4 de junio

Un misterio llamado Jesús

¡Hola! Ayer terminamos de ver las 9 bienaventuranzas. En cada una de ellas pudimos aprender sobre la receta que dejó Jesús en la Biblia, de mano de Mateo, sobre como poder ser realmente feliz, y tener una felicidad real, profunda y eterna.

No olvidemos que esas fueron el comienzo del Sermón del Monte, dado por Jesús. Y luego de las nueve bienaventuranzas, Jesús habló sobre lo que podríamos llamar las malaventuranzas. Podés buscar después en un diccionario y vas a ver que está aprobada esa palabra por la real academia española.

Después de decir 9 veces bienaventurados los, ahora dirá 4 veces ¡Ay! Y en cada ¡ay! Resume todas esas cosas que para mucha gente es lo principal en su vida, pero que solo los lleva al dolor, la infelicidad y la desdicha. La Biblia, desde el primer capítulo hasta el último, nos advierte de todas las cosas que nos pueden perjudicar. Es muy misterio ver como antes de que las cosas sucedan, ya Jesús nos advierte del peligro al cual podemos estar expuestos, o estaremos si no le hacemos caso a sus advertencias.

El primer ¡ay! Es para los ricos. No quiere decir que las personas que tienen mucho dinero van a ser infelices por eso, sino que se refiere a los que ponen todo su esfuerzo en ganar mucha plata y viven para eso, y todo lo demás ocupa un lugar secundario. En ese momento la mayoría de ricos eran los que estaban con el imperio romano o los religiosos y publicanos, que eran los cobradores de impuestos, que se hacían ricos con lo que les robaban cobrando impuestos de más a la gente. Ya hemos visto como Mateo dejó todas sus riquezas y siguió a Jesús. ¡Qué contento se habrá puesto cuando tuvo que escribir esta malaventuranza de Jesús y saber que él ya no estaba entre esas personas!. Está bien que vos te esfuerces por estudiar de verdad, y por tener un buen futuro, pero nunca el dinero debe ser fin de todo eso, sino el de poder tener lo que necesites vos y las personas que querés, poder ayudar a los demás y colaborar con todo lo que tenga que ver con servir a Dios, para que más personas lo conozcan y tengan la vida eterna.

El segundo ¡ay! Es para los que están saciados. ¿Qué quiso decir con eso? Verás que es bastante misteriosa la forma en que expresa la verdad de las cosas. Jesús quería que aunque pase mucho el tiempo, todos podamos seguir entendiendo lo que desea decirnos. Al decir los que están saciados, se refiere a los que han buscado cosas, y ya se conformaron con eso. Se refiere a los que cada día se conforman con lo poco que puedan alcanzar, sin importarles que podrían estar mucho mejor. Eso se ve mucho hoy en los salones de clase. La mayoría no le importa más que zafar, tratar de llegar a la nota mínima de aprobación, y no les interesa la importancia de aprender.

Eso también lo podemos ver en una cosa mucho más preocupante. Solo nos interesa estar bien en nuestro cuerpo. Esta muy bien cuidar nuestro cuerpo, pero no les importa a muchos cuidar su mente, cuidar su alma y cuidar su espíritu. A veces nos fijamos que comemos, pero no que miramos, que escuchamos, de que cosas hablamos, que muchas veces son muy nocivas para nuestra vida.

Y Jesús dice que a los que ponen su vida solo al dinero, no podrán tener nada más que eso, y podrán comprobar que el dinero no puede comprar el amor, ni la paz y mucho menos la vida eterna. Y, a los que están saciados, es decir a los que se conforman con lo poco que tienen, Jesús les dice que tendrán hambre. Pues eso que alcanzaron, no les servirá por mucho tiempo y se sentirán vacíos.

Sé franco con vos mismo: Tu vida ¿Está más del lado de las bienaventuranzas o malaventuranzas?

Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque siempre deseas prevenir el mal que puede venir sobre mi vida. Cuando empiezo a ver la enseñanza de Jesús, me doy cuenta que hay malaventuranzas en mi vida. Te pido que me perdones y me ayudes a poder empezar a hacer las cosas a tu manera, y ser lleno de la paz y perdón que vos solo podes dar. En el nombre del Señor Jesús, Amén.

¡HASTA MAÑANA!