23 de abril
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Seguimos con un misterio llamado Jesús en Samaria, en el pozo de agua donde Jesús estaba hablando con la mujer samaritana. Hemos visto que Jesús no le importara que ella fuera un pueblo enemigo, pues él amaba a todas las personas por igual. Ese si que es un misterio: el poder amar tanto a tus enemigos como a tus amigos.
Después que la mujer le dijo: ¿cómo tú siendo judío me pides agua siendo yo samaritana? Jesús le respondió una frase muy misteriosa: si supieras del regalo de Dios y quien es el que te pide agua, tú le pedirías y él te daría agua viva. ¿Te quedaste pensando que quiso decir? La mujer también habrá pensado un poco y lo llevó a lo que ella necesitaba, y le respondió: pero tú no tienes como sacarla. No se si te diste cuenta que Jesús le habló en tercera persona, pero ella enseguida se dio cuenta que hablaba de sí mismo. Pero aún así le pasó como a Nicodemo. Ambos tomaron las cosas literalmente y no se dieron cuenta que era espiritualmente.
Jesús le dijo que quien beba del agua de ese pozo, volvería a tener sed, pero quien tomara del agua que él le daría, no tendría sed jamás. No sabemos si la mujer le creyó de una o se estaba burlando de él, posiblemente ésto último, pero le respondió: dame de esa agua para que yo no tenga que venir hasta acá a sacarla. Sea como sea, no había entendido aún a que se refería Jesús. Entonces Jesús volvió a hablar y le empezó a decir algo sobre la vida de ella: ve, busca a tu marido y vengan los dos. La mujer le respondió: no tengo marido. Jesús le dijo: bien dijiste, porque has tenido 5 maridos y el que ahora tienes no es tu marido. Ella se dio cuenta que la persona con quien hablaba no era un hombre común. ¿Cómo sabía lo que ella estaba viviendo? ¿Cómo sabía Jesús que la persona con quien vivía no era su marido?
Jesús no solo le estaba demostrando que sabía todo de ella, sino que él podía ayudarla de verdad. ¡Ahora podemos entender porque el lunes leímos que le era necesario pasar por Samaria! ¡El ya sabía que iba a encontrar a esa mujer que necesitaba una gran ayuda! Posiblemente te preguntarás: ¿Qué ayuda necesitaba esa mujer? Acá te tengo que aclarar que la Biblia no lo dice en forma directa, pero creo que Jesús le dijo que la persona con quien vivía no era su marido, pues no la trataba como su esposa. Creo que ella estaba sufriendo mucho maltrato, por eso ella no pudo negar la afirmación de Jesús. Jesús quería salvar la vida de esa mujer espiritualmente primero, pero también físicamente y mentalmente. Es muy feo cuando alguien vive en maltrato en su propio hogar. Ayer hablamos sobre el maltrato en el lugar de estudio, pero es peor cuando es en el lugar donde vivimos. Jesús trae el agua viva que puede saciar la sed espiritual y lavar la vida de todo lo malo que hace que una persona maltrate a otra, pues su agua que es viva puede hacer que una persona sea totalmente nueva. Puede ser que estés viviendo una experiencia de violencia, o tengas algún compañero/a que lo está sufriendo. Jesús desea quitar esa carga tan enorme de tu vida y darte la paz que solo él puede dar, pero debe empezar por vos mismo. Y para eso podes pedirle que te dé de su agua viva y sacie la sed de tu alma y luego, con esa misma agua te limpie de todo pecado. Luego podrás empezar a pedir por tu familia, o la de algún compañero. Podes empezar ahora mismo.
Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque Jesús es el agua viva que sacia la sed del alma y me limpia de todo pecado y puede llenar de verdadera paz al corazón que cree en él. Te pido que empieces por mi vida. Creo que Jesús lo puede y lo quiere hacer en mi. Y también te pido por mi familia, para que ellos también puedan tomar esta decisión. En el nombre del Señor Jesús, Amén.
¡HASTA MAÑANA!