9 de mayo

Un misterio llamado Jesús

¡Hola! Llegamos otra vez a un último día de estudios de la semana, donde hemos estado viendo como Jesús iba adquiriendo fama por todas las cosas que hacía demostrando que era Dios. Básicamente lo hacía mostrando su amor y compasión por toda la gente, no importando su condición, nacionalidad o estatus social. Hay mucha gente en la actualidad que no cree en Jesús como el Salvador del mundo, pero que estudia la historia de Jesús pues creen que ha sido una persona única en enseñar sobre el amor al prójimo y la paz.

Hemos visto sobre la suegra de Simón, el leproso y el paralítico, mencionados en la Biblia en medio de miles y miles de milagros, con el fin de enseñarnos, a los alumnos del Maestro con mayúscula, verdades maravillosas.

La historia sigue y cuenta que cuando dejó esa zona y siguió por el camino pasó por un lugar donde se estaba cobrando impuestos. En aquel tiempo no llegaba a tu casa por correo un papel con los impuestos a pagar, sino que había mesas con los cobradores en los caminos o las ciudades, y tomaban nota de las personas que pagaban y que no pagaban los impuestos. Es importante destacar que Jesús siempre enseñó que había que pagarlos. Los cobradores de impuestos siempre estaban custodiados por soldados romanos, así que si alguien se negaba a pagar o deseaba agredir al cobrador, tendría graves problemas con los soldados, que no eran nada amables.

A esos cobradores se los llamaba publicanos, pues cobraban los tributos públicos. Los publicanos pertenecían a los judíos, y eran realmente odiados por todos los judíos, pues sentían que los habían traicionado por trabajar para los romanos que los oprimían, y además siempre les cobraban de más para quedarse con mucho dinero y ser muy ricos.

Ese día, al pasar Jesús por una mesa de recaudación de impuestos, vio al recaudador que se llamaba Leví, y le dijo: Sígueme. Ante la sorpresa de los soldados romanos y de los discípulos de Jesús, Leví se levantó y abandonó la mesa con la caja llena de dinero de la recaudación y siguió a Jesús. No sabemos que motivó a Leví a abandonar todo ese dinero y el poder que le daba ese lugar de publicano y los soldados a su servicio, pero no dudó ni un instante en seguir a ese hombre que pasando por ahí lo llamó con una sola palabra. Luego Leví los invitó a su lujosa casa a comer y organizó, con todos sus sirvientes, un banquete para Jesús, sus discípulos y muchos otros publicanos.

Muy poco tiempo después Leví dejaría todas sus riquezas, dejaría su mansión y los lujos, y se convertiría en uno de los 12 apóstoles de Jesús. Y Jesús usaría todo el talento que Leví tenía para que escribiera todo lo que hoy podemos leer en el libro de Mateo, pues Leví fue renombrado por Jesús como Mateo, el primer libro del nuevo testamento. Como Leví, mucha gente piensa que puede llegar a ser grande por el estudio que puede alcanzar y eso lo haga rico. Pero en realidad debes saber que Dios te ha dado capacidades para que con el estudio puedas potenciarlas pero para el servicio de Dios y del prójimo. Leví, siendo ya Mateo, pudo tener más éxito en su vida siguiendo a Jesús que siendo recaudador de impuestos con mucho dinero, pues al escribir el evangelio según San Mateo, muchas personas, entre ellas muchos judíos, pudieron entender que Jesús es el Mesías de Dios, el Salvador del mundo, y miles de personas fueron salvas. Al terminar una nueva semana de estudios, Jesús, ahora mismo, misteriosamente, te está llamado con esa sola palabra: Sígueme. ¿Querés seguir siendo Leví o ser Mateo? Vos decidís darle valor a tu vida siguiendo a Jesús.

Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias por esta semana de estudios. Gracias porque Jesús hoy me está llamando a seguirlo. Ahora mismo quiero seguirlo y servirlo con mi vida. Enseñame cual es el plan que tienes para mi vida, pues quiero empezar ahora mismo. En el nombre del Señor Jesús, Amén.

¡BUEN FIN DE SEMANA!