Día 36 (62) - Gn 24:18-27

18 Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. 19 Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. 20 Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. 21 Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. 22 Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez, 23 y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? 24 Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25 Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. 26 El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, 27 y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. Génesis 24:18-27

Ayer nos quedamos con el siervo de Abraham pidiendo agua a la mujer que recién había cargado su cántaro en el pozo y volvía caminando hacia su casa. No podemos olvidar que el siervo antes de actuar oró a Dios. Ese es el orden para nosotros: primero orar y después actuar. El pedir no era simplemente una necesidad motivada por sed, sino por conocer la voluntad de Dios en cuanto a quién sería la persona indicada por Dios para ser la esposa de Isaac. A la luz de la Palabra de Dios la elección de la persona con quién compartir la vida es la más importante luego de recibir a Jesús como nuestro Salvador personal.

La Biblia nos dice que esa mujer llamada Rebeca, al momento que el siervo le pidió agua, bajó el cántaro y le dio a beber al hombre. Vimos ayer de lo costoso que era subir y bajar esos cántaros llenos de agua. Y cuando él terminó de beber ella le dijo: también le daré de beber a tus camellos. Entonces ella fue y derramó todo su cántaro de agua en el bebedero de los camellos y fue a buscar más al pozo y le dio de beber a todos los animales. ¡No solo estaba ofreciendo su cántaro de agua, sino que fue a buscar aun más! El siervo estaba asombrado de lo que estaba pasando. Y el no le había pedido que dé de beber a los camellos. Dios estaba contestando la oración de una forma maravillosa, segura y pronta. Muchos pensarían en el lugar del siervo: “ésta es la persona ideal, es muy trabajadora”. Pero esa no es la forma en que Dios piensa. Tampoco es la del siervo, pues el lo que buscaba era la confirmación de Dios. Es una hermosa lección para nuestras vidas, en especial para los solteros. Muchas veces se busca a otra persona para compartir algún momento y solo se ve lo externo, lo físico, lo que hace. Lo que se debe buscar realmente es la voluntad de Dios y poder estar seguro del paso que se está dando. El siervo sabía que Dios tenía la respuesta justa y para toda la vida.

Entonces el siervo sacó regalos valiosos y se los dio a Rebeca en agradecimiento por lo que había hecho por él y sus camellos, y dijo: ¿De quién eres hija? ¿Hay lugar en la casa de tu padre para que podamos descansar? Y ella le respondió indicando a que familia pertenecía. El siervo se dio cuenta que era de la familia a la que tenía que ir a buscar la esposa para Isaac que su amo Abraham había dicho. La mujer agregó que había lugar en la casa de su padre para descansar.

En ese momento el siervo se detuvo. Él había tenido un buen profesor que le enseñó las prioridades que debía tener. Primero orar, después actuar. Y cuando Dios conteste, primero adorar después actuar. Y cómo el siervo era muy buen alumno, al comprobar que Dios había contestado su oración se tomó su tiempo para adorar a Dios. En Génesis 24: 26 dice que el siervo se inclinó y adoró a Jehová y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de la familia de mi amo. ¡Que siervo fiel! ¡Bendijo a Dios por bendecir a su amo! Reconoció que Dios le había guiado en el camino para llegar al lugar exacto. La Biblia nos dice que somos siervos de Dios, ¿Somos así de fieles con nuestro amo, con nuestro Señor?

Hoy Dios nos ha guiado a poder compartir este estudio. Hoy Dios nos quiere hacer recordar que podemos contar con él, pues él todo lo puede hacer, y quiere ayudarnos en lo que necesitemos. Aprendamos a tener el orden de prioridades como el alumno siervo: Primero orar, después actuar. Cuando Dios conteste: primero adorar, después actuar. Nuestra vida va a poder tener los éxitos que el siervo de Abraham logró.

  • Nombra, memoriza y vive el orden de prioridades que debemos tener en nuestra vida

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque puedo contar contigo en todo momento. Ayúdame a tener en claro el orden de prioridades y cumplirlo. En el nombre del Señor Jesús, Amén.