9 de junio

Un misterio llamado Jesús

¡Hola! Comenzamos una nueva semana de estudios. Hemos estado viendo sobre las bienaventuranzas y malaventuranzas que Jesús enseñó en el sermón del monte. Luego siguió con muchas más enseñanzas. 

A continuación les dijo a sus alumnos: ustedes son la sal de la tierra. Otra vez usa ilustraciones misteriosas para dejarnos hermosas enseñanzas.  Hoy usamos la sal para potenciar el sabor de la comida, pero en aquel momento se usaba para muchas más cosas, y es importante conocerlas para entender lo que Jesús quiso decir. 

Uno de los usos principales era para conservar la carne. No había heladera, y entonces se le ponía sal en toda la superficie externa y se conservaba un tiempo. 

Ese primer uso lo utilizó Jesús para decirnos que los que creemos en él somos los que podemos ayudar a conservar los principios de Dios y las buenas costumbres. Socialmente vivimos tiempos muy feos, donde no hay respeto por los demás y menos por los principios de Dios. Pero tenemos que marcar la diferencia, y animarnos a ser la sal que conserve la buena conducta en nuestro salón de clases, pero también en nuestra casa y en todo lugar a donde vayamos o estemos. 

Otro uso de la sal era el de desinfectar. Desinfectar es quitar los gérmenes que pueden contaminar las cosas y enfermarnos. Jesús en Mateo 15:18 dijo: “lo que sale de la boca del corazón sale y eso contamina al ser humano”.  El pecado ha contaminado el corazón de las personas. Por eso se expresa con palabras de tanta violencia, discriminación, maltrato y otras más. Pero Jesús nos desafía a ser desinfectantes de las malas palabras, de las malas expresiones, de las formas de violencia y de todo lo que pueda dañar o dañarnos. Y la forma de desinfectar es de poder expresar las cosas de una manera muy diferente. Tener palabras de amor, de contención, de respeto. Cuando se debe hacer ver a otro una mala acción, no hacerlo con violencia, sino con palabras que lleven a la reflexión y motiven a un cambio de vida para bien. 

Hoy la sal es uno de los productos más económicos, pero durante siglos fue un producto tan caro que se usaba para pagar el sueldo laboral, de ahí el término: “salario”. 

Jesús desea, que no importando tu edad, puedas mostrar el valor que Dios desea dar a tu vida, pues es de mucho valor el que te animes a ser sal de la tierra, es decir, conservar las buenas costumbres y principios de Dios, desinfectar el corazón de todo pecado y usar nuestras palabras para contención, amor y respeto, y que valores tu vida dejando que Jesús  actúe en vos y por medio de vos. 

Y la enseñanza de Jesús sobre la sal, termina diciendo que si la sal se desvanece, ¿Con qué será salada?  Muchas veces la sal se humedece y pierde su eficacia. Eso hace el mal y el pecado en la vida de las personas. Tu salón necesita de tu sal, de vos, tu familia necesita esa sal, tu comunidad necesita de tu sal. ¿Qué vas a hacer? Vas a dejar que tu vida se llene de la humedad del pecado y del mal, o vas a ponerte las pilas junto a Jesús y vas a ser una verdadera y efectiva sal? No te pierdas la oportunidad hoy mismo.

Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque cada día deseas lo mejor para mi. Hoy entiendo que vos deseas que sea sal para mi y para los que me rodean. Ayúdame a ser una sal verdadera y eficaz, y se que con vos lo puedo lograr, para serlo en mi salón de clases y en mi casa, en primer lugar. En el nombre del Señor Jesús, Amén.

¡HASTA MAÑANA!