28 de mayo

Un misterio llamado Jesús

¡Hola! Volvemos con un misterio llamado Jesús! La semana pasada hemos estado viendo las primeras 5 bienaventuranzas dadas por Jesús en el Sermón del Monte. ¿Te acordás cuales eran? ¿No? No hay problema, ya las repasaremos. Pero es muy importante que como estudiante te detengas a pensar en todo lo que nos lleva a tener que estudiar y tener planes para nuestra vida.

¿Qué es lo que toda persona desea? Cada uno puede desear cosas diferentes. Cada uno de ustedes podría mencionar diferentes cosas que les gustaría tener, pero si todos nos tendríamos que poner de acuerdo o ver una a una cada cosa que deseamos, llegaríamos a una conclusión final sin dudas: cada uno desea ser feliz.

Le pregunté a la IA: ¿Como ser feliz? Y mirá lo que me respondió: Para ser feliz, es fundamental cultivar hábitos que fomenten el bienestar, como cuidar la salud, mantener relaciones sanas, practicar la gratitud y buscar actividades que nos apasionen. También es importante aprender a gestionar las emociones, afrontar las dificultades y buscar un sentido a la vida.

Cuando leí esto me reí. ¿Sabés por qué? Porque Jesús dio una respuesta mucho mejor a esa 2000 años antes en las bienaventuranzas. La IA se basa en todo lo que pudo recolectar de información de lo que los seres humanos han ingresado en esas bases de información, pero lamentablemente nunca puede llegar a interpretar lo que la felicidad es en realidad, lo que es para el Creador de todo, incluyendo a la felicidad misma.

Jesús va resumiendo en cada una de las 9 bienaventuranzas el camino perfecto hacia la felicidad real, profunda y eterna. Por eso empezamos con los pobres de espíritu, (los humildes) los que lloran y los mansos, pues ellos es el reino de los cielos, serán consolados y serán herederos de la eternidad en el cielo. Eso nos mostró que el comienzo del camino de la felicidad real, profunda y eterna, es, siendo humilde, poder reconocer nuestros pecados a Jesús y poder volcar delante de él todas nuestras cargas, y no hay problema en llorar derramando lágrimas, pues todas serán consoladas. Y tener un corazón manso, para que Dios nos enseñe a controlar nuestro carácter y decisiones y así no tener que lamentar consecuencias negativas que nos dañen a nosotros mismos, ni a los que nos rodean.

Luego siguió con los que tienen hambre y sed de justicia. Es decir que después del primer escalón que tiene que ver con entregar nuestro corazón a Jesús, viene la práctica de siempre buscar de hacer lo justo. Ya nunca más eso de que “todos lo hacen”, o “no pasa nada”, pues ya sabemos que todo lo que se siembra, se cosecha. Muchas veces he escuchado de que algunos estudiantes: yo trato de hacer las cosas bien, pero parece que nadie se da cuenta, y los que hacen malas cosas, porque entre los estudiantes saben bien quien hace las cosas bien y quien las hace mal, parece que no les pasa nada, es más, parece que le va mejor. Pero Jesús dijo que quien desea la justicia como la comida y la bebida, serán saciados, es decir, recibirán la justicia hasta quedar totalmente satisfechos!. ¡Una maravilla! Y es Jesús quien lo promete. ¿Le crees a Jesús? ¡Yo sí! Y nunca, pero nunca, ni una sola vez, me ha fallado. Sino que somos nosotros los que nos perdemos la oportunidad de disfrutar de una felicidad real, profunda y eterna. Pero ya sabemos cual el camino a seguir, y contamos con Jesús para ayudarnos a lograrlo.

Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque tu propósito es que todos podamos ser realmente felices. Gracias porque Jesús nos dejó bien en claro cual es el camino para serlo en las bienaventuranzas. Ayúdanos a creerle a Jesús y ser humildes, llorar, ser mansos y tener hambre y sed de justicia cada día en nuestro lugar de estudios, y en cada lugar en que estemos, y así empezar a experimentar la felicidad real, profunda y eterna. En el nombre del Señor Jesús, Amén.

¡HASTA MAÑANA!