Día 32 (58) - Gn 22:19-24
19 Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba. 20 Aconteció después de estas cosas, que fue dada noticia a Abraham, diciendo: He aquí que también Milca ha dado a luz hijos a Nacor tu hermano: 21 Uz su primogénito, Buz su hermano, Kemuel padre de Aram, 22 Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf y Betuel. 23 Y Betuel fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dio a luz Milca, de Nacor hermano de Abraham. 24 Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca. Génesis 22:19-24
Ya habían pasado los tres días de camino. Ya había pasado la subida al lugar del sacrificio con la tensión de desconocer cuál sería el plan de Dios para con Abraham y aún más con Isaac. Ya había pasado el momento cúlmine de tener que atar a Isaac y ofrecerlo sobre la leña. Ya había pasado el glorioso momento de escuchar la voz de Dios con total claridad reconociendo el acto de fe tan extraordinario mostrado por Abraham a su hijo. También había pasado el momento donde Isaac mostró la obediencia y confianza en su padre.
Muchos momentos habían pasado juntos, Abraham e Isaac, desde que la promesa se había cumplido, desde que Isaac, en un verdadero milagro, había nacido de los ancianos padres. Las primeras palabras, los primeros pasos, las primeras enseñanzas, todo había quedado atrás en el tiempo. Seguramente, muchas noches se habían quedado mirando las estrellas y conversando sobre la promesa de Dios en cuanto a su descendencia. Tal vez, en otras oportunidades, habían discutido sobre algún asunto en donde no estaban de acuerdo. ¡Cuantas cosas Isaac había aprendido de su padre! Había aprendido sobre como criar los animales, como armar y plantar con seguridad la tienda en donde vivían o como Dios había hablado tantas veces con Abraham y le había dado instrucciones exactas que él tendría que enseñar a su hijo Isaac.
En aquel momento no existía la escuela como la conocemos hoy. Los padres, en especial el papá, era el encargado de enseñar a sus hijos sobre la vida, sobre Dios y también, con mucho cuidado, sobre la historia de su familia y su pueblo. Pero ese día, Isaac había recibido una lección de vida mayúscula de la fe de su papá, por eso Isaac ya no sería más como antes, porque la lección había impactado en él.
¿Haz entrado alguna vez a una escuela bíblica o estudio bíblico?¿Te acordás el día que entraste por primera vez? ¿Te acordás de lo que pensaste y sentiste? No conozco tu experiencia pero de seguro ha habido algún maestro que estuvo a tu lado para enseñarte sobre la vida, sobre los diferentes conocimientos, sobre vos mismo y sobre todo, sobre Dios. Esas son las personas que Dios ha puesto en tu camino para cumplir el plan de enseñarte sobre su creación tan maravillosa en la cual te encuentras vos mismo. Hoy mismo es un buen día para acercarte a tu maestro/a o profesor/a y darle las gracias por ser la herramienta que Dios usa para hacerte crecer no solo en conocimientos, sino también en actitudes de amistad y cariño hacia todos los que te rodean pero aún más hacia Jesús tu Salvador. Puedes usar cualquiera de las vías de comunicación que hoy existen, aunque la más recomendada es la de cara a cara, en persona.
Pero volviendo a la historia, Abraham había empezado a descender del monte Moriah. Ahora quedaba por delante los tres días de camino para volver a casa. Pero algo pasó. La Biblia nos cuenta que Abraham fue hasta donde estaban los dos siervos junto al asno. Lo extraño es que dice: Y volvió Abraham a sus siervos… pero no menciona a Isaac ni habla en plural, sino en singular. Es ahí dónde surge la pregunta: ¿Isaac no bajó con Abraham? Si no bajó ¿Hacía dónde fue? ¿Por qué fue hacia otro sitio? El relato anterior resaltó varias veces que Abraham e Isaac iban juntos. Pero ahora lo menciona yendo juntos, pero con sus siervos.
El relato bíblico sigue diciendo que Abraham volvió a Beerseba, donde vivía y siguió viviendo allí y no menciona a Isaac. Entonces ¿Qué sucedió? ¿Dónde se fue Isaac? Lo que podemos ver a la luz del relato bíblico es que Isaac se fue a vivir en la zona del Neguev, que estaba más al sur que Beerseba, dónde vivía Abraham.
Sin lugar a dudas la experiencia que había pasado junto a su padre lo había marcado y decidió pasar más tiempo en el campo de trabajo y meditar como hacía diariamente a la hora de la tarde. ¿En que meditaba? ¿en que se ponía a pensar? Isaac había entendido que Dios es fiel y cumple con sus promesas y no cambia. Habría entendido que ahora caía sobre él la responsabilidad de seguir con la descendencia que llevaría hasta el Salvador del mundo. Ya no era “El hijo de Abraham” sino que era Isaac el futuro “padre de Israel”, el pueblo de Dios. Se había dado cuenta que el tiempo había pasado y ahora tenía que ser responsable de todo lo que haría con su vida y necesitaba saber con claridad la voluntad de Dios, para no cometer los mismos errores que había cometido su padre.
Tenemos que darnos cuenta que es el momento de meditar en las cosas de Dios. Tenemos que empezar a descubrir cuál es el plan de Dios para nuestra vida. Ya no somos el pequeño de la escuela primaria, sino que gracias a Dios hemos crecido, y tenemos que tomar con responsabilidad lo que vamos haciendo con nuestra vida y que vamos metiendo en la cabeza de lo vemos en internet o en la televisión. Isaac “apagaba el celular, la compu y la televisión y meditaba en las cosas de Dios”
El libro de Salmos, que es el más largo y central de la Biblia, comienza diciendo: “ 1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, n i estuvo en camino de pecadores, n i en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”. Eso quería Isaac para su vida.
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¿Deseas ser como Isaac y meditar en la Palabra de Dios diariamente?
Oración:
Querido Dios Padre, nuevamente quiero darte las gracias porque sé que tú tienes un plan para mi vida. Te pido que me ayudes a meditar todos los días en tu Palabra y así poder descubrir tu plan para mi. En el nombre del Señor Jesús, Amén.