Día 11

¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 11.

Ayer pudimos pensar un poco sobre las palabras de Gabriel a María, y en especial a el nombre del que vendría: Jesús, porque salvará al mundo de sus pecados.

Luego que terminó de hablar sobre lo que ella vivirá en si misma, y de darle el nombre que deberá llevar, empezó a describir como será su lugar en la tierra. No era alguien que venía a ocupar un cierto lugar en una comunidad, o en un pueblo, o en una creencia, sino que venía a cambiar la historia de la humanidad, e impactar en el mundo entero.

Es también interesante que Gabriel no le habló exclusivamente de lo que ese ser que venía (lo digo así porque me cuesta poner ese nuevo ser, como llamaríamos a cualquier otra persona que será gestada) haría en esa venida, sino que le revela a María y a cada uno de nosotros, lo que representa Jesús para la historia de la humanidad y para el poder, dominio y reinado sobre todo otro ser humano.

Cuando se habla de la historia de Jesús, muchos historiadores y personas en general, lo toman como alguien que promovió con sus enseñanzas una nueva religión que se fue expandiendo por todo el mundo, pero las palabras de Gabriel dejan bien en claro que no es un asunto de religión, sino el Dios creador de los cielos. La religión es lo que el ser humano hace para tratar de llegar a quien cree que es Dios. Aquí estamos hablando de Dios buscando a todo aquel que en el cree.

Las palabras de Gabriel, describen el plan que Dios le contó para que lo comunicara a María y a todos nosotros y lo podemos leer en Lucas 1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Lo primero que dice es que será grande. 15 meses antes, cuando habló con Zacarías sobre que tendría en hijo que llamará Juan, en la descripción de como sería mencionó también que sería grande. ¿A que se refiere con grande? Podemos pensar en el poder de Jesús, pero… ¿Que poder tenía Juan? En Isaías 52, al final del capítulo, y el capítulo 53, hay una de las más magníficas descripciones sobre el sufrimiento de Jesús para salvarnos. Mirá como empieza: 13 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Si solo lees eso pensás que esa persona viene a imponer un gobierno con total autoridad que despojará a todos los poderosos de la tierra. Pero mirá como sigue: 14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, 15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído. Muchísima gente, unos 30 años después, conocerían a Jesús, cualquiera que lo viera lo reconocería por la fama que tendría por sanar enfermos, calmar tempestades, resucitar muertos, y tantas cosas que dejarán ver que él es Dios. Pero luego será castigado de una forma sobrehumana, a la cual ningún ser ha podido soportar jamás. Y así como asombró sus milagros, también asombrará su entrega, su padecimiento y sufrimiento, por eso ningún poderoso podrá abrir la boca con verdad, porque aunque intenten tapar todo lo que Jesús hará, no podrán frenar que Jesús venza al pecado, derrote a la muerte y resucite al tercer día, y se aparezca a más de medio millar de personas.

Por eso… ¿En que estaba su grandeza? ¿En su poder? Creo que no.

Si te queda alguna duda, mirá como termina el capítulo 53:10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

¡Ese pasaje es maravilloso!!! ¡¡Su grandeza está en su entrega!! ¡¡Su grandeza está en su humillación!! Su grandeza está en que lo hizo por nosotros: derramó su vida… ¡que hermosa expresión! El que creó el universo con solo hablar, se derramó por vos y por mi.

Y nosotros muchas veces nos llenamos de orgullo, o de odio, o creemos ser mejores o mayores que otros. Volvamos a leer todos los días las palabras de Gabriel a María, y miremos que quién iba a venir a través de ella primero iba a mostrar su grandeza humillándose hasta la muerte, y muerte de cruz, como dice Pablo en Filipenses 2.

Cuando vamos mirando en profundidad estas cosas, vamos dimensionando lo extraordinario que fue que Jesús naciera en Belén y concretara el acto más grande de la historia de la humanidad. ¿Cual fue? Volvé a leer los últimos versículos de Isaías 53.



¿Oramos?

Querido Padre Dios, cuando vuelvo a ver todo lo que Jesús ha hecho por mi, solo deseo caer de rodillas delante tuyo y pedirte perdón porque tantas veces soy todo lo contrario a lo que él fue por amor a mí. Ayúdame a cada día seguir indagando y conocerte más. Que pueda pasar más tiempo a los pies de Jesús y los tuyos aprendiendo que lo que tú eres. Pero también que pueda ser un imitador de Cristo, sobre todas las cosas que haga en mi vida. En el nombre del Señor Jesús, Amén.