Día 35 (61) - Gn 24:12-17
12 Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. 13 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14 Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. 15 Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. 16 Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. 17 Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Génesis 24:12-17
Ayer vimos al siervo de Abraham recibir un encargo importantísimo de su amo. Abraham les dio las indicaciones más importantes. Le dijo que su hijo no podía ir a aquella tierra a vivir, pues Dios los había traído a la tierra de Canaán. El siervo tomó diez camellos y se fue llevando toda clase de regalos especiales de su señor. Seguramente podemos pensar que llevando muchos regalos especiales iba a ser fácil conseguir a una mujer que quiera ser esposa del hijo de un hombre rico y recibir todos esos regalos.
Pero el siervo no tomó las cosas a la ligera. El siervo entendía que no era una cosa simple el encontrar a la persona indicada como esposa del hijo de su señor. Dios nos enseña, en la Biblia, que para él es de suma importancia cuando un hombre se une a una mujer en matrimonio. De hecho, el sabe cual es la persona indicada para cada uno de nosotros .
Y volviendo a la historia, el siervo salió rumbo al lugar que su amo Abraham le mandó. Cuando llegó fuera de la ciudad a donde iba, hizo arrodillar a los camellos para descansar junto a un pozo de agua. En ese tiempo, ¿saben quienes venían a buscar agua a esos pozos todas las tardes? Las señoritas de la ciudad. Entonces el siervo oró a Dios y le dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, te ruego que hoy pueda tener un buen encuentro. Necesito saber cuál es la persona que tú has elegido para Isaac. Haz que cuando yo pida agua para beber, esa persona no solo me de agua a mí, sino que se ofrezca a dar de beber a mis camellos.
La Biblia cuenta que todavía estaba orando el siervo cuando apareció una mujer llamada Rebeca con un cántaro sobre su hombro. Un cántaro es una vasija muy grande y bastante pesada donde entraba mucha agua. Ahora podés entender que quiere decir la abuela cuando dice que llueve a cántaros, quiere decir que cae mucha agua junta. Ellas debían bajarlo de su hombro al llegar al pozo, llenarlo y hacer un gran esfuerzo para poder llevarlo en su hombro hasta la casa donde vivía. El cántaro vacío pesaba unos cuantos kilos y luego se llenaba con unos 35 a 40 litros de agua.
Fue
así que Rebeca llegó al pozo, lo llenó de agua, lo volvió a
cargar sobre sí y empezó con esfuerzo su camino de regreso. Fue
allí donde el siervo se acercó y le dijo: te ruego que des un poco
de agua de tu cántaro. Una pregunta para las chicas: ¿Qué
hubieses hecho vos? Alguna tal vez lo hubiese mirado de costado con
odio diciendo: ¡andá a buscarte vos! Pero el siervo había orado a
Dios, y esperaba que si la persona no era la indicada podía pasar
que se enojara con él. El siervo nos muestra que es hermoso poder
confiar en Dios y poder orar con fe y esperar en él. Dios siempre
contesta nuestra oración con lo mejor y en el momento exacto. Por eso debemos tener en cuenta que muchas veces le pedimos cosas a Dios y no estamos muy preparados para que Dios nos diga que no. Generalmente oramos y esperamos que nos diga enseguida que si, en especial si pedimos por alguien que nos interesa mucho o algo que queremos tener lo más pronto posible. De todas maneras siempre Dios sorprende para bien si estamos dispuestos a que se cumpla su voluntad en lo que pedimos y no la nuestra.
-
¿Vos buscas la voluntad de Dios orando? Empezá ahora mismo.
Oración: