Día 34

¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 34.

Ayer vimos como Herodes llamó a todos los principales sacerdotes y escribas de Jerusalén, y ellos le indicaron que el Mesías, el Cristo, debería nacer en Belén.

Entonces hizo llamar en secreto a los magos. Los sacerdotes, como vimos ayer, no le dijeron todo a Herodes, pero Herodes no quería que los sacerdotes supieran todo. Es muy malo cuando el deseo de poder, o de seguir teniéndolo, se pone por encima de lo justo, de lo verdadero, de lo que Dios ha dicho con tanta claridad en las profecías. Los sacerdotes y escribas no querían perder su lugar con el rey y el rey no quería que los sacerdotes fueran a creer que nacía un nuevo rey.

Es admirable saber que eso que sucedió en Jerusalén en aquellos días y por mucho tiempo, es lo que ha sucedido con la “iglesia” durante muchísimo tiempo desde el siglo cuatro, cuando el poder político dejó de perseguirla y la invitó a formar parte del poder. A la palabra iglesia la puse entre comillas, porque la verdadera iglesia no ha querido corromperse y siguió siendo, a través de los siglos, el remanente fiel, apartado del poder político, pero no del poder de Dios.

Volvamos a los magos. Dice Mateo que Herodes, en secreto, empezó a indagar a los magos sobre cuanto tiempo hacía que seguían la estrella, y después de obtener la información que quería los envió a Belén y les pidió que cuando lo encuentren, le hagan saber, para también él ir a adorar.

Acá podemos tener otro de los motivos de porque habló con ellos en secreto, pues tanto los sacerdotes, como los escribas o cualquier otra persona, no iban a creer que Herodes deseara adorar a alguien, si solo se adoraba a si mismo, sospecharían por lo tanto que estaba preparando alguna de las trampas que solía hacer.

Los magos salieron del palacio, y ahí estaba la estrella, como esperándolos. Podríamos también pensar si fue bueno que los magos fueran al palacio. Ellos venían de oriente siguiendo la estrella, entonces, ¿por qué no la siguieron a Belén, sin entrar en Jerusalén? Posiblemente, como el camino a Belén pasaba por ahí, supusieron que el rey de los judíos debería nacer en el palacio real de la ciudad más importante de la zona. Muchas veces, nosotros mismos, cometemos errores en nuestra vida por suposiciones. Ellas nos llevan a dejar de ver la estrella que nos guiá, y tomamos decisiones que pueden perjudicar nuestra vida. ¿Te acordás de Sarai y Abram? Ellos supusieron que podían ayudar a Dios y Abram tuvo un hijo con su sierva, contrariamente a lo que Dios quería para ellos. Con esto no estoy queriendo echarle la culpa a los magos por el desastre que después vendría, sino, solo entender que muchas veces, aun con buenas intenciones, nos equivocamos, pero cuando nuestras suposiciones están sin atender la Palabra de Dios, entonces nuestras intenciones dejan de ser buenas. Espero haberme expresado con claridad.

Volvamos a la estrella. Muchos son los que han invertido tanto tiempo de su vida investigando si aquella estrella era el cometa Halley, un meteorito u otro objeto que venía del cielo por naturaleza, pero ¿como pueden explicar que la estrella se detuvo sobre Jerusalén esperando que los magos salgan del palacio? ¿Como pueden explicar lo que va a suceder a continuación?

Recuerdo cuando era un adolescente de unos 15 o 16 años, que fui muy temprano, de madrugada, al taller en que trabajaba para ver el cometa Halley que pasaba ese día, pues decían que no volvería a pasar por unos 75 años, y lo que vi fue como una estrella fugaz pero que se desplazaba lentamente, pero a mucha distancia de altura, no podría señalar ningún sitio en este planeta.

Aquella estrella que guió a los magos, sin lugar a duda, fue otra muestra del poder de Dios sobre la naturaleza, pues, como hizo muchas veces, uso algo de ella, sacándola de su lugar natural y usándola para mostrar que él es soberano sobre todo. Aunque también pudo usar cualquier tipo de luz, pues él es la luz y el creador de la luz.

Y todo lo que venimos hablando sobre la estrella nos llama la atención, pero miremos lo que escribe Mateo: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

Me imagino que salieron de la presencia del rey esperando seguir por el camino a Belén preguntando a los habitantes de la zona, pero, adelante de ellos iba la estrella. El pueblo de Israel, cuando salió de Egipto había podido experimentar que la columna de nube o fuego iba delante de ellos o por detrás, dependiendo la necesidad. Acá la necesidad era ir hacia adelante a Belén, y por eso la estrella no los seguía, sino que los guiaba, iba adelante. ¡qué alegría tenían, como dice el texto bíblico, pues Dios los seguía guiando! Pero llegaría el momento en que se iba a detener finalmente, pues el largo camino había llegado a su fin. Aquella luz dirigida por el Director del universo, llegó al lugar donde estaba la Luz del mundo, y la señaló con total claridad. Y como también leímos, se posó, se detuvo sobre la casa en donde estaban los tres: José, María y Jesús.

¡Qué largo camino de fe habían recorrido los magos desde oriente hasta la casa donde estaban los tres! Dios fue guiando cada parte del camino con su luz. Esto nos hace recordar que desde la antigüedad Dios prometió un Salvador, y a lo largo de los siglos, la luz de Dios ha guiado a la humanidad hacía Belén, la “casa de pan”, como es su significado. 4000 años o 40 siglos habían pasado, pero Dios seguía guiando y cumpliendo ese plan. En la Biblia el 4 es el número de la tierra, este planeta o mundo, y 40 es el de la prueba. Aunque el ser humano le dio la espalda a Dios desde el huerto del Edén, fue allí mismo donde se puso en marcha el plan de salvación, y como un hilo rojo que se fue desenrollando, Dios fue guiando a la humanidad, al mundo, con su luz hacía Belén, para probar que sus promesas son fieles, y su amor es eterno. Por eso Juan pudo escribir: Que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Hijo Unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


¿Oramos?


Querido Padre Dios, gracias porque no solo desde el Edén, sino de antes de crearnos sabías que te íbamos a dar la espalda, y por eso preparaste de antemano el plan que tu Hijo Jesús iba a llevar a cabo. Gracias porque tu luz ha guiado a todos los autores del antiguo testamento a escribir sobre como tu luz iba marcando el camino hacía Belén, en donde se concretaría la venida al mundo del Salvador, de Jesús. Gracias porque tu luz ahora está dentro de mí, desde que acepté el perdón de Jesús y a él como mi Salvador personal. Ayúdame a siempre estar enfocado en tu Palabra y nunca dejarme llevar por suposiciones. En el nombre del Señor Jesús, Amén.