25 de abril
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Llegamos a otro fin de semana de estudios. Durante ésta estuvimos en Samaria, en el diálogo entre Jesús y la mujer samaritana, y ayer terminamos con Jesús y sus discípulos quedándose dos días hablando a la gente de esa ciudad y muchísima gente creyó en él. ¿Quién se podía imaginar que eso iba suceder en una ciudad enemiga? Nadie, excepto Jesús, que todo lo sabe, y lo demostró nuevamente misteriosamente.
Luego siguió el camino hacia Galilea y llegó a Caná, donde había sido la boda, cuando convirtió el agua en vino. Entonces la gente, al enterarse que Jesús estaba allí fueron a él. Y un hombre que era un importante oficial del rey, cuando también escuchó que Jesús andaba por Caná, fue de su ciudad, Capernaum, y buscó a Jesús, pues su hijo estaba muy enfermo a punto de morir.
Es un verdadero misterio como Jesús hacia muchos milagros y demostraba que no era una persona como cualquier otra, sino Dios mismo.
Ese hombre al encontrar a Jesús le rogó si podía ir a su casa, pues su hijo se estaba muriendo. Jesús siempre atendió a toda persona que fue a él. Seguramente algunas veces te habrá pasado que tus compañeros no te prestaron atención, no escucharon tus opiniones o tus problemas, pero Jesús siempre está dispuesto a escucharte, y además tiene el poder para ayudarte si realmente tenés fe en él.
Aquel hombre esperaba que Jesús saliera corriendo por la urgencia del caso, pues su hijo podía morir en cualquier momento, pero no, con mucha tranquilidad escuchaba cada palabra que el hombre le decía. Y con esa hermosa tranquilidad y paz que solo él tiene, le respondió: Ve, tu hijo vive. Me imagino la mirada de todos, en especial la de Jesús, con mucha paz y amor, y la del hombre que venía con profunda desesperación y en un instante habrá pensado: ¿Ya está? ¿Listo? ¿Así de fácil y así de sencillo?
Entonces, Juan 4 cuenta que aquel hombre al instante le creyó a Jesús. Seguramente que la mirada de Jesús, la forma segura con la que le habló y los gestos llenos de amor hacia él, fueron suficientes para que su desesperación se transforme en calma y en paz, al creerle.
Volvió a su casa confiado, y cuando iba llegando sus siervos salieron a recibirle y le dijeron con mucha alegría. ¡Tu hijo vive! Y les preguntó cuando había sucedido y les dijeron que a las siete dejó de tener fiebre y se recuperó totalmente. El hombre se dio cuenta que esa fue la hora en que Jesús le había dicho: ¡Tu hijo vive! ¡Que maravilloso es poder creer en Jesús!
Ya estamos por entrar en un nuevo fin de semana, y es una buena oportunidad para que busques a Jesús como hizo aquel hombre. Aprovechá que no tenes que ir al lugar de estudio y andá a algún lugar donde Jesús te hable, y experimentá el poder creerle y que él pueda obrar misteriosamente en tu vida. ¡Verás que es maravilloso!
Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque podemos terminar una nueva semana de estudios. Gracias porque como aquel hombre fue a Jesús por lo más importante de su vida, yo puedo ir a vos también con lo más importante: mi propia vida. Te pedimos a que nos ayudes a que este fin de semana todos vayamos a algún lugar a escuchar de tu amor y del de Jesús, y seamos realmente sorprendidos como aquel hombre cuando volvió a su casa. En el nombre del Señor Jesús, Amén.
¡BUEN FIN DE SEMANA!