19 de mayo

Un misterio llamado Jesús

¡Hola! Comencemos una nueva semana de estudios con un misterio llamado Jesús. El viernes pasado vimos que Jesús, con sus apóstoles y algunas mujeres que le seguían de cerca, fue a un monte y allí se juntaron miles de personas para escuchar sus palabras. En esa oportunidad Jesús no deseaba sanar su cuerpo, sino su corazón, su vida espiritual.

Allí dio lo que se llama Sermón del Monte, y comenzó bien arriba hablando de 9 bienaventuranzas. Como también vimos el viernes, una bienaventuranza se refiere a una felicidad profunda. Es una vivencia de satisfacción y alegría que proviene de una relación cercana con Dios. Resaltan las virtudes de los que se reconocen humildes y que buscan la justicia de Dios. Y cada una indica en que se va a notar esa felicidad profunda.

Miremos las 9 brevemente.

1 - Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Empieza diciendo que son bienaventurados los pobres en espíritu. Eso se refiere a las personas humildes de corazón, no a las egoístas, ni altaneras, ni soberbias, sino las que son humildes y pueden reconocer delante de Dios que necesitan ser perdonados por Jesús, por eso dice que de ellos es el reino de los cielos, es decir, que al pedirle humildemente perdón a Jesús y recibirle como Salvador personal, van a ir al cielo.

2 - Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. La segunda bienaventuranza es para los que lloran. ¿Qué cosas hacen que una persona llore? El dolor, la pérdida y tantas cosas más nos puede hacer llorar. Acá no está en cuenta el llorar de emoción, pues por emoción no necesitamos consolación, sino que la necesitamos cuando nos pasa algo que hasta puede ser insoportable. Jesús esta diciendo que todo el que sufre, sea el motivo que sea, tiene que saber que eso siempre es pasajero, siempre y cuando se haya tenido en cuenta la primera bienaventuranza. Es decir, si ya hemos sido humildes y dejamos entrar a Jesús en nuestra vida, sea lo que sea que suceda, va a ser pasajero, pues él mismo consolará nuestra alma. Nunca olvides que Jesús siempre está atento, esperando que lo busquen en medio de tu dolor para consolar tu corazón.

3 - Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. La tercera va a los mansos. ¿Quién son los mansos? Son los que toman las cosas con calma, amables, humildes y que se saben controlar, sin dejar que la ira o la agitación los domine. Un buen ejemplo es la de un caballo manso, el cual puede ser útil para su jinete, sin que él lo maltrate, por supuesto. Jesús mismo dijo: aprended de mí, que son manso y humilde de corazón. ¿Te diste cuenta que las tres tienen que ver con la humildad? Y dicen que los mansos recibirán la tierra por heredad, es decir, la heredarán. ¿A que tierra se refiere? Cuando Jesús dio estas bienaventuranzas, Israel seguía luchando por su territorio, como lo hace hasta el día de hoy, pero las palabras de Jesús para nosotros hoy, se refiere a la tierra prometida. Para los antiguos era la tierra de Canaán, pero para nosotros es el mismo cielo.

Podemos entonces como buenos alumnos que somos del Maestro Jesús, sintetizar las 3 primeras bienaventuranzas diciendo que todo el que es humilde , que se anima a llorar y es manso, puede abrir su corazón a Jesús y ser salvo por él, y entonces podrá vivir en el reino de los cielos, será consolado y recibirá una herencia eterna en el cielo. Empezá la semana bienaventurado, no te lo pierdas, Jesús desea hacerlo en vos.

Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque podemos empezar una nueva semana y saber que vos querés hacerme bienaventurado. Deseo ser humilde, llorar las cosas que me duelen y llevarlas a vos y ser manso de corazón como Jesús, y así entender que puedo ir a Jesús a pedirle perdón por mis pecados y aceptarlo como Salvador. En el nombre del Señor Jesús, Amén.

¡HASTA MAÑANA!