4 de julio
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Llegamos nuevamente a otro viernes con un misterio llamado Jesús. Ayer pudimos ver a esa mujer que estaba totalmente encorvada durante 18 años, y pudimos reflexionar sobre las cosas que hacen encorvar nuestro ánimo, nuestra autoestima, nuestro espíritu, de tal manera que no podemos más que mirar el suelo, siempre hacia abajo y nos van desanimando y cada vez perdemos la visión del cielo, de arriba, que hay un Dios que nos ama de tal manera que entregó a su Hijo en rescate por todos nosotros.
Después de esas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos que iban a ir al otro lado del mar de Galilea. Entonces se hizo de noche y salieron remando en una barca. El viaje comenzó sin ningún inconveniente, y además dentro de los discípulos estaban pescadores que conocían muy bien ese mar y muchísimas veces lo habían navegado. Mientras los discípulos iban remando en la calma de la noche Jesús se puso a dormir en la popa de la barca. Es un misterio cómo Jesús siendo Dios, sanando tanta gente, resucitando muertos y haciendo todo tipo de milagros asombrosos igualmente se cansaba. Eso demuestra que dentro de él convivían dos naturalezas: la humana y la divina. Él era Dios y hombre al mismo tiempo.
Pero en un momento las cosas se empezaron a complicar. Se empezó a desatar una fuerte tormenta. Aquellos hombres experimentados en el mar se dieron cuenta que esta vez era demasiada fuerte la tormenta como para poder soportarla aquella barca. Empezaron a hacer todos los esfuerzos necesarios para tratar de mantenerla a flote, pero no lo estaban logrando y la barca se empezó a llenar de agua. En medio de su desesperación por salvar la barca y sus vidas se dieron cuenta que esta vez no estaban solos para enfrentar la terrible tormenta. En un cabezal de la barca, en la popa seguía durmiendo Jesús. ¿Cómo hacía para dormir en medio de una tormenta así? ¿Estaba tan cansado para no darse cuenta de lo que sucedía? Creo que Jesús siempre sabe todo, y aun en medio de su descanso humano, su pensamiento divino diría: mirá cómo se desesperan y acá estoy yo durmiendo. ¿No se daban cuenta de que en su barca estaba Dios mismo hecho un ser humano? ¿No habían visto todo lo que Jesús podía hacer? Entonces se acercaron a Jesús y lo despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? En otras palabras: Maestro: ¿no te importa que muramos en la tormenta? Muchas veces a nosotros nos pasa lo mismo. En medio de los problemas decimos: ¿por qué Dios no me ayuda? ¿por qué deja que me pase tal o cual cosa? Pero… ¿por qué no se lo pedimos? ¿Por qué no vamos con fe a él?
Jesús entonces les dijo: ¿Por qué tienen tanto miedo? ¿No tienen fe? Y Jesús le dijo al mar y al viento: Calla, enmudece. Y al instante todo se volvió una hermosa calma.
Al terminar otra semana de estudios, Jesùs nos quiere hacer recordar que siempre contamos con él. Él siempre está disponible, si lo buscamos con fe y de corazón. Aunque las cosas se pongan feas. Aunque haya mucho por estudiar para cerrar bien el cuatrimestre. Aunque vengan problemas personales o familiares, no te desesperes, y recordá que podes tener a Jesús en tu barca, que es tu vida.
Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque en medio de mis tormentas siempre estás cerca de mí. Gracias porque muchos ya tenemos a Jesús en nuestra barca, en nuestra vida, y ahora podemos confiar y descansar como él lo hacía en aquella barca. Ayúdanos a nunca olvidar que siempre estás a nuestro lado, y en nosotros. Gracias por esta nueva semana. Danos un bendecido fin de semana, en el nombre del Señor Jesús, Amén.
¡BUEN FIN DE SEMANA!