Día 22

¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 22.

Ayer empezamos a ver la parte de José. No sabemos cuanto tiempo después él se enteró del embarazo de María, pero seguramente ella no lo guardó mucho tiempo y se lo debe haber contado a él. ¿Cómo habrá sido la reacción primera de José? Recibir a la mujer con quien tenía el deseo de formar una familia, y ambos guardando su pureza sexual, y encontrase con ella embarazada. Pero me imagino que María fue con la tranquilidad de que Dios se lo había hecho saber y que José, como remarco Mateo, era un hombre justo, es decir, trataba de obrar en la justicia de Dios, un hombre de fe.

El hecho es que al escuchar de María semejante noticia, que era maravillosa por un lado, pues su prometida era la elegida por Dios para traer al Salvador al mundo, por el otro, su humanidad le habrá presionado muy fuerte, y más es esos momentos donde se era muy duro con los pecados sexuales cometidos, en especial el de las mujeres.

José entonces decidió callar, dejarlo en lo secreto. ¿Cómo haría cuando no se puede ocultar más el embarazo? ¿Quién creería que Dios había puesto un embrión en su vientre? ¿Qué dirían los parientes y amigos, en especial los suyos? Por lo que vemos en el pasaje, seguramente había en su cabeza muchos pensamientos que constantemente surgían y aunque su fe en la palabra del ángel mandado por Dios lo llevó a proteger a María de todos los que podrían querer su mal o atacarla verbalmente y también físicamente, en sus momentos de soledad y de reflexión aparecerían cosas difíciles de entender y de sobrellevar.

Es ahí, donde aparece el ángel del Señor. No se nos indica si fue el mismo que a María, pero en este caso no se le aparece en persona, sino en sueños. Tampoco sabemos de cuanto tiempo de embarazo estaba ella, pero el hecho que al ver la necesidad de él, Dios envió a su ángel a tranquilizar y ayudar en su fe a quien sería el responsable de cuidar a María y al niño Jesús.

El ángel le dijo, como se registra en Mateo 1: 20 José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

Miremos primero como lo llama: “José, hijo de David”. Ayer vimos que Lucas menciona que fue hijo de Elí, pero aquí el ángel le recuerda que desciende de David, y en las profecías se ha dicho que el Mesías sería el descendiente de David, como también lo marca el mismo Mateo desde el primer versículo de su libro y del nuevo testamento. Es decir, al llamarlo, no solo está identificándolo con el mensaje, sino que en él se está cumpliendo la profecía. José está siendo un instrumento, una herramienta para el Señor.

En segundo lugar le dice: “no temas recibir a María tu mujer.” Deja también en claro que María, su prometida, era la que Dios había señalado para que sea su esposa. “Tu mujer no habla de dueño, o de apoderado, sino que mutua pertenecía. Ambos, por lo que deja entrever el relato bíblico, habían hecho muy bien las cosas, entre ellos, hasta ese momento. Y Dios no iba a cambiar en base sus planes, sino que la noticia dada por Gabriel, no tenía que modificarlos, sino todo lo contrario, confirmarlo. Aquellos que han orado para que Dios le confirme algo, ¿no les hubiese gustado que un ángel se lo afirme? Claro que si

Pero en tercer lugar le habla sobre la raíz de sus pensamientos: “lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. Notemos que no le dice: lo que ella engendró, sino lo que en ella es engendrado. La palabra engendrar viene del latín y significa: producir o dar origen, dar existencia material. ¡Me encanta ese término aplicado a la historia de Jesús!

A María le había dicho: “concebirás”, que significa “recibirás”, pero a José le dijo: engendrado, dar existencia material. En ambos corrobora lo que venimos viendo. Ninguno de los dos intervinieron para que ese nuevo ser material comenzara a existir. Por supuesto que Jesús siempre existió en la persona de Dios Hijo.

Y en cuarto lugar le dice lo mismo que se le había dicho a María: Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Ese niño no sería simplemente un mensajero del Señor, ni tampoco un profeta más, sino que sería el Salvador que vendría a traer la salvación a su pueblo, Israel, como tantas profecías lo anticiparon, pero después se verá como Jesús vino por toda la humanidad.

Hoy podemos terminar pensando en como Dios siempre está cercano a los que le buscan de verdad. Ante nuestras dudas o pruebas, siempre está cerca para aclararnos, ayudarnos o animarnos. No parece actualmente estar usando él método de José, pero algunas veces usa a personas, a nuestros hermanos o pastores, pero siempre lo puede hacer cuando estudiamos, no solo leemos, su Palabra, la Biblia. Así le dejó en claro el ángel: Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

¿alguna duda? La respuesta estaba en la Biblia, Isaías 7:14. José se podía quedar totalmente tranquilo, no solo por las palabras del ángel, sino porque en la Palabra de Dios ya estaba profetizado que así sería.


¿Oramos?

Querido Padre Dios, gracias por las personas que has utilizado que me siguen demostrando que tu deseas usarlos, cuando están dispuestos, para cumplir tu plan. Gracias porque siempre estás cercano a mí, y me das las palabras justas de guía, aliento y ayuda. Haz que siempre pueda estudiar tu Palabra y allí encontrar todas las respuestas a mi vida. En el nombre del Señor Jesús, amén.