Día 6

¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 6.

Ayer quedamos en el momento en que Zacarías volvió a su casa al término de la semana de servicio en el templo, con la promesa del ángel Gabriel de que tendría un hijo.

¿Te imaginás la sorpresa que se llevó Elisabet al ver a Zacarías que se había quedado totalmente mudo, pero de alguna manera, casi seguro que por escrito, pudo contarle todo lo que Gabriel le había dicho?

Durante tantos y tantos años había recibido a su esposo al volver de su semana en el templo, pero ahora era todo totalmente diferente. La vida que parecía ya sin mucho valor para vivirla, revivía de una forma maravillosa, con la promesa que habían recibido, aunque Zacarías no había creído de entrada.

El relato de Lucas dice que al volver a su casa Elisabet concibió. El caso de ellos es muy similar al de Abraham y Sara. En ambos casos eran mujeres estériles. En ambos casos eran muy mayores de edad para poder tener hijos en forma natural. Pero además en ambos casos fueron visitados y avisados que Dios haría un milagro en sus hogares.

En ambos casos la mujer quedó embarazada en una relación sexual con su esposo, al que Dios le habló. En el caso de Abraham fue el mismísimo Dios Hijo que se presentó acompañado por dos ángeles más para decirle, pero en el caso de Zacarías, como ya vimos, fue el ángel Gabriel.

Una pregunta que surge es: ¿cuánto tiempo pasó desde que fue avisado hasta que quedó embarazada? La expresión que usa Lucas denota la inmediatez. Recién lo comparábamos al caso de Abraham. Cuando vamos a Génesis 18:10 podemos leer las palabras de Dios Hijo a Abraham: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Con eso “del tiempo de la vida” se refiere al tiempo de gestación de una mujer, que son 40 semanas o 280 días. Por lo tanto ese mismo día Sara habrá quedado embarazada. Nada nos indica que no sucedió lo mismo con Elisabet.

Y agrega Lucas un dato más. Dice que Elisabet se recluyó 5 meses, y fundamentó la decisión diciendo que Dios había quitado de su vida su afrenta, el hecho de poder morir sin dejar hijos.

Elisabet no recibió la noticia como Zacarías, pues ella enseguida creyó, aunque la noticia no tenía ninguna lógica humana. Sabía que Dios estaba haciendo un milagro al hacer que ella quede embarazada, pero no pensó que Dios lo prometió por lo tanto no iba a permitir que le pasara nada a su bebé, sino que entendió que ahora era su responsabilidad hacer todo correctamente para cuidar de su embarazo y su bebé. Sabía con exactitud lo difícil y arriesgado que era el tenerlo en la vejez, sabiendo que Dios la cuidaría pero que ella debía hacer las cosas muy bien de su parte.

Y esos 5 meses no solo la cuidarían físicamente, sino que también servirían para prepararse mentalmente y espiritualmente, pues había de parte de Dios un plan espiritual para el pueblo judío.

Aquí podemos encontrar unas lecciones muy importantes:

Zacarías vio al ángel pero no creyó, Elisabet no lo vio, pero creyó. La fe no se desarrolla por lo que ve, si por lo que experimenta interiormente en una relación íntima con Dios.

No quiero que parezca que deseo rebajar a Zacarías. Tenemos que resaltar que en aquel tiempo, entre los judíos y otros pueblos similares, se autorizaba que un hombre que su esposa no le daba hijos, pudiese tener de alguna sierva de ella. Zacarías esperó en Dios y no contaminó su cuerpo con una práctica opuesta a las enseñanzas de Dios. Como si, lamentablemente Saraí propuso a Abraham y él lo hizo.

Otra lección que nos da Elisabet, es que cuando Dios obra en nuestra vida dándonos algo, aun en forma milagrosa, debemos ser responsables de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para cumplir delante de Dios. Por ejemplo: podemos orar para que Dios cuide a nuestros hijos, pero Dios nos ha dado la responsabilidad de cuidarlos. Podemos orar para que nuestra congregación crezca, pero es nuestra responsabilidad trabajar por la paz entre todos y contar el evangelio a los no creen. Es maravilloso darnos cuenta de que Dios muchas veces nos usa para cumplir lo que nosotros mismos le pedimos.

Podemos entonces ir terminando por hoy preguntándonos si hay algo que debamos dejar para ocuparnos de lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Ese embarazo tan esperado por décadas, ahora cambiaría sus vidas para siempre. Entonces ¿será que Dios muchas veces no nos concede algo que le pedimos porque no estamos dispuestos a ser lo responsable que deberíamos ser?

¿Oramos?

Querido Padre Dios, gracias por los ejemplos que nos has dejado en las páginas de la Biblia para que podamos entender no solamente lo que esperas de nosotros, sino también lo que deseas darnos. Ayúdanos a aprender a ser responsables de las cosas que has puesto en nuestras manos, a saber si debemos dejar algo para poder cumplirlo mejor, y ayuda nuestra fe para que entendamos que siempre debemos hacerlo a tu manera y no a la nuestra. En el nombre del Señor Jesús, Amén.