Día 15
¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 15.
Quedamos ayer en el momento en que María quería saber como se llevaría a cabo el hecho de quedar embarazada, pues ella aun estaba en el tiempo del desposorio, que ya vimos anteriormente, y no tenía a su esposo todavía. Gabriel le explicó que ese embarazo sería muy diferente a los miles de millones que suceden en el mundo. Ese sería un caso único. Dios Padre pondría un embrión en el vientre de María, y de allí en más seguiría el proceso de cualquier embarazo.
Luego Gabriel continúa contándole algo más. Le habla de su pariente Elisabet. No se sabe a ciencia cierta que parentesco tenían. Ha habido algunos que opinan que fueron primas, pero eso no lo confirma el pasaje bíblico.
Le dijo que Elisabet estaba embarazada y cursando el sexto mes de embarazo. Le afirmó que a la que llamaban estéril, ahora había concebido, es decir, estaba embarazada. María pudo escuchar ese frase de Gabriel que ilustraba lo difícil que era en ese momento ser mujer sin poder tener hijos, pues no dijo la que era estéril, sino a la que llamaban estéril. Era como una sentencia para la que sufría la esterilidad, pues, como también ya vimos, era considerado un acto de castigo divino por algún pecado. Pero Lucas había dejado bien en claro que ambos eran justos delante de Dios.
Gabriel está expresando todo lo que Dios estaba haciendo en ese entonces, no solo por la familia, o por las dos familias, sino por toda la humanidad, pues de Elisabet vendría el que prepararía el camino del Salvador y por María vendría el Salvador del mundo.
Pero, como dicen algunos, Gabriel dejo lo mejor para el final. Pero pensándolo bien, todo lo que dijo fue maravilloso, entonces necesitaba un cierre maravilloso y dijo: “porque para Dios nada hay imposible”.
Otra vez me maravillo que el Dios al cual nada le es imposible, use personas comunes, ancianas o jóvenes, para obrar de una manera extraordinaria. El podría hacerlo con una sola palabra, como creó de la nada todo lo que existe, sin embargo nos ofrece a los seres humanos, poder disfrutar de verle obrar a través de nosotros, usándonos a nosotros.
Dios tenía todo listo. ¿Faltaba algo? Ya Gabriel lo había comunicado a la perfección como se lo encomendaron. Y si, faltaba algo. Faltaba que María aceptara el hermoso desafío. Alguien preguntó una vez: ¿qué hubiese pasado si María rechazaba quedar embarazada?
La respuesta rápida podría ser que Dios tendría otras personas ejemplares para hacerlo. Pero creo, conociendo un poco mejor a Dios, que Dios ya sabía en su Omnisciencia, que María iba a decir lo que dijo a continuación, pero aún así está esperando nuestra respuesta, no porque él no esté seguro, claro que siempre está seguro de todo, sino que hasta en eso también nos quiere hacer partícipes.
La respuesta fue: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” ¡Qué hermosa respuesta! Una mujer que se puso 100% en las manos de Dios. Entendió el privilegio de servir al Señor de señores y Rey de reyes, para un hecho único e irrepetible. No puso condiciones. No pidió garantías. No pidió nada a cambio. Y aunque eso sería bastante complicado, por muchas razones, sabemos que María había escuchado muy bien, y sentía que así sería, que el Espíritu de Dios estaría en ella y el poder de Dios la cubriría.
No puedo dejar pasar en esta historia, que una joven mujer le dijo a Dios: “hágase conmigo conforme a tu palabra.”
Dios podría hacer lo que quisiera con quien quisiera, pero eso está en contra de su amor, y del libre albedrío que otorgó a cada ser. Por eso el que puede hacer cualquier cosa, espera que nosotros podamos aceptar su regalo para ser salvos, y espera que decidamos aceptar y decirle que haga con nosotros según su Palabra.
¿Que pasa en usted cuando lee su Palabra? ¿No es cierto que hay historias que son hermosas, pero cuando llegamos al momento en que se plantean los principios de Dios y los desafíos para cambiar muchas cosas que aun están mal en nuestra vida no tenemos muchos deseos de que Dios obre según su voluntad? Sin embargo, lo mejor que puede pasar en nuestra vida es que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, pues como le dijo el apóstol Pablo a los Romanos en el capítulo 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Dios desea no solo que creamos en él, sino que también podamos comprobar que la voluntad de Dios es agradable y perfecta. Que la podamos vivir, que la podamos disfrutar, que la podamos compartir y enseñar.
¿Oramos?
Querido Padre Dios, gracias porque tu voluntad es agradable y perfecta. Gracias porque no has tomado en cuenta mis pecados confesados, sino que los has arrojado a lo profundo del mar, al olvido, y esperas que yo acepte tu voluntad para empezar a obrar en mi vida. Gracias nuevamente por ejemplo de María en cuanto a su fe y compromiso con tus propósitos. Ayúdame a también tener esa fe y a comprometerme a ser tu siervo y decirte: haz conmigo según tu voluntad. En el nombre del Señor Jesús, Amén.