21 de mayo
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Esta semana estamos viendo lo que Jesús dijo en el “Sermón del monte”, donde comenzó con las bienaventuranzas. El lunes vimos las primeras 3 y ayer la cuarta. Continuemos con la siguiente:
5 - Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Esta bienaventuranza es para los que son misericordiosos. ¿Qué es ser misericordioso? La palabra misericordia significa: miseri= tener compasión, y cor=corazón. Es decir tener compasión de corazón, de verdad, no simulada para quedar bien. Jesús vuelve a remarcar el hecho de que lo que se siembre se cosecha, es decir, si soy misericordioso, si siembro misericordia, cosecharé… misericordia. Para que podamos entender esto Jesús en otra oportunidad contó una parábola, una ilustración, que encontramos en Mateo 18:23.
Contó que un hombre debía al rey diez mil talentos. Para que tengamos una idea, hoy un talento, repito, un talento, de plata valdría entre 4000 y 7000 dólares. Si eso lo multiplicamos por diez mil, nos da entre 40 y 70 millones de dólares. Una cifra impagable para cualquier trabajador. Entonces el rey mandó vender todas las cosas del hombre, a su esposa, a sus hijos y a él mismo. Entonces el hombre se arrodilló delante del rey y le suplicó diciendo: Rey, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Jesús continuó contando y dijo: ese rey fue movido a misericordia, y no solo lo soltó, sino que le perdonó la deuda.
Entonces el hombre que había sido perdonado salió del palacio del rey. Entonces encontró a una persona que le debía cien denarios. El denario era lo que se ganaba en un día de trabajo, por eso se llamaba así. Hoy sería algo así como unos 25 o 30 dólares cada denario, por lo tanto le debía unos 2500 dólares. Entonces lo agarró fuertemente del cuello, de manera que lo ahogaba, y le decía: págame lo que me debes. El deudor de los 100 denarios le decía: ten paciencia conmigo y te pagaré todo lo que te debo, pero el hombre no quiso escucharlo y lo denunció y fue preso.
Algunos vieron lo que sucedió y le contaron al rey, y entonces el rey mandó a llamar al hombre y le dijo: siervo malvado, todo lo que te perdoné porque me rogaste. ¿No tendrías que haber hecho tú igual? Entonces, muy enojado mandó meterlo preso hasta que pague su deuda.
Esta es una lección maravillosa de nuestro Maestro Jesús, a cada uno de nosotros: sus alumnos.
Hemos visto muchas veces como Jesús ha tenido misericordia de nosotros, es decir como nos vio que íbamos camino a la muerte eterna por nuestros pecados y tuvo compasión de corazón por vos y por mi. Él tuvo que entregar su vida en la cruz, para cargar sobre sí todos tus pecados y los míos, y así dar el perdón y salvación a todo aquel que cree en él. Dios Padre entregó a su Hijo Jesús y Jesús entregó su vida para que nosotros fuésemos perdonados. Y como la historia del rey con su deudor, muchas veces no estamos dispuestos a ser misericordiosos con los que nos rodean. El ser misericordiosos es una forma de mostrar que tenemos a Jesús que fuimos perdonados por él, y a Dios le encanta que sus hijos sean como Jesús. Por eso la bienaventuranza de hoy dice que si somos misericordiosos, seremos bienaventurados, pues alcanzaremos la misericordia de Dios, es decir, podremos disfrutar para siempre en el cielo de su amor y perdón.
Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque mostraste tu misericordia cuando mandaste a tu Hijo por mi, y Jesús también los hizo cuando dio su vida en mi lugar. Ahora quiero que me ayudes a ser misericordioso y demostrar que Jesús ya está en mi vida, y además mostrarle a Jesús a los que me rodean y aun no creen en él. En el nombre del Señor Jesús, amén.
¡HASTA MAÑANA!