Día 23 (49) - Gn 21:1-21

1 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3 Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. 4 Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. 5 Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. 6 Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. 7 Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez. 8 Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac. 9 Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. 10 Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. 11 Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. 12 Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. 13 Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente. 14 Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. 15 Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, 16 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. 17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18 Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 19 Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 20 Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. 21 Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto. Génesis 21:1-21

Como vimos el otro día, Dios Hijo le dijo a Abraham que volvería en nueve meses y nacería en ese momento Isaac. Y así fue, Dios siempre cumple su palabra. Abraham tenía 100 años y Sara 90. Cuando Dios le dijo a Abraham que Sara tendría un hijo, Sara se rió y por eso su hijo se llamaría Isaac, “risa”. Ese día en que Isaac nació, también Sara se rió. Pero las dos circunstancias no fueron las mismas. No sabemos a ciencia cierta porque Sara se rió en la primera oportunidad. ¿Sería incredulidad? ¿Sería nerviosismo? ¿Sería inseguridad por tener que llevar un embarazo adelante a una edad tan avanzada? No lo podemos afirmar. Pero en ésta segunda oportunidad fue diferente. Ahora su risa era el resultado de la experiencia vivida. De cómo Dios había obrado milagrosamente. Ahora en sus manos tenía a su tan esperado hijo, a pesar de su edad tan avanzada. El milagro de Dios y su hijo eran los motivos de su risa, de su alegría y por eso dijo que cualquiera que supiese lo que hizo Dios con ella en su vejez y su resultado, se reiría con ella. Además hace hincapié en su comentario en que Dios le daba fuerzas aun para amamantar.

Y entonces Isaac fue creciendo y el día en que se lo dejó de amamantar Abraham hizo un festejo, parecido a lo que hacemos hoy en el cumpleaños. Ese día Ismael, que ya tenía un poco más de 1 5 o 16 años, se burlaba mucho de Isaac. Y Sara le dijo a Abraham lo que Ismael hacía y le pidió que eche de su casa a Ismael y su madre. Y a Abraham le parecía grave lo que Ismael había hecho. ¿Qué podría haber hecho Ismael que a ambos le pareció grave.? La Biblia no describe lo que sucedió pero los comentaristas bíblicos, en especial los maestros hebreos sostienen que debe haber sido algo muy grave, pues Abraham no lo iba a considerar de esa manera si no lo fuera, especialmente en el contexto de las familias de aquel entonces . No debemos olvidar que en el capítulo 17, que ya hemos visto, Abraham mostró su amor por Ismael pidiendo que él también sea cuidado por Dios. No tenemos que pensar que el problema era la herencia, sino la burla que Ismael hacía sobre Isaac. Además, ¿a qué se refiere cuando dice que le pareció grave a causa de su hijo? ¿Cual hijo? ¿Ismael o Isaac? ¿O ambos? Ismael, que ya no era un niño, atentaba contra Isaac, pues la burla está a un paso de la agresión. Es interesante ver que Isaac significa risa, y la palabra utilizada para describir que Ismael se “burlaba” tiene la misma raíz. La diferencia es que la “risa” de Isaac tiene que ver con la alegría sana de una madre que vivió en carne propia el poder de Dios haciendo que pueda concebir en la vejez avanzada. Y la “risa” de burla de Ismael, tiene que ver con una muy mala conducta, que puede ser considerada hoy por alguna ciencia como justificada por el rechazo que sintió en ciertos momentos, pero que aún así demuestra la forma de un joven que se desahoga sobre un bebé totalmente indefenso, y no su padre o Sara. El apóstol Pablo colabora aportando algo muy importante. En Gálatas 4 hace una comparación de Agar y Sara y dice lo siguiente en el versículo 29: “ Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.”

Que dilema para Abraham. ¿Echar a su hijo? Leía un comentario de una profesora de hebreo bíblico que decía que Abraham se estaba preparando para el capítulo 22, pasando por una experiencia similar en el 21. De hecho cada Rosh Hashanah, (año nuevo judío) leen Génesis 21 y 22. Y Dios le habló a Abraham diciendo que escuche a su esposa, que se quedara tranquilo que de Ismael también haría una nación grande.

Entonces Abraham despidió a Agar y a Ismael y le dio comida y agua para el camino. Pero llegaron a cierto lugar del desierto y se acabó el agua. Y pronto Ismael se quedó sin fuerzas y se acostó debajo de un árbol y Agar se sentó lejos de Ismael pues se dijo que no quería ver cuando su hijo se muriera. Ismael comenzó a llorar y Dios lo escuchó. Entonces un ángel le habló a Agar y le dijo que Dios había escuchado el llanto de Ismael. Y le pidió que lo levante y le mostró un lugar con agua y llenó su odre de agua y le dio de beber al muchacho. Ismael siguió creciendo y fue un hombre fuerte y tirador de arco.

Esta historia nos demuestra algo de lo cual no prestamos mucha atención. A Dios le desagrada mucho que alguien se burle de otra persona. A veces estamos acostumbrados a escuchar burlas y hasta nos reímos con ellas, pero Dios las rechaza totalmente. Ismael ya era un muchacho y entendía muy bien lo que hacía, y eso agravaba más el problema.

Dios permitió que sean expulsados de la casa. ¿Por qué lo hizo? Porque de alguna manera, ese muchacho con muy mala costumbre, tenía que entender que lo hacía estaba muy mal. Es muy probable que al verse al borde de morir haya entendido lo mal que había hecho. Sus cargadas a Isaac no habían sido livianas, sino, por la forma en que reaccionaron Sara y Abraham, además de Dios, había dicho o hecho cosas muy fuertes y graves sobre Isaac. Debemos entender que el burlarse de otros nos aparta de las bendiciones de Dios y va a traer muchos problemas en nuestras vidas. Al llorar, Ismael pudo haber reconocido su error, y Dios estaba atento a esa reacción y actuó con rapidez salvando la vida de Ismael y su madre.

  • ¿ Qué piensa Dios de las burlas?

  • ¿Qué traen las burlas?

  • ¿Cuánto tardó Dios en actuar cuando Ismael lloró?


Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque eres un Dios justo pero también amoroso. Ayúdame a nunca darte la espalda burlándome de otros. En el nombre de Jesús, Amén.