31 de marzo
Un misterio llamado Jesús
¡Hola! Empezamos otra semana de estudios. El viernes quedamos en los años que son un misterio en la vida de Jesús, desde los 12 a los 30 años. Lo único que sabemos es que su papá José no aparece más, y que la Biblia afirma que siguió siendo la misma persona que fue de niño, sin cometer ningún error o pecado, como lo llama la misma Biblia.
Ya hemos visto como se llamaban sus hermanos y cuantas hermanas aparentemente tuvo, y se menciona algunos otros familiares. Aparece un primo segundo llamado Juan, a quien lo conocemos como Juan el bautista. Él era seis meses mayor, en edad, que Jesús. Al papá de Juan, Zacarías, un ángel se le presentó y le dijo que aunque él y su esposa Elizabet eran muy ancianos, tendrían un hijo que se llamaría Juan y así fue.
Juan se dedicó, de joven, a anunciar a los judíos que el Mesías había venido a la tierra y hablaba de Jesús como el Cordero de Dios que había venido a la tierra. Y estaba en el río Jordán bautizando, de ahí su apodo de bautista.
Un día sucedió algo realmente misterioso. Estaba bautizando como lo hacía a diario y vio que Jesús se aproximaba a él. Apenas lo vio le empezó a decir a la gente que él que venía caminando, Jesús, era el Cordero de Dios. ¿Qué quería decir con eso de Cordero de Dios? Hasta ese momento las personas para ser perdonadas debían presentar un cordero que esté perfecto, literal, para hacer con él un holocausto, el cual hacían los sacerdotes. Juan estaba diciendo que Jesús era el Cordero, con mayúsculas, que Dios había enviado al mundo para que se entregue en ofrenda por nosotros. Posiblemente te preguntarás, y, ¿cual es el misterio? Esperá, ahora llego. Entonces, en medio de la gente que miraba y se preguntaba, ¿como podemos saber si es verdad? ¿Como sabemos que él es el enviado de Dios, el Mesías? Juan en principio no quería bautizar a Jesús, pues sabía que él era pecador y Jesús no, pero Jesús lo convenció de que así debía hacerse. Al momento que Jesús fue sumergido en el agua y salió, ahí se dio el misterio. En todo ese lugar se escuchó una potente voz. Todos miraban de donde venía y se dieron cuenta con claridad que venía del cielo. Si alguno no creía, ahora tenía la prueba. Esa misteriosa voz dijo: “Este es mi Hijo muy amado, quién me da gran gozo”. Nadie podía afirmar que no había escuchado. Todos lo oyeron con total claridad. Era un misterio como esa voz se propagó desde el cielo, pero nadie podía negar que estaban ante la presencia de una persona misteriosa, diferente a cualquier cosa, y que desde el mismo cielo se reconocía que era el Hijo de Dios. Dios estaba muy contento con la conducta ejemplar de Jesús, humanamente hablando.
¿Podés decir que Dios está contento con tu conducta como estudiante, compañero/a, hijo/a, hermano/a y persona? Dios sabe que lo puedes lograr. Solo debes tener la cercanía con él, como tenía Jesús.
Te invito a orar: Querido Padre Dios, que hermoso habrá sido estar en ese lugar y escuchar tu voz retumbar en el Jordán hablando. Ayúdame a hacer las cosas como a vos te agrada, pues quiero escuchar tu voz hablando de mí y decir: este en mi hijo/a amado/a, que me llena de gozo. En el nombre del Señor Jesús, Amén.
¡HASTA MAÑANA!