando la conversación. Y ahí Dios Hijo le dijo a Abraham que en nueve meses iba a regresar y ese día Sara ¡tendría un hijo!. Ahora tenían una fecha exacta de cuando se iba a cumplir la promesa esperada por 24 años. Sara al escuchar eso se rió y se preguntó. ¿Siendo Abraham y yo viejos vamos a tener un hijo? Pero lo dijo para sí dentro de la tienda. Y Entonces dijo Dios Hijo a Abraham: ¿Por qué se ríe Sara y dice cómo siendo viejos vamos a tener un hijo? ¿Hay alguna cosa difícil para Dios? La respuesta es: ¡absolutamente nada! Casi 2000 años antes de que muriese en la cruz por la humanidad nació Isaac, cómo Él mismo lo anunció. Isaac significa risa. Hace casi 2000 años entregó su vida por vos y por mi.
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Mucha gente aun hoy se ríe de las palabras de Jesús. ¿Qué piensa usted de Jesús y de sus palabras?