Día 18 (44) - Gn 18:16-33
16 Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. 17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20 Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21 descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22 Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. 23 Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24 Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25 Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26 Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28 Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. 29 Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. 30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. 31 Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. 32 Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. 33 Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar. Génesis 18:16-33
Ayer vimos sobre la visita de Dios Hijo a la tienda de Abraham. ¿Qué le fue a decir? Le fue a decir que en nueve meses iba a nacer un hijo de ellos, de Abraham y Sara.
Después que le dijo eso, los tres varones empezaron a caminar rumbo a una ciudad llamada Sodoma. Abraham los acompaño en la caminata. En un momento Dios Hijo se detuvo y los dos ángeles siguieron su camino hacia Sodoma. En ese momento Dios le dijo que no iba a encubrir lo que iba a pasar en Sodoma a quién tendría una nación grande y fuerte y de quien serían benditas todas las naciones: Abraham. Fue entonces en que mirando hacia Sodoma Dios Hijo habló a Abraham y le contó que en esa ciudad había muchísimo pecado. La gente de ése lugar hacía cosas de las peores y el juicio de Dios iba a caer sobre ellos, y toda la ciudad y sus habitantes iban a ser destruidos.
Pero… ¿se acuerdan quien vivía en Sodoma? Lot, el sobrino de Abraham con toda su familia. ¡Ellos también serían destruidos! Entonces Abraham le preguntó : Si hay 50 justos en la ciudad ¿La destruirías? Y Dios Hijo respondió que por amor a esos 50 no los destruiría. Y Abraham dijo: ¿y por 45? y respondió: no, por 45 no. -¿Y por treinta? -No, por treinta no. - ¿y por veinte? -No, no la destruiré por amor a esos veinte. -Y….. ¿pooor diezzz? (me imagino a Abraham preguntando con voz temblorosa) -No, por amor a esos diez no. Y Dios Hijo se fue.
El problema era entonces… ¿Había 10 justos en Sodoma para no ser destruida? No, no había. Sodoma iba a ser destruida junto con Gomorra que estaba pegada a ésta. Pero Dios Hijo sabía porque Abraham le había hecho tantas preguntas bajando el número. Abraham estaba preocupado por su sobrino Lot y su familia.
Seis veces Abraham pidió a Dios. Es hermoso como nos enseña a tener perseverancia ante Dios al pedir por los demás. El problema real era: ¿Había algún justo en Sodoma? ¿Podía afirmar Abraham que Lot y su familia eran justos?. ¡Estaban viviendo en una de las ciudades más perversas en la historia de la humanidad! Abraham nos enseña que aunque pensemos que una persona pueda estar perdida por su conducta, Dios puede cambiar ese corazón en una nueva persona. La Palabra de Dios nos enseña sobre la oración intercesora. El que podamos rogar a Dios por los que no tienen al Señor Jesús como su Salvador. También podemos pedir por las necesidades que pasan los creyentes en Cristo Jesús, pero hoy estamos haciendo mayor hincapié en aquellos que están perdidos para toda la eternidad.
Dice 1° Timoteo 2: “ Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” El consejo que Dios le da a Timoteo por medio del apóstol Pablo, es también hoy para cada uno de nosotros. Primero interceder delante de Dios por todos los hombres, después habla de los que están en eminencia: el presidente, el gobernador, el intendente, (lo hayamos votado o no) el jefe en el trabajo, el director de la escuela o profesores, etc. Dios nos pide que roguemos por todos ellos para que podamos vivir en paz y honestidad. (Qué difícil es orar por honestidad en ciertos niveles del poder) No hay que olvidar que Pablo escribe todas estas palabras estando presionado, perseguido, maltratado, encarcelado y luego asesinado por los que estaban en eminencia en ese momento. Pero sobre todo hay dos razones por la cual interceder por ellos. Una es que Dios dice que es bueno y a Él le agrada que lo hagamos. Y la segunda es que Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan a la verdad. Nosotros no somos nadie para decidir quien debe escuchar y quien no. La Biblia nos enseña que Cristo murió por todos, aun sabiendo que muchos lo iban a rechazar.
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Ahora mismo tome tiempo para orar por las autoridades políticas de su país, tanto nacionales, provinciales y municipales, también por las de su empleo, las de su iglesia y las de su familia.