Día 7
¡Hola! Bienvenido a la serie “Os ha nacido”, día 7.
Ayer vimos como fueron las cosas con Elisabet y Zacarías.
Lucas sigue escribiendo la historia cronológica de los hechos y dice que pasaron seis meses. Elisabet entonces ya estaba entrando al último trimestre del embarazo.
El día 4 te pedí que anotaras algunas fechas, ¿lo hiciste? Y si no, no hay problema. Te las recuerdo. Esas fechas eran los días en que Zacarías tenía que hacer el servicio del templo, una semana entera, dos veces al año. Habíamos hecho un ejemplo basado en el calendario de este año, y Zacarías tendría que haber vuelto a su casa el 8 de junio o el 23 de noviembre. Si le agregamos a esa fecha 6 meses, estamos alrededor del 8 de diciembre o 23 de mayo del año siguiente.
Pero… ¿Qué pasó a los 6 meses de embarazo de Elisabet? Dice que otra vez Gabriel fue enviado por Dios, pero en esta oportunidad a Galilea, al norte, a una ciudad llamada Nazaret. En Lucas 1:26 podemos leer: Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
En esta ocasión las cosas eran bastante diferentes a la anterior contada. Acá se está refiriendo a una joven, posiblemente bastante joven, anteriormente vimos que Elisabet era de muy avanzada edad. Elisabet estaba casada muchos años con Zacarías, y aquí se habla de una joven llamada María y menciona dos cosas sobre ella: que estaba desposada y que era virgen.
Seguramente todos hemos escuchado que cuando se refieren a ella generalmente se la llama la Virgen María. (Lo puse en mayúsculas pues así la usan)
Miremos un poco ambos términos.
Desposada. El desposorio no era el matrimonio, sino una promesa de él.
Antes de seguir quisiera dar una nota al margen. Por curiosidad le pregunté sobre esto a la IA y me respondió que era el unirse en matrimonio. Tengan cuidado cuando estudian la Biblia y usan esa tecnología. Recomiendo no usarla para eso, sino libros de estudios probados, que podemos adquirir en librerías cristianas de confianza.
Seguimos con la historia.
Pero había muchas formas de promesas en los tiempos bíblicos de Israel, pero el desposorio era mucho más que una simple promesa. Era un compromiso final, para que al terminar el periodo haya matrimonio. Era un verdadero pacto de palabra, que después del exilio en Babilonia se empezó a incluir un documento de compromiso de matrimonio escrito y firmado.
Los desposorios se celebraban de la siguiente manera: Las familias del novio y de la novia se reunían con algunas otras que eran testigos. El joven daba a la novia algún artículo de valor, o simplemente un documento en el que le prometía casarse con ella. Entonces ella decía: “Vean por esta señal, que tú estás reservado para mí, de acuerdo con la ley de Moisés y de Israel”.
Pasaba por lo menos un año entre el desposorio y el casamiento. Si bien se consideraban casi esposos, no se consumaba el matrimonio hasta el cumplimiento del tiempo, pero ambos debían esperar pacientemente, respetando el sentimiento mutuo y la distancia física, pues no podían tener intimidad física hasta después del matrimonio. El uno debía guardarse para y por el otro.
Esa figura se usa en el nuevo testamento para ejemplificar la relación de Jesús con la iglesia. 2da Corintios 11:2 dice: Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pablo escribe esto. Él había predicado el evangelio y muchos se habían entregado a Jesús, y luego les escribe como si fuera un padre que celosamente, en su acepción positiva, deseaba cuidar de su hija hasta su boda, su unión definitiva. Su temor era, como dice el versículo 3, que así como Eva fue tentada, sus sentidos sean llevados hacia el mal obrar y no cumplan con el pacto con Jesús, como novia, y en el futuro, su esposa.
La iglesia, es decir todos los que creen en Jesús como su Salvador personal, estamos viviendo ese tiempo de desposorio. Jesús ha entregado su vida por nosotros, y al aceptar su perdón y su obra por salvarnos, nos ha incorporado a su novia, la cual un día se unirá para siempre con él en las bodas del Cordero, como lo encontramos en Apocalipsis 19.
Efesios 2: 25 dice: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Acá tenemos con mucha claridad el desposorio de la iglesia, que ya ha sido guardada del mal y de la muerte eterna, para pasar la eternidad con el Esposo.
Mañana veremos el segundo término que está muy relacionado con el que vimos rápidamente hoy.
¿Oramos?
Querido Padre Dios, gracias porque desde que Jesús entró en mi corazón, soy parte de la esposa de él. Ayúdame a no olvidarme del lugar tan importante que ocupo, y respetar en mi pensar, actuar y hablar el pacto de fidelidad con Jesús. Gracias porque él se entregó por mi, y ahora me espera una eternidad con él a tu lado. En el nombre del Señor Jesús, Amén.