Día 39 (65) - Gn 24:52-58

 

52 Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová. 53 Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. 54 Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi señor. 55 Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros a lo menos diez días, y después irá. 56 Y él les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor. 57 Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. 58 Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. Génesis 24:52-58


Ayer vimos las tres características que tenía Rebeca. ¿Cuales eran? Si, ayudaba a su familia, respetaba a todas las personas y tenía una fuerte fe en Dios. El siervo de Abraham ya había contado todo a la familia de Rebeca. El papá, que se llamaba Betuel y el hermano llamado Labán, coincidieron en señalar que todo era obra de Dios, que Dios había guiado al siervo hasta Rebeca y que Rebeca debía ser la esposa de Isaac. Entonces ambos le dijeron al siervo que podía llevar a Rebeca a la casa de su amo Abraham.

¿Qué te parece que hizo el siervo al escuchar eso del padre y el hermano de Rebeca? Si, lo que sabía que tenía que hacer, sabía muy bien el orden de prioridades, se arrodilló y agradeció a Dios. Me gusta ver que ese siervo, acostumbrado seguramente a hacer reverencias a sus autoridades, no tiene problemas de arrodillarse o inclinarse hasta la tierra para adorar a Dios, no importa cual sea el lugar ni con quien esté. Luego sacó regalos y le dio a Rebeca, al hermano y a la madre. Pronto se hizo de noche, cenaron y se fueron a dormir.

A la mañana siguiente el siervo se levantó y pensaba ya salir de regreso, pero Labán, hermano de Rebeca, y su madre le dijeron: que espere Rebeca 10 días y después irá. Entonces el siervo le rogó que no lo detengan, que Dios había mostrado todo con claridad y deseaba volver a su señor. Muchas veces nos sucede que Dios nos muestra algo con claridad. En ese momento somos llevados a tomar una buena y pronta decisión, y lo hacemos guiados por Dios. Pero con el correr de los días, surgen problemas en el diario vivir y esa elección que parecía muy firme se va debilitando. Empezamos a poner en duda aun aquellas cosas que son claras y retrocedemos en las buenas decisiones tomadas y provocamos que las bendiciones que Dios tiene ya preparedas para nosotros tengan que esperar.

Ahí entonces pasó algo que no era común en aquel momento. Mayormente se armaban los matrimonios entre los padres de los novios y no se consultaba a la novia. Pero en ese momento llamaron a Rebeca para que decidiera si quería ir o no. ¡Qué decisión! Hasta el día de ayer era una joven haciendo los quehaceres de su familia, pensando en su juventud y que le depararía la vida, que tal vez no hubiera cambios en los próximos años,  y ahora tenía que decidir si se iba a ir por algunos días de camino, con un desconocido, a casarse con otro desconocido. Me gustaría preguntarle en especial a las jóvenes que pudieran estar leyendo ésto: ¿Qué habrían hecho ustedes? Pero a todas esas dudas lógicas que la situación presentaba se impuso la fe en Dios. Rebeca entendió que claramente era la voluntad de Dios y estaba preparada para recibir y disfrutar de las bendiciones de Él junto a la persona que Dios había preparado, y entonces respondió con seguridad: Sí, iré. Es bueno aclarar que no estaba tomando una desición apresurada como muchas veces todos hacemos. Las desiciones apresuradas no tienen que ver con el tiempo, como muchos piensan, sino que tiene que ver con la claridad que Dios da. Si no está claro aun como debe ser esa decisión todo lo que haga puede ser apresurado, aunque haya pasado mucho tiempo. Pero si Dios se ha encargado de mostrarnos Su voluntad con claridad, aunque haya pasado poco tiempo, no es apresurada. Pero para tener esa claridad hay que estr conectados con Dios. Hoy se entiende mal el témino conectados. Se piensa que con estar "On Line" estoy conectado. Pero en realidad el estar conectado tiene que ver con el trato directo que puedo tener con otra persona. El desafío diario es poder estar conectados con Dios, continuamente, y así podré tener mejor claridad en Sus "Sí", en Sus "No" y en Sus "esperá".

¡Que maravilloso es depender de la fe en Dios! ¡Que seguridad da a las decisiones que debemos tomar! Rebeca se enfrentaba a un mundo nuevo, pero guiado por Dios sería maravilloso. Lo mismo pasa en nuestras vidas cuando estamos dispuestos a obedecer la voluntad de Dios. Primero dejar entrar al Señor Jesús en nuestro corazón como Salvador personal, luego obedecer su Palabra y dejar que guíe nuestra vida. La vida pasa a ser un maravilloso desafío.

  • ¿Cuáles son las dos cosas que debemos hacer para que nuestra vida sea un maravilloso desafío?

Oración:

Querido Dios Padre, gracias porque sé que puedo contar contigo al tener que tomar cualquier decisión. Ayúdame a obedecer siempre tu Palabra y guía mi vida. En el nombre del Señor Jesús, Amén.