29 de mayo
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Ayer repasamos las primeras 4 bienaventuranzas y vimos como Jesús nos mostró con todas ellas el camino a una felicidad real, profunda y eterna.
Repasamos sobre el ser pobres de espíritu (humildes), llorar, ser mansos y tener hambre y sed de justicia, y entonces estaremos en el reino de los cielos, seremos consolados, heredaremos el cielo para siempre y seremos saciados de justicia. ¡Huau! ¡No sé si alguna vez nos daremos cuenta de lo increíblemente grande que es todo eso! Si, en realidad sí, cuando estemos en el cielo. Por eso no te lo pierdas, no pierdas tiempo con otras cosas. Aceptá a Jesús en tu corazón como tu Salvador y podrás experimentar todas esas cosas en tu vida.
Luego la quinta bienaventuranza hablaba sobre los misericordiosos. Vimos que misericordia significa tener compasión de corazón por otra persona. Así como Jesús tuvo por vos y por mi. Y vimos el ejemplo de como tener misericordia como el rey tuvo por un deudor millonario, pero ese deudor no perdonó a uno que le debía muy poco, y por eso el rey tuvo que mandarlo preso hasta pagar su deuda millonaria. Eso tiene una doble lección. La primera es nuestra relación con el Rey, con Dios. La Biblia dice que si vamos de corazón a Jesús y le pedimos perdón el nos perdonará. Cada uno tiene una deuda más que millonaria con él, que ninguno podría jamás pagar, por nuestros pecados, pero Jesús ofreció su vida por nosotros para pagar en nuestro lugar. Y todo el que de corazón va a él pidiendo perdón será perdonado. Pero una forma de ver que ese pedido de perdón fue real, fue verdadero, es que nosotros también tengamos misericordia por los demás. Aquel hombre no fue verdadero su arrepentimiento, pues no perdonó a quién le debía poco. Y por eso no fue perdonado finalmente. Cada uno de nosotros, los estudiantes del Maestro Jesús, que lo tenemos como nuestro Salvador, debemos mostrar a Jesús cada día en nuestro ámbito de estudios y en nuestra casa, y la misericordia por los demás. Interesarnos por el bien del otro. Perdonar las ofensas menores que nos hagan, y las demás poder hablarlas con alguien mayor y con su ayuda, y la de Jesús, poderlas solucionar y dejar que Dios sea el que imparta justicia, y nosotros ser misericordiosos con todos.
Es muy lindo cuando en un grupo de estudiantes, alguno tiene algún inconveniente o se equivoca en algo, el resto no se ríe de él o ella, sino que lo ayuda, lo entiende, lo hace reflexionar y le ayuda a superar el problema. Pero es muy lamentable cuando alguno aprovecha esa oportunidad para burlarse o rebajar a los demás, esas personas no podrán disfrutar de la misericordia de Dios, pues Jesús dijo que eran bienaventurados los misericordiosos, pues alcanzarán la misericordia de Dios, es decir, podrán disfrutar de una felicidad real, profunda y eterna. Y esa quinta bienaventuranza está muy ligada a la sexta, pues la siguiente dice: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” Habla de los de limpio corazón. Esos son los que no solo le han pedido a Jesús que los perdone y los limpie, sino que tratan de hacer lo posible para no volver a ensuciarse. Cuando de corazón nos proponemos no pecar y hacer las cosas a la forma de Dios, de muchas maneras podremos ver a Dios en nuestra vida. ¡No hay experiencia más maravillosa que el poder ver a Dios! Por eso es una bienaventuranza. ¿Ya tenés a Jesús en tu vida? ¿Ya él limpió tu corazón? ¿Como está tu corazón en este momento? Puedes pedirle ahora mismo que te limpie, y si lo haces con fe, él lo hará. No pierdas la oportunidad de ser bienaventurado ahora mismo.
Te invito a orar: Querido Padre Dios, gracias porque deseas que yo sea bienaventurado. Ahora mismo te pido perdón por mis pecados, y deseo que me limpies de todo pecado y mal, y que me ayudes a tener un corazón limpio, sin malos actos ni malos pensamientos, pues quiero verte, quiero saber lo hermoso que es poder contemplarte. En el nombre del Señor Jesús, Amén.
¡HASTA MAÑANA!